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» Data Chaco
Fecha: 23/06/2025 17:39
Con más de tres décadas en medios chaqueños y nacionales, José Viñuela no necesita presentación. Conductor televisivo y radial, productor, escritor y una de las figuras más llamativas de las redes sociales, hoy se muestra profundamente crítico con el rumbo de la profesión. En diálogo con El Garage de Data, repasó su historia personal y profesional, y lanzó definiciones filosas sobre el ejercicio del periodismo en la Argentina actual. "El periodismo era algo normal para mí. En ese tiempo existía la máquina de escribir. Mi mamá era poeta además de periodista y escribía por las noches, entonces yo escuchaba ese traqueteo antes de dormir", relató. "Me crié de chico en el diario Norte y el diario Crisol. Mi papá era locutor de Canal 9 y radio Chaco, y mi tío era jefe de la agencia Télam Chaco". Viñuela aseguró que no hubo presiones familiares para seguir esa trayectoria: "No sentí presión ni mis viejos me sugirieron que siga su camino". Pese a haber ejercido el oficio durante décadas, hoy pone en duda el futuro de la profesión: "Hoy por hoy si alguien me pregunta si es bueno estudiar periodismo les digo que no, para qué. Estudiar para tener los conocimientos está fantástico, pero estudiar para trabajar de periodista… ¿adónde?". Desde su mirada, la figura del periodista perdió legitimidad ante una audiencia que ya no distingue entre voces formadas y voceros circunstanciales: "La noticia es lo que se construye con información y en base a eso se publica o cuenta. Es lo que hace históricamente un periodista. Pero ahora lo hace cualquiera, y a la gente no le importa quién está contando la noticia. Hoy la gente no sabe quiénes son los periodistas". Viñuela fue aún más lejos al cuestionar los vínculos entre medios y poder: "El periodismo no es el cuarto poder. En realidad el primer poder es el poder económico, el segundo poder es el de los medios de comunicación que depende del primero, y el tercer poder es el político, que también depende del poder económico. Hoy el periodismo vendepatria vive del poder, está lleno de operadores políticos". Para él, el rol central del periodismo es ser incómodo, y no complaciente: "El buen periodista es el que interpela al poder, pregunta, repregunta y vuelve a preguntar. Y que tiene los huevos para decirle, por ejemplo, al presidente Javier Milei que decía todo lo contrario a lo que hace ahora sobre el FMI". "Un medio de comunicación sin una red social poderosa no existe", sentenció. Y también criticó la desinformación de parte del público sobre los mecanismos de financiamiento de los medios: "Hay un sector de la sociedad tan burro que cree que los ensobrados son los que critican al gobierno. Ni siquiera saben que los sobres históricamente fueron desde los gobiernos". Viñuela sostuvo que la pérdida del rol crítico del periodismo abrió la puerta a nuevas voces sin formación: "El periodista comprometido se juega, opina en contra del poder, molestar. El periodismo tiene que ponerse del lado del pueblo para interpelar al poder y defender los intereses del pueblo al que representa. Como eso no lo hizo el periodista, apareció un montón de gente que no es periodista y se convierten en representantes de ‘la verdad’". La dictadura, la pérdida y la memoria Durante la entrevista, habló también de su historia familiar, marcada por la represión de la última dictadura militar. "A todos nos influyó. Mi hermana terminó suicidada. Es una cosa muy difícil de sobrellevar, cuesta", expresó. "A un sábado por la mañana golpearon la puerta de mi casa y cuando voy a abrir me ponen una pistola en la cabeza. Yo tenía 12 años. Entraron y fueron directo a la biblioteca, estaban buscando libros. Se la llevaron y estuvo detenida 15 días", recordó sobre el operativo que terminó con la detención de su madre, Adolfina Mondín, reconocida poeta y periodista chaqueña. "Mi vieja era periodista y poeta, pero de esas periodistas que te iban a decir las cosas en la cara", agregó. Trayectoria y cruces Además de su trabajo en los medios locales, Viñuela compartió su experiencia como migrante en Italia, donde trabajó en una heladería, y relató encuentros ya como periodista con figuras como María Kodama, Mario Pergolini y Víctor Hugo Morales. A lo largo de su carrera, obtuvo múltiples premios, entre ellos tres Martín Fierro, que utilizó como estrategia de márketing para financiar la publicación de su libro El pacto. Hoy continúa al frente de su proyecto Ciberperiodismo, pero se muestra más escéptico que nunca sobre el presente y el futuro de la profesión: una práctica que, según él, debería recuperar su capacidad de incomodar al poder y representar a quienes no lo tienen. Notas Relacionadas
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