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» Diario Cordoba
Fecha: 23/06/2025 07:33
El Impuesto de Bienes Inmuebles es con diferencia la principal fuente de ingresos propia de los ayuntamientos del país. Sobre la recaudación local, y dejando de lado otras aportaciones importantes como la Participación en los Ingresos del Estado, puede suponer de media dos tercios del total recaudado por cualquier Consistorio, de acuerdo con un informe del Consejo General de Economistas. Tocarlo en cualquier sentido es un asunto delicado ya que una mínima modificación puede tener un impacto enorme sobre las cuentas anuales. Hablamos de décimas o incluso centésimas de puntos porcentuales. En el caso de la provincia de Córdoba, los ayuntamientos recaudaron por esta vía el año pasado un total de 165 millones de euros en números redondos. En estas cifras se incluyen los datos de la capital, que es con mucha diferencia la que más recauda por este concepto, de manera lógica al ser el municipio con más viviendas. Si se excluyen los 72 millones de cuota líquida del consistorio capitalino, el resultado de los 76 municipios restantes arroja la cifra de 92 millones de euros. Ingresos totales Los ayuntamientos llevan años sin tocar este impuesto ni actualizarlo, de modo que apenas ha habido incremento en la recaudación con respecto al año pasado, cuando los ingresos alcanzaron los 163,5 millones de euros. La escasa diferencia de 1,5 millones de euros se debe al incremento del parque de viviendas, que ahora tiene casi 3.000 unidades más, hasta superar los 627.000 hogares que pagan el IBI cada año. La media de lo que pagan los cordobeses por el IBI es de 264 euros, una vez aplicadas las bonificaciones o descuentos en caso de que los haya. Sin embargo, hay notables diferencias entre unos municipios y otros y el Impuesto de Bienes Inmuebles puede llegar a ser el doble entre una localidad y otra, ya que cada Ayuntamiento lo determina según sus propios criterios y dentro de un margen. En ningún caso llega al 1% del valor catastral del inmueble, aunque hay pueblos que se le acercan bastante. Así, el ayuntamiento cordobés con el IBI más caro es Fernán Núñez, con un 0,93% (el máximo permitido por ley es el 1,1%), seguido de Montilla, con un 0,826% de tasa, y por Palenciana con un 0,82%. En el otro extremo de la tabla están Villaviciosa de Córdoba, donde por el IBI sólo se paga un 0,40% (es el mínimo que determina la ley), y La Victoria con un 0,42%. La capital aplica un 0,5236%. Hay que tener en cuenta que el IBI se calcula aplicando estos porcentajes al valor catastral del inmueble, que distingue entre el valor del suelo y del edificio y que determina el Estado a través de la Dirección General del Catastro. Ni el suelo ni la construcción valen lo mismo en un sitio que en otro, lo que hace que haya grandes diferencias en la recaudación entre los municipios, aunque tengan cifras similares en el número de viviendas y en la tasa impositiva. Comparativa Es fácil apreciar estas diferencias en una comparativa entre los dos principales municipios de la provincia excluyendo la capital. Lucena tiene unas 36.000 viviendas sujetas al Impuesto de Bienes Inmuebles, casi un 50% más que Puente Genil. Sin embargo, recauda más del doble (12,3 frente a 5,8 millones de euros), a pesar de que tiene un impuesto más bajo (0,73% frente a 0,80%). Ello se debe a los distintos valores catastrales de los inmuebles, superiores en el caso de Lucena. De hecho, todos los inmuebles de Lucena, sin distinguir entre sus usos (comerciales, industriales, viviendas...), suman más del doble que en el caso de Puente Genil: 1.800 millones frente a 860 millones. Son en cualquier caso cifras abrumadoras, y más si se tiene en cuenta que el valor real es muy superior al registrado oficialmente en el Catastro. Dos vías para cambiar el impuesto y ninguna es sencilla El IBI que pagan los ciudadanos está compuesto de dos valores y, por tanto, puede modificarse básicamente de dos maneras. Por un lado está el valor catastral y por otro el porcentaje que se aplica a ese valor oficial. El primero lo determina el Estado, mientras que el segundo lo establece dentro de unos márgenes cada ayuntamiento. En ambos casos resulta complicado efectuar modificaciones. En teoría, el valor catastral debe revisarse cada 10 años al menos, pero raramente se cumple. De hecho, ahora mismo en toda la provincia no hay ni un solo municipio que haya tenido una revisión completa en ese plazo. El que tiene sus datos más actualizados es Benamejí, que dispone de su catastro actualizado desde el año 2012. Todos los demás municipios cordobeses tienen referencias más antiguas, en algunos casos del siglo pasado. La revisión del catastro se inicia a petición de los propios ayuntamientos afectados para que la Dirección General del Catastro realice una ponencia de valores. Pueden realizarse valoraciones parciales, y en ese caso sí hay ayuntamientos cordobeses que tienen revisiones más recientes. La capital, por ejemplo, recibió dos valoraciones parciales que entraron en vigor en los años 2014 y 2016. Otros municipios en esta situación son Cabra (2020), Dos Torres (2018), Doña Mencía (2015), Encinas Reales (2014), Lucena (2014 y 2015), Pedroche (2015), Puente Genil (2010), Rute (2015) y Villanueva del Duque (2020). La segunda vía para modificar el IBI es en teoría más sencilla. Se puede modificar el porcentaje de aplicación (entre un 0,4% y un 1,1% como valores tope) a través de las ordenanzas fiscales de cada ayuntamiento, que se determinan año a año. Sin embargo, los gestores políticos son reacios a realizar aquí cualquier cambio. Una bajada, por pequeña que sea, tendría un gran impacto sobre los presupuestos al tratarse del principal impuesto de recaudación propia; una subida, por contra, afectaría al bolsillo de los contribuyentes. n Suscríbete para seguir leyendo
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