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» Derf
Fecha: 25/06/2025 00:22
El hallazgo se produjo porque al demoler la casa se cayó la pared medianera que compartía con otra propiedad, donde actualmente reside una mujer de unos 90 años con su hijo. La historia de la casa de Coghlan donde vivió Gustavo Cerati es una novela en sí misma, como reveló hace algunas semanas su otrora dueña, la artista plástica Mariana Olmi, que había notado «una especie de situación oscura». En el informe preliminar del Gabinete Científico de la Policía de la Ciudad consta otro dato sobre el muchacho: fue enterrado con su reloj digital con calculadora, un Casio CA-90 que ayuda a contextualizar el caso. «El hecho de enterrar a una persona por fuera del sistema legal es un delito. Nadie entierra a nadie en el fondo de su casa, salvo una cuestión extraña. En una casa en la mitad de la ciudad, en el año 90… es raro», expresaron allegados al fiscal Martín López Perrando, citados por C5N. López Perrando, de la fiscalía nacional en lo Criminal y Correccional No 61, estaría investigando a la vecina nonagenaria de la casa donde vivió Gustavo Cerati, porque reside ahí desde los setentas. La mujer tiene otro hijo además del que vive con ella, que tiene su domicilio no muy lejos de la cuadra del 3700 de Congreso. Hace algunas semanas, Mariana Olmi relató que la propietaria anterior de la casa demolida era una mujer alemana llamada Olga Schuddekopf, hija del hombre que la construyó. Olmi aseguró que era «una casa bien hecha» y que la había comprado hace 30 años, pero remarcó: «cuando yo la compré ya estaba viejísima, la había hecho el padre de la señora que me la vendió, hace por lo menos 100 años».
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