Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • REVIEW | 1978: esos momentos donde la realidad supera ampliamente a la ficción, en todo sentido

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/06/2025 18:53

    1978 - Dirección: Luciano Onetti y Nicolás Onetti - Guion: Luciano Onetti, Nicolás Onetti y Camilo Zaffora - Black Mandala Films No hay duda de que en los últimos años, el cine de terror argentino viene creciendo. Y quiero aclarar que, puntualmente, me paro desde la vereda comercial, desde esas películas que se estrenan en los cines, salen en plataformas (1978 se estrenó en Max el pasado 20 de junio) y llegan a todo el mundo. Porque del otro lado, existe otra realidad: el cine de terror de festivales. Películas que quizás no llegan al público general pero que son muy buenas. Películas que aterrizan todas ellas generalmente en el BARS (Buenos Aires Rojo Sangre) pero que por diferentes motivos no llegan a comercializarse como deberían. Desde Plaga Zombie (1997) y Nunca asistas a este tipo de fiestas (2000) de la gente de Farsa Producciones, hasta Malditos sean! (2011) de Demián Rugna y Fabián Forte, si algo queda claro es que mentes creativas sobran, pero muchas veces lo que falta es presupuesto, ya sea gente, empresarios o compañías que crean y apuesten por el género. En este contexto, y viniendo más hacia el presente, los hermanos Onetti (Luciano Onetti y Nicolás Onetti) empezaron de a poco a generarse ese lugar que tan complicado se sentía. Luciano comenzó en 2013 dirigiendo Sonno Profondo, un claro homenaje al Giallo italiano, y en Francesca (2015) buscó ir por el mismo lugar. En 2017 llegaría la película que los puso en el mapa (por así decirlo) y donde en el papel de director se sumaría el otro hermano, Nicolás: Los olvidados fue una película que ambos escribieron y dirigieron, y era un homenaje -extremadamente literal- a The Texas Chain Saw Massacre (Tobe Hooper, 1974), con algunos toques efímeros del clásico The Hills Have Eyes (Wes Craven, 1977). En 2018 ambos vuelven con Abrakadabra, otro homenaje al Giallo, y después aparece A Night of Horror: Nightmare Radio (2019), una antología de cortos de terror donde ellos producen, algo que siguieron experimentando en otros títulos como Asylum: Twisted Horror and Fantasy Tales (2020), The 100 Candles Game (2020), y otras. Todas con un gustito muy similar a la saga V/H/S. 1978 - Dirección: Luciano Onetti y Nicolás Onetti - Guion: Luciano Onetti, Nicolás Onetti y Camilo Zaffora - Black Mandala Films 1978 no es una excepción a esta regla, y utiliza todos sus recursos para hacerlo. No es complejo, si lo pensamos de forma fría, asumir que el terror tiene varias facetas y si hablamos de dictadura, no es necesario incluir demonios ni cuestiones paranormales: en estos casos, y lamentablemente, la realidad supera cualquier ficción. De entrada, esta producción de los hermanos Onetti nos pone a tono. Por un lado, aquellos que abusan de su poder y autoridad y se autoproclaman defensores de la patria, como bandera despiadada para cometer atrocidades que ellos mismos disfrutan, más allá de que responden a órdenes impuestas. Por otro lado, aquellos que sufren dicha premisa en carne propia. Esta narrativa genera, sin duda alguna, el rechazo hacia el primer grupo y la satisfacción de que por algún instante, sean ellos quienes sufran las consecuencias más tarde. No importa cómo, pero que paguen por sus actos. Así cómo Timur Bekmambetov, director nacido en la ex Unión Soviética, introdujo vampiros en el camino de Abraham Lincoln, los hermanos Onetti introducen demonios de la peor calaña, junto a personas de la peor calaña. En la búsqueda por definir estos bandos, se juegan los extremos más duros. Las actuaciones de todos los personajes que corresponden a las fuerzas armadas son demasiado convincentes, algo que realmente impacta en esa búsqueda. Esto, sumado a las torturas y denigración que sufren aquellos que fueron capturados y privados de su libertad, genera una incomodidad mayúscula, que cuesta ver y digerir. La fotografía opaca, las locaciones, y la suciedad de cada entorno refuerzan el sentimiento de angustia y magnifican el rechazo que uno como espectador siente frente a todo lo que ocurre. Cuando la película quiebra con su propuesta inicial, nos dejan con esa tensión latente. El terror cambia, pero no deja de ser terror. Irreal ahora, con una impronta similar a Evil Dead (salvando las distancias, claro), con su Necronomicon Ex-Mortis y sus deadites, se sigue alimentando de la misma cinematografía, solo que más acentuada en el género. 1978 - Dirección: Luciano Onetti y Nicolás Onetti - Guion: Luciano Onetti, Nicolás Onetti y Camilo Zaffora - Black Mandala Films Y que no se malinterprete, esta comparación con Evil Dead es meramente referencial. El problema que ocurre a partir de este momento en adelante no es el tono, ni la búsqueda, ni siquiera el impulso creativo. Hay un concepto de cómo mostrar el terror bastante interesante, que se siente vivo, pero el amor de los hermanos Onetti por homenajear constantemente a otras cintas rompe con lo figurativo de las ideas. Ni siquiera es un tema de verosímil, sino meramente de realización. Los constantes clichés del género desarman todo lo que se venía logrando. El entramado religioso queda a medio desarrollar, las escenas que buscan impactar tienen encuadres poco claros, que pierden el foco visual de lo que se intenta mostrar. Las cámaras agitadas, las cosas que ocurren fuera del campo visual y los cortes de edición demasiado bruscos impiden que se termine de lograr un estilo que nos mantenga sobre la misma línea. La tensión que había ganado la primera parte del metraje, se comienza a diluir. Finalmente, todo se vuelve bastante confuso. No se entiende demasiado qué está pasando, personajes que tenían relevancia son dejados de lado sin demasiado contexto y, así, se terminan desestimando algunas reglas que la propia película eligió marcar. Comienzan los interrogantes sin sentido, los “¿por qué?” que no tienen respuesta. En lo personal, me gusta el cambio de narrativa, no está ahí el problema. Queda muy en claro que estamos frente a una película de terror. Lo hizo Robert Rodriguez en Del crepúsculo al amanecer (From Dusk Till Dawn - 1996), así como lo hizo Drew Goddard en La cabaña del terror (The Cabin in the Woods - 2011), por solo nombrar algunas. ¿La principal diferencia? Que ninguna de estas pierde la sustancia en el cambio, ni recae en clichés desgastados, sino todo lo contrario: buscan tener su propia identidad. En 1978 podemos ver -como ya dije antes- muchos homenajes, rezagos de otras películas que sirvieron de inspiración, pero sin lograr concretar esa búsqueda hacia la identidad propia. Y si tengo que nombrar una inspiración que, puntualmente, me viene a la mente, debo sacar a la luz a Baskin (Can Evrenol - 2015), una excelente película turca de terror. 1978 - Dirección: Luciano Onetti y Nicolás Onetti - Guion: Luciano Onetti, Nicolás Onetti y Camilo Zaffora - Black Mandala Films No hay equilibrio, por así decirlo. La primera parte de la película es excelente, tanto en lo técnico, como en la premisa. Y acá vale destacar lo que hace Mario Alarcón (El secreto de sus ojos, El robo del siglo, Entre caníbales) y, principalmente, Carlos Portaluppi (Tiempo de valientes, Epitafios, El marginal). Ambos sacan a relucir sus años de experiencia y, como mencioné en un principio, nos regalan los dos papeles más creíbles y, por ende, más repulsivos. El resto de los actores acompaña, algunos con más gracia que otros. Una película que comienza mostrando víctimas y victimarios, convierte a ambos bandos en víctimas cuando las fuerzas del mal deciden aparecer. No hay que buscar un por qué, ni un cómo ni un cuándo. Simplemente sucede y es parte de la historia. En este aspecto, me hace recordar muy tímidamente a dos grandes fragmentos de la saga V/H/S: el segmento “Safe Haven” de V/H/S/2, donde un culto se está preparando para el nacimiento del demonio, y un poco más lejos, el segmento “10/31/98”, donde un grupo de adolescente se meten en una casa y encuentra a unas personas llevando a cabo un extraño rito. Vuelvo a repetir: referencias hay miles, y el problema es que, al caer en los clichés más comunes del género, todo se siente repetido y un tanto predecible. Si bien se valora muchísimo el esfuerzo de los hermanos Onetti por seguir apostando al terror como lo vienen haciendo hace ya más de diez años, la falta de personalidad termina consumiendo su propia búsqueda, mientras que la colección de ideas desgastadas hacen que la película pierda fuerza y, por ende, sustancia. Todo lo que logran con el principio, se ve desperdiciado en el resto de la película. Termina siendo como dos películas diferentes, encausadas por un mismo eje, pero que no logran coexistir entre ellas. Como ya dije, una primera parte impecable, mire por donde se la mire, y una segunda parte fiel al terror que promete, pero con varios altibajos. Te puede gustar o no el cine de terror nacional, pero es imposible negar que está, seguramente, en uno de sus mejores momentos. Luego de exponentes como Aterrados (2018) y Cuando acecha la maldad (2023) de Demián Rugna; Historia de lo oculto (2020) de Cristian Ponce; o Muere, monstruo, muere (2018) de Alejandro Fadel, la vara está cada vez más alta y el público se vuelve cada vez más exigente. 6 Demonios per se Con buenas ideas, una gran cinematografía y un apartado técnico impecable, 1978 impacta en su primera parte y deja muchas dudas cuando comienza el terror sobrenatural. Regala lo que promete, sin dudas, pero lo hace de una manera incongruente que deja más preguntas que certezas. Disponible en Max

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por