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  • Rufián: un falso Cid

    » Diario Cordoba

    Fecha: 25/06/2025 03:25

    Reconozco que Gabriel Rufián, el político de la izquierda secesionista catalana, me atrajo en sus primeros discursos. Pero ahora sé que fue solo porque tiene un pico de oro. Hoy, haciendo un análisis riguroso, concluyo que no es un tío claro. En primer lugar, porque una persona auténtica de izquierdas aboga sobre todo por la expansión mundial de la justicia social y no atiende tanto a las fronteras como finalidad principal de su actividad política. Además, ser intolerante con tus propios vecinos no solo no es de izquierdas, sino que es vomitivo (a su paisano Borrell le dijo que era el ministro más indigno de la historia tan solo porque era catalán españolista). El nacionalismo y la verdadera izquierda son incompatibles. Stalin era uno de estos incompatibles que como tenía un alma y cerebro de extrema derecha quería afianzar su poder en Rusia bajo la bandera del patriotismo. En cambio, Trotski, como sí era auténtico, abogaba por la revolución permanente en todo el planeta. Pero tampoco desde el punto de vista de su izquierda, digamos patriótica, es este señor muy coherente. Porque es hijo y nieto de andaluces y, por tanto, calificar a la tierra de sus padres y abuelos como extranjera para sí, no solo es una ofensa al sentido común, sino también un desprecio a los que más te quieren (creo que debería leer el poema vasco «La casa de mi padre», que verás que tremenda bofetada ética se llevaba). También ha sido arbitrario en su crítica a la corrupción política. Porque cuando el corrupto era el PP, fue implacable desde las tribunas: a Aznar (que no estaba imputado como tampoco esta Sánchez) le soltó en comparecencia que la boda de su hija fue la boda de una banda mafiosa y al presidente Rajoy, en el Congreso, le soltó que sacara sus «sucias manos de Cataluña». A ver, más allá de criticar sus acciones y sospechas, le exijo que, si tan enemigo de la corrupción es, tenga la misma respuesta con todos los sospechosos, independientemente de su color político. Por eso no es coherente que a Sánchez le ofreciera la oportunidad de demostrar su inocencia y no le exija que primero se vaya y luego se defienda. Y todo porque a ERC le conviene que Pedro siga a viento y marea. Pero si me apuran, el éxtasis del cinismo de este hombre es que para aparentar esa heroicidad política con la que pretende cautivar le diga al presidente en medio del Parlamento que jure -y perjure- que no ha tenido parte en la corrupción de su gobierno. Porque está imitando a un histórico héroe español potenciado por el franquismo como fue el Cid Campeador, que hizo jurar al rey Alfonso en Santa Gadea de Burgos que no tuvo nada que ver en la muerte de su hermano Sancho, el rey de Navarra. Como ven, este hombre va al sol que más calienta su escaño y no solo es capaz de traicionar a su familia, a la tierra de sus padres, a su ideología, sino que no se corta un pelo en imitar a una de las figuras históricas más emblemáticas de su denostada España para su conveniencia. Por eso, puesto a compararlo con personajes históricos no le veo ningún parecido al Cid y sí mucho al traidor Bellido Dolfos. *Abogado Suscríbete para seguir leyendo

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