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» Diario Cordoba
Fecha: 22/06/2025 17:06
Tenía algo que enganchaba. Llegó al Córdoba desde el Lorient francés, que lo había cedido antes al Tenerife después de comprárselo al Cluj rumano. De acá para allá, como la bola de un pinball. El fútbol moderno y su implacable negocio de agentes, comisiones y globalismo. Pudo parecer uno más en aquella legión de contrataciones del Córdoba CF en la loca segunda década de los dos mil, con Carlos González como jefe supremo y un ideario que se reformaba a toda velocidad con proclamas impensables en un club habituado a ser, como mucho, un simpático invitado a las fiestas de otros. «Todo lo que no sea estar en Primera es un fracaso», llegó a decir el presidente por aquel entonces. Y, claro, en un club que logró su mejor puesto en 40 años -sexto en Segunda y play off de ascenso a Primera-, eso sonaba raro. Pero resultaba adictivo. Dubarbier, con el Córdoba CF en un partido ante el Xerez, en Segunda. / A.J. González Aquel torbellino sentimental hizo sentir al cordobesismo que estaba vivo. Que era alguien. En aquellos tiempos de efervescencia, en el mercado invernal de la «Liga de Paco» -la 11-12-, llegó a El Arcángel Sebastián Rakán Dubarbier Bruschini (La Plata, Argentina, 1986). Un tipo peculiar, que se atornilló rápidamente al lateral zurdo para convertirse en una pieza referencial para Jémez, enamorado de su despliegue físico y su proyección para atacar. Aquel equipo era un pelotón de valientes inconscientes, maravillados por su propio arrojo. Y ahí encajó bien Duba. ¿Qué hizo? El platense fue titular cuando estuvo disponible, que fue casi siempre. Después de pelear por subir a Primera en su primer curso, el 11-12 -derrota en Valladolid en las semifinales-, siguió como referente en las alineaciones de Rafa Berges y de su compatriota Juan Esnáider, quien llegó para disputar «nueve hermosas finales» para optar a subir y estuvo a punto de conducir al Córdoba CF a un desastre. Dubarbier, 34 partidos aquel curso 12-13, se puso en el escaparate y no le faltaron ofertas. Después de 58 partidos y 7 goles con la blanquiverde, Dubarbier salió de El Arcángel con destino a la Primera División española, una categoría a la que subiría el club cordobés, ya sin él, apenas un año más tarde. En temporada y media se ganó el aprecio de la afición, que siempre le vio como un futbolista honrado y fiable, más allá de sus explosiones ofensivas que le llevaron a veces a actuar como extremo. Su nombre se coreó en los fondos del estadio. No fue, definitivamente, uno más. Dubarbier pugna con Messi en un Almería-Barcelona. / Efe Y después, ¿qué? Le fichó el Almería, donde encontró su sitio: 96 partidos oficiales en cuatro campañas, dos de ellas en la máxima categoría. Ahí vivió su etapa deportiva más impactante, siendo un fijo en el cuadro blanquirrojo. Por entonces intensificó la relación con una de sus pasiones: la música. Empezó a tocar la guitarra en Rumanía, cuando jugaba siendo un muchacho en el Cluj. Siguió con ello en Córdoba, a la sombra de la Mezquita, y no abandonó jamás esa vía. En 2017 empezó ya a fabular con un futuro en los escenarios, pero aún le quedaban las últimas patadas al balón. De España se despidió en el Deportivo de La Coruña, donde llegó como refuerzo invernal y no tocó bola. Regresó a su país y decidió retirarse tras la pandemia del covid, en 2020, siendo la camiseta del Banfield la última que defendió. Dubarbier pasó antes por el Estudiantes de La Plata -había iniciado su carrera en el Gimnasia y Esgrima, su rival local- y allí encontró nuevo sentido para su trayectoria vital. Su relación con Alejandra, la hija de una leyenda del club platense, el profesor Alejandro Sabella, le dio un hijo, Dante, y le abrió un horizonte diferente. Seba Dubar. / Seba Dubar Y ahora... Giro radical. De los estadios a los escenarios. La música, que fue «un escape al estrés deportivo», según confesó en varias entrevistas, le convirtió en Seba Dubar, voz y guitarra con el grupo Los Cruzados. Sacó dos discos, Rompecabezas y Descontrol, en el que incluye una canción dedicada a Lionel Messi, al que se enfrentó en la Liga española en varias ocasiones. En su primer trabajo, que vio la luz en 2021, salierondos singles: Walking dead y Vuelvo a casa. «Mi música es sanguínea y metedora, como yo cuando jugaba al fútbol», explicaba a Frecuencia Zero FM. Desde 2023 también administra el negocio familiar con su pareja, Dubarbeer, una cervecería que juega con el apellido del futbolista. «Vamos a competiciones, mejoramos la receta constantemente. Muchas cervecerías hoy en día están cerrando por la situación del país y nosotros, que arrancamos bien de abajo, estamos produciendo, por mes, 4.000 litros», contó en unas declaraciones al diario La Nación. Duba cambió de pasiones. El juego continúa. Suscríbete para seguir leyendo
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