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Parana » Plazaweb
Fecha: 25/06/2025 19:40
"¡Tirale, tirale!", habría gritado Ludmila Aguilar instantes antes de que Alberto “Toti” Fernández abriera fuego. En la escena, un joven de 19 años, Axel Aguiar, cayó abatido por un disparo en el pecho. La escena ocurrió el 3 de marzo en barrio Sachetti, en Paraná. Hoy, a más de tres meses del crimen, Fernández reconoció su responsabilidad en un juicio abreviado y aceptó cumplir nueve años de prisión en la Unidad Penal N°5 de Victoria. El acuerdo fue presentado ante el juez Gervasio Labriola, con intervención del fiscal Juan Ignacio Francisco Montrull y el defensor Claudio Berón. Sin embargo, la fiscalía informó que la familia de la víctima no prestó consentimiento al abreviado. El padre de Aguiar fue notificado por todos los medios posibles —según detalló el fiscal— pero nunca respondió. Esa falta de respuesta fue interpretada como una no oposición al avance del acuerdo. Durante la investigación, se reconstruyó cómo el 3 de marzo, en la esquina de Alberto Trevesse y Fraternidad, Fernández llegó con su pareja y disparó al menos seis veces contra un grupo de jóvenes que observaban una moto. Aguiar fue quien recibió el impacto fatal en el tórax. Aunque las cámaras de seguridad mostraron que la víctima también habría empuñado un arma —incluso se presume que disparó en dirección a Fernández y su pareja antes de caer—, esa arma nunca fue hallada, al igual que la pistola calibre .22 que se utilizó en el homicidio. No obstante, las pericias sí encontraron restos de pólvora en una de las manos de Aguiar y residuos de disparo en la ropa de Fernández usada ese día. El relato de los testigos, las grabaciones de las cámaras y los hallazgos forenses fueron piezas clave para sostener la acusación. La icónica camiseta del Club Don Bosco, con el apodo “Toti” estampado en la espalda —lavada, pero con rastros de plomo— también fue incautada en su casa. Finalmente, el 5 de junio, Fernández y su pareja se entregaron voluntariamente a la Justicia. En la audiencia, la situación de Ludmila Aguilar (21) fue revisada. El fiscal pidió su sobreseimiento por falta de pruebas, ya que las únicas acusaciones en su contra provenían del grupo rival, sin sustento probatorio suficiente. En paralelo, se abrió otra causa por un hecho posterior al crimen: un robo con amenazas de arma cometido por allegados de Fernández, tres de ellos de apellido Torrilla, con antecedentes penales. El fiscal apuntó que Fernández también es conocido en su entorno como “Toti Torrilla”. Mientras se espera la sentencia del juez, Fernández continuará bajo prisión domiciliaria, pero ya con el destino marcado: nueve años tras las rejas por un crimen que hoy decidió no seguir negando. Fuente: Análisis.
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