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» Diario Cordoba
Fecha: 23/06/2025 11:08
Un año ha pasado. 365 días desde aquel 23 de junio de 2024 en el que Córdoba se detuvo para celebrar lo que muchos ya catalogan como uno de los momentos más gloriosos del deporte local. El Córdoba CF tocó el cielo aquella noche de verano en un estadio El Arcángel en ebullición, cuando Alberto Toril firmó un doblete legendario ante el Barça Atlètic y selló un ascenso que fue mucho más que una victoria deportiva: fue la reconexión con una ciudad, con una afición herida y con una historia que había sido maltratada durante demasiados años. El play off culminó con ese duelo antológico en casa, pero fue mucho más que 90 minutos. Fue una fase final para el recuerdo que empezó semanas antes frente a la Ponferradina y que activó un movimiento social que tiñó de blanquiverde toda la provincia. Desde los escaparates hasta los balcones, pasando por una Fan Zone a reventar en El Arenal, Córdoba entera se volcó. Las Tendillas, como tantas otras veces, se convirtió en el epicentro emocional de la celebración: primero tras el pitido final, después en la rúa de campeones y finalmente cuando, cumpliendo su promesa, Kike Márquez cedió el honor de engalanar la estatua del Gran Capitán a Antonio Casas, el cordobés que cumplió su sueño. Del éxtasis a la reconstrucción La resaca emocional duró días, pero en las oficinas del club apenas hubo tiempo para brindis. Con la temporada finalizada más tarde de lo habitual, la comisión deportiva blanquiverde se vio obligada a actuar con rapidez para confeccionar una plantilla competitiva en su regreso a Segunda División. Hubo salidas dolorosas, apuestas ambiciosas y una consigna clara: no volver para irse, sino para quedarse. El estreno en la categoría, con derrota en Anduva, fue un aviso, pero también el punto de partida de una campaña 2024-25 que terminó con el objetivo cumplido: la permanencia holgada y una sensación de madurez colectiva que reconectó definitivamente al equipo con su afición. La plantilla del Córdoba CF celebra el ascenso sobre el escenario que se instaló en Las Tendillas. / MANUEL MURILLO Media década en el infierno Ese ascenso no fue solo una conquista deportiva. Fue también el punto final de una travesía angustiosa por las categorías más bajas del fútbol español. Desde su caída a Segunda Federación en 2021, el Córdoba CF había transitado por un desierto de incertidumbre, mala gestión y resultados desalentadores. La llegada del grupo inversor Infinity fue el primer paso hacia la estabilidad. El histórico alirón en abril de 2022 en la cuarta categoría, con Germán Crespo al frente, devolvió la esperanza y sentó las bases de un nuevo ciclo, con récords en el camino y el título de la Copa Federación como aliciente. Pero la historia no fue lineal. Ya en Primera Federación, el proyecto deslumbró primero y se desmoronó después. Aquella caída libre a partir de diciembre de 2022 acabó con la destitución de Crespo pese a su renovación histórica. Tampoco funcionó el relevo temporal con Manuel Mosquera, y el club se sumió en un nuevo proceso de reconstrucción que terminó siendo clave. El ex blanquiverde Álex Bernal conduce el esférico durante el Panadería Pulido-Córdoba CF, en Segunda RFEF. / CCF Ania y Monterrubio: los cimientos del resurgir El giro definitivo se produjo en el verano de 2023. Antonio Fernández Monterrubio, ex del Granada, tomó el relevo en la dirección ejecutiva y fichó al técnico que cambiaría el rumbo: Iván Ania. Ovacionado ahora y parte del imaginario colectivo blanquiverde, llegó entre dudas y con perfil bajo tras su etapa en Algeciras. Pero su vestuario fue creciendo, de menos a más, hasta instalarse en la lucha por el liderato. El equipo se convirtió en un bloque sólido, atractivo y valiente, capaz de batallar de tú a tú con los gallitos de la categoría. El ascenso directo se escapó en el tramo final -atado por un Castellón inapelable-, pero el Córdoba CF no dejó pasar su segunda oportunidad. En el play off, doblegó primero a la Ponferradina y luego al poderoso filial del Barça, donde jugadores con cartel internacional no pudieron frenar la fe del bloque blanquiverde. Aquel gol de Héctor Fort en El Arcángel se quedó en anécdota. Los de Ania respondieron con contundencia, y el 2-1 final desató el delirio con el sello de un Alberto Toril que sigue siendo historia viva del deporte cordobés. Iván Ania y Monterrubio, en El Arcángel durante la fiesta del ascenso. / MANUEL MURILLO Un recuerdo imborrable Hoy, un año después, la ciudad vuelve a mirar hacia atrás con orgullo. Porque aquel 23 de junio no solo ascendió: reconstruyó su identidad, cerró heridas abiertas y el Córdoba CF volvió a representar al cordobesismo. Un club que, tras media década de sombras, volvió a encontrarse con su historia… Y que, desde entonces, camina con paso firme hacia un futuro donde soñar ha vuelto a estar permitido. Suscríbete para seguir leyendo
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