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Parana » Informe Digital
Fecha: 25/06/2025 23:09
En una clara señal de un cambio de época, Ricardo Linari, un productor agropecuario del sur de Córdoba, tomó una decisión que hace unos años habría suscitado escepticismo: adquirió un tractor chino. “Me costó 56.000 dólares, exactamente la mitad que uno nacional y viene con todos los accesorios”, reveló a LA NACION. El equipo en cuestión es un tractor de la marca Chery, con 115 HP, que cuenta con tracción a tres puntos, aire acondicionado y cubiertas radiales. “Lo recibí en el campo con todos los accesorios. Los empleados están satisfechos, funciona perfectamente para nuestras necesidades y tiene una marcha superlenta de un kilómetro por hora que no todos los tractores tienen. Es ideal para ciertos trabajos específicos”, explicó Linari. Sin embargo, más allá de las especificaciones técnicas, el precio fue el factor determinante para su decisión. “Cuando consulté por un tractor nacional me pidieron 115.000 dólares, y por uno de una multinacional, 135.000 dólares. Me pareció una locura. Yo compré un tractor de 160 HP en 2003 por 50.000 dólares y me pregunté cómo podía ser que ahora tuviera que pagar el doble por uno más pequeño y en dólares”, se cuestionó. Uno de los tractores chinos que se comercializa es Lovol Linari, quien ha estado renovando su maquinaria de forma gradual durante años, comentó que había pospuesto compras debido a que los precios del mercado le parecían inaceptables. “Lo que produzco es soja. Y si convierto esos precios a soja, es impagable. No estaba, ni estoy, dispuesto a convalidar esos precios, y como no soy el único, esto es lo que se impone”, aseguró. Su experiencia no pasó desapercibida. Socios, contratistas y vecinos del campo se acercaron para ver el tractor en acción. “Venían a preguntar cómo andaba, porque muchos están como yo: necesitan renovar, pero no están dispuestos a pagar esos precios de mercado”, narró. La llegada de maquinaria agrícola de origen chino, junto con otros productos, con precios hasta un 50% más bajos que los nacionales, está empezando a cambiar el panorama en el agro argentino. “Esto puede modificar la mentalidad de los productores y afectar a una industria local que se ha montado sobre un caballo que ya no puede sostenerse”, subrayó Linari. Desde la perspectiva de los distribuidores, Paolo Tucci, socio de la concesionaria Ostagro —una firma familiar con más de 40 años en el rubro, ubicada en Moquehuá, partido bonaerense de Chivilcoy— también observa el fenómeno provocado por la diferencia de precios, que puede llegar hasta el 100% en algunos casos, al comparar igual potencia. Tucci vende un 90% de industria nacional y desde mediados del año pasado ha incorporado un 10% de importado, especialmente tractores chinos de 120 HP, que son los más demandados en el mercado. El empresario vende un 90% de industria nacional y, desde mediados del año pasado, ha agregado un 10% de importado, mayormente tractores chinos de 120 HP, que son lo que más se busca en el mercado. “Hoy se ha ampliado la oferta y poco a poco el productor va tomando confianza y se anima a comprar tractores chinos. Cuando empezaron a ingresar, el precio de la maquinaria nacional se redujo. Actualmente, lo que se impone es un volumen de ventas con márgenes más reducidos, porque los precios de la maquinaria están desfasados en relación al valor de los granos. Cuando ofrezco a los productores esos productos, lo primero que noto es su asombro por el precio y la calidad del equipamiento”, informó a LA NACION. “Estamos observando un aumento en la demanda. De hecho, estamos experimentando que, al momento de concretar un negocio, todo lo que ya está en camino o los embarques que aún se están organizando en China, ya están vendidos. Esta situación nos desborda, la demanda en ascenso es evidente y cada vez más estamos programando una mayor cantidad de tractores. Por nuestra parte, estamos limitando la oferta porque también debemos considerar que las condiciones se mantengan en los próximos tres meses para seguir importando en las condiciones actuales. Si el embarque está programado, en 30 días llega el tractor”, añadió. Tucci, que colabora con la marca Lovol, destacó que los fabricantes chinos “ya tienen de todo: sembradoras, picadoras, cosechadoras, rotoenfardadoras” y que ahora están adaptando los modelos al mercado sudamericano. “Ya están establecidos en Brasil y en México. Cuando comprendan la demanda argentina, lo resolverán rápidamente”, anticipó. Según fuentes del sector, los productores actualmente están considerando alternativas chinas, lo que ha llevado a algunas fábricas locales a ofrecer descuentos de hasta un 20% para poder cubrir sus costos laborales. “Los fabricantes chinos no son improvisados y producen en gran escala. El verdadero problema lo enfrentan las filiales de marcas tradicionales establecidas en Argentina; no pueden ajustar precios porque tienen inventarios tasados en dólares del año pasado”, explicaron. Para Rucci, estos tractores chinos, que son accesibles, vienen con todo el equipamiento y satisfacen lo que muchos productores buscan. “Los productores que compran están muy satisfechos. Después de que alguien se anima, llama a un vecino, un amigo, un pariente para preguntar sobre el mismo tractor o uno similar, porque el boca a boca corre en los pueblos, como un efecto dominó”, comentó. “Hoy estamos observando solo la punta del iceberg de lo que podría suceder en Argentina con esta maquinaria agrícola para el campo. Puede generarse una revolución y nos sorprenderá la capacidad de adaptación y competitividad que tiene China con productos o marcas que llevan 100 años en el mercado”, agregó. Mientras tanto, la maquinaria local intenta adaptarse a la nueva realidad. “Esto es inevitable, por sentido común”, concluyó Linari.
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