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  • Dejó el camino del CONICET y creó su propio trabajo: hoy ayuda a otros a reinventarse sin miedo

    Parana » ViaParana

    Fecha: 22/06/2025 20:46

    A un paso de ingresar al CONICET, Lucila Cáceres decidió cambiar el rumbo. Doctorada en Biología, con una carrera académica en pleno desarrollo, eligió abandonar el camino tradicional de la ciencia para convertirse en algo completamente distinto: una mentora creativa de marcas personales. El título, que hoy es reconocido en el mundo emprendedor, fue una invención propia en un momento donde lo que más necesitaba era volver a definir su identidad profesional. “Siempre tuve algún proyecto en paralelo a mi carrera científica. Lo de ser emprendedora no fue algo que surgió después, por lo tanto, si bien era un cambio grande no era un rumbo del todo nuevo para mí”, cuenta en diálogo con Vía País sobre cómo fue este proceso. Lucila ayuda a emprendedores y profesionales a encontrar su voz, su estilo y su ritmo. Su decisión fue producto de una combinación de factores: una coyuntura desafiante en la ciencia argentina y un impulso vital por explorar qué más podía crear. “Pasaba de tener una etiqueta conocida y aceptada por todos como la de ‘doctora en Biología’ a inventarme la de ‘mentora creativa’, y eso fue incómodo”, recuerda. Acompañar con propósito Un mentor creativo es alguien que guía a otras personas en procesos de exploración personal y profesional, ayudándolas a conectar con su identidad, desarrollar ideas con sentido y diseñar proyectos o marcas desde la autenticidad. En el caso de Cáceres, su trabajo como mentora creativa combina su mirada científica con sensibilidad estética y estrategia. “Yo veo a las marcas personales con ojo de científica y eso enriquece mucho lo que puedo aportar”, asegura. Esa mirada rigurosa, analítica, pero al mismo tiempo curiosa y experimental, se convirtió en su diferencial a la hora de acompañar a emprendedores, profesionales y creadores a construir su marca personal, encontrar su propósito y desplegar su potencial creativo. La creatividad también se puede investigar Para Lucila, el proceso creativo no es azaroso ni caótico. Viene estructurado por el pensamiento científico: se parte de un propósito, se testean hipótesis, se analiza lo que funciona y lo que no. “Yo vivo poniendo mis propósitos a prueba y siento que hoy es la mejor herramienta de autoconocimiento con la que cuento”. Para ella, tener ideas no es un acto mágico, sino el resultado de darse tiempo para pensar distinto. Su vínculo con la creatividad está atravesado por su formación en neurociencia. “Me fascina entender cómo surge, qué la beneficia o modula. Investigo mucha bibliografía científica sobre el tema, y me interesa especialmente cómo la hiperproductividad y la inteligencia artificial impactan en nuestra capacidad de generar ideas. Siempre digo que soy una nerd de la creatividad”. Uno de los conceptos que más trabaja es el de “creatividad estacional”: adaptar los proyectos y la generación de ideas a los ritmos de la naturaleza. “La creatividad no es lineal. Cambios de luz, temperatura y hábitos estacionales influyen en cómo generamos ideas. Si nos sincronizamos a esos cambios, podemos hacer un mejor uso de nuestra energía y evitar el agotamiento”, explica. La idea es tan simple como potente: En verano, cuando la atención está en su punto más alto, se pueden encarar tareas de precisión o muy demandantes. En invierno, cuando predomina la introspección, es buen momento para pensar ideas nuevas o sentar las bases de proyectos. “La mayoría de las personas accionan igual todo el año y el cerebro se sobreexige”, advierte, es que para ella, tener ideas no es un acto mágico, sino el resultado de darse tiempo para pensar distinto: “Muchas veces se cree que no hay ideas y lo que falta es paciencia. Nuestro cerebro va primero a lo obvio. Para que las nuevas ideas aparezcan, hay que correr lo conocido, dejar espacio para el aburrimiento y la divagación”. Lucila habla de “creatividad estacional” porque asegura que las ideas también tienen sus ciclos. Sobre la creatividad, Lucila busca desmitificar muchas creencias. “Uno de los principales mitos que aún perduran es que no todos somos creativos, como si fuese algo ligado únicamente al arte. Pero en realidad es la capacidad de combinar recursos de manera diferente. Lo hacemos todo el tiempo, incluso cuando improvisamos una cena con tres ingredientes”. La inspiración no siempre llega sola Lucila sabe que hablar de reinvención genera miedo, sobre todo en quienes han invertido años construyendo una carrera. Pero su mensaje es claro: “Nunca se suelta del todo lo que uno sabe. Siempre nos llevamos esa perspectiva a lo nuevo. El miedo viene por la idea de que hay que elegir una sola cosa para siempre, pero eso ya no es así”. En su rutina, la creatividad no se impone: se cultiva. Investiga, observa, baja ideas al papel sin juzgar y se permite divagar. “Un día creativo ganado es cuando pude generar algo que me entusiasmó y no me dejó con la mente agotada. Y si es otoño o invierno, aún más, porque respeto mucho más el descanso”.

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