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Concordia » Libre Entre Rios
Fecha: 23/06/2025 13:50
Compartilo con La citricultura en Venezuela atraviesa un momento crítico debido a la devastadora plaga conocida como Huanglongbing (HLB) o “dragón amarillo”, una enfermedad que ha diezmado plantaciones y puesto en jaque la producción nacional. Ante este desafío, un equipo de científicos venezolanos está desarrollando una solución de vanguardia: la creación de un vivero de plantas de cítricos sanas, certificadas y obtenidas a través de técnicas de biotecnología, para revitalizar uno de los sectores agrícolas más importantes del país. El Huanglongbing es considerado la enfermedad más destructiva para los cítricos a nivel mundial. Transmitida por un insecto, la bacteria bloquea el sistema vascular del árbol, provocando que los frutos no maduren correctamente, se deformen y adquieran un sabor amargo, inutilizándolos para el consumo y la industria. Eventualmente, el árbol muere sin que exista una cura conocida hasta la fecha, lo que convierte a la prevención y al uso de material vegetal sano en la única estrategia viable de combate. Frente a esta amenaza, la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), ha puesto en marcha una iniciativa clave desde su Dirección de Agricultura y Soberanía Alimentaria. El objetivo es claro: generar plantas libres de patógenos que garanticen la sostenibilidad del sector. La citricultura en Venezuela ha recibido un espaldarazo científico con la utilización de la biotecnología para combatir el HLB. “Este proyecto surge de la necesidad de limpiar material vegetal de cítrico para poder brindar a los productores y a los viveristas plantas certificadas en el país”, destaca la ingeniera agrónoma Irmarú Torres, miembro del equipo de investigación. La motivación principal, agrega, es “obtener plantas que estén libres de plagas y enfermedades para contribuir con la producción nacional”. Para lograrlo, los investigadores emplean técnicas de germinación in vitro, un método que permite multiplicar plantas en un ambiente de laboratorio estéril. Este proceso se complementa con una infraestructura de primer nivel. “Contamos con un invernadero diente de sierra de 600 m² que servirá para tener las plantas certificadas”, explica Torres. Además, el proyecto incluye un banco de germoplasma con vitroplantas de especies como el limón volcameriano y el limón persa, que servirán como patrones para la microinjertación de nuevas variedades resistentes y productivas. Este esfuerzo científico se ve impulsado por la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación Dr. Humberto Fernández-Morán, una plataforma que, según Torres, “nos permite impulsar la ciencia en el país, reconocer el trabajo de investigación que se hace desde estos espacios y nos permite responder de una buena manera a las problemáticas que presenta la sociedad”. Este respaldo es fundamental para fortalecer la citricultura en Venezuela con bases tecnológicas y sostenibles.
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