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» SL24
Fecha: 24/06/2025 10:09
Facebook Twitter LinkedIn WhatsApp Un nuevo hecho de violencia extrema sacudió a San Lorenzo en la noche del domingo. Lautaro César Julián Mansilla, un joven de 20 años, fue asesinado de un disparo en plena vía pública, en una zona de asentamientos del oeste de la ciudad. A pocos días de las elecciones, el hecho despierta preocupación en la Justicia y las fuerzas de seguridad, no solo por la brutalidad del ataque sino también por el contexto y los posibles vínculos detrás del crimen. Según consta en el parte oficial, el 911 recibió una llamada alertando sobre una persona herida por arma de fuego. Al llegar al lugar, los agentes hallaron a Mansilla tendido en el suelo. Un vecino, de 42 años, lo trasladó de urgencia en su camioneta Ford Ranger hasta el hospital local, escoltado por móviles policiales. A las 22:34, los médicos confirmaron su fallecimiento. La escena del crimen fue resguardada de inmediato. Vecinos relataron que dos personas en bicicleta se acercaron al joven, le dispararon y escaparon sin mediar palabra. La mecánica del hecho, su localización y la aparente ejecución directa llamaron la atención de los fiscales intervinientes, que ordenaron una batería de medidas para reconstruir lo sucedido. Pero lo que más inquieta es el patrón que vuelve a repetirse: jóvenes utilizados como blanco o mano de obra en escenarios donde lo político, lo criminal y lo territorial se cruzan. En 2023, algo similar ocurrió con el intento de asesinato de Brenda Giles: un joven en situación de calle fue captado para cometer el hecho. Hoy, fiscales y policías no descartan ninguna hipótesis. La pregunta no es solo quién disparó, sino quién ordenó, quién facilitó, quién encubre. La proximidad de los comicios pone el foco sobre estructuras de presión, amedrentamiento o disciplinamiento social, especialmente en zonas vulnerables. Mirá también San Lorenzo: La justicia investiga el crimen del joven de 20 años que fue ultimado a balazos en la vía pública El crimen de Lautaro Mansilla no puede ser leído solo como un hecho aislado. Es, también, una señal de alerta sobre las redes que operan en las sombras. Y sobre la urgencia de cortar con esas cadenas de responsabilidades antes de que sea demasiado tarde.
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