22/06/2025 18:23
22/06/2025 18:21
22/06/2025 18:14
22/06/2025 18:13
22/06/2025 18:09
22/06/2025 18:07
22/06/2025 18:06
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
Concordia » El Heraldo
Fecha: 22/06/2025 14:33
Curiosamente, el otro precursor de la investigación antártica fue también un entrerriano, el alférez José María Sobral, entrerriano nacido en Gualeguaychú el 14 de abril de 1880 fue el primer argentino en pisar la Antártida y además realizó la proeza de pasar allí dos años. Sin lugar a dudas fue el precursor de la presencia argentina en el continente blanco. Pero en esta nota, quiero referirme a Hernán Pujato el que, como informé al comienzo de esta nota nació en 1904 y ese fue el mismo año en el que la República Argentina comenzó de manera permanente su presencia estable en la Antártida. En 1922 Pujato ingresó al Colegio Militar de la Nación de donde egresó como subteniente de Infantería en 1924. Su primer destino fue el Regimiento de Infantería de Montaña 16 en la localidad de Uspallata (Mendoza) Le fue de mucho valor su permanencia en el cuartel mendocino, ya que allí aprendió a esquiar, lo que le permitió realizar una gran actividad de montaña en la que adquirió una gran destreza. En 1929 intentó alcanzar la cumbre del Aconcagua, pero debieron abandonar a solo 300 metros de la cumbre debido a un fuerte temporal. En 1935 ingresó a la Escuela Superior de Guerra, de donde egresó como oficial de Estado Mayor en 1938 con el grado de mayor. Sería destinado nuevamente al Centro de Instrucción de Montaña en Mendoza. Algunos años después estando destinado como agregado militar en la embajada argentina en Bolivia en 1947. Seguía con interés los planes de reconocimiento del territorio antártico cercano a la Argentina, con los informes aportados por el capitán Alberto Oddera. Le interesó que había escasa información cartográfica de la Antártida y un nulo conocimiento de la biología y de la geología de la región. En 1948 el presidente de la República de ese tiempo, el general Juan D. Perón realizó una visita oficial a Bolivia, oportunidad que aprovechó Pujato para exponerle al presidente algunas ideas que había elaborado sobre un plan antártico. Al año siguiente, Pujato, entonces coronel presentó al presidente Perón un detallado plan de trabajo para instalar bases científicas y poblacionales en la Antártida, como también la creación de un Instituto Científico de Investigación. El gobierno argentino lo envió a Estados Unidos y Groenlandia con la finalidad de que adquiera conocimientos necesarios para la supervivencia en latitudes extremas. La Armada Nacional carecía de conocimientos técnicos para la necesaria logística para ese emprendimiento, por lo cual se debía recurrir a un empresario privado que colaboró con el traslado y transporte del equipo, víveres y combustibles. En 1951 estuvo listo para la partida, y esta se verificó el día 12 de febrero en el transporte patagónico Santa Micaela que era propiedad de la empresa Pérez Companc, la que era comandada por el capitán Santiago Farrell, el que transportó en el barco todo el material necesario para construir una instalación permanente en el territorio antártico. Esta Primera Expedición Científica a la Antártida Continental Argentina erigió el 21 de marzo la Base San Martín, en la Bahía Margarita, que fue el primer asentamiento humano al sur del círculo polar antártico y la primera base científica argentina en el territorio continental antártico. Desde esa base comenzaron los viajes de reconocimiento en trineo recabando información geográfica. Estos estudios permitieron relevar unos 105.000 kilómetros cuadrados, bautizados con nombres argentinos los accidentes geográficos cartografiados. El 29 de marzo se iniciaron las comunicaciones aéreas entre la base San Martín y el destacamento naval Melchior y en diciembre se demostró la posibilidad de conectarlos directamente con el continente, gracias al vuelo de un hidroavión salido de Río Gallegos que lanzó sobre la base víveres y correo. Ese mismo año Pujato fue designado general de brigada y titular del recientemente creado Instituto Antártico Argentino (IAA) insistió de acuerdo con su plan. Que este dependiera del Ministerio de Asuntos Técnicos, no de las autoridades militares afirmando que la tarea principal de las bases antárticas era la investigación. Durante 1952 se experimentó con las comunicaciones aéreas. Así el día 7 de febrero, dos hidroaviones partieron de Rio Grande (Tierra del Fuego) y aterrizaron en la Antártida, regresando tres días después. En marzo, el ARA Bahía Aguirre llevó a la Base San Martín el primer helicóptero empleado para la fotografía aérea de la Antártida. En 1954, a pesar de los informes desfavorables promovió la compra de un rompehielos, el que finalmente se adquiere en Alemania el rompehielos ARA General San Martín con la intención de alcanzar el final del mar de Weddell. El 20 de diciembre de 1954 zarpó con Pujato a bordo con la impedimenta necesaria para instalar la base antártica General Belgrano. Y el 18 de enero de 1955, tras alcanzar la costa sur del mar de Weddell se fundó la base, la más austral del mundo hasta ese momento. Las tareas de exploración se llevaron a cabo por tierra, empleando trineos, y por aire, con dos monoplazas traídos a tal efecto. Alcanzaron así los 83°10 de latitud sur; Pujato piloteó personalmente muchos de los vuelos de reconocimiento. El éxito le valió el nombramiento de general de división. El 16 de septiembre de 1955 el gobierno del presidente Juan D. Perón fue derrocado y al regreso del general Hernán Pujato, ninguna comitiva oficial lo recibió. Las condecoraciones que Perón le había otorgado le jugaron en contra y Pujato fue llamado a comparecer por las nuevas autoridades que lo habían sumariado. Posteriormente, por decisión del gobierno del presidente general Pedro Eugenio Aramburu fue pasado a situación de retiro y apartado de sus cargos. No había podido alcanzar el Polo Sur, pero ya había encontrado quien podía terminar lo que él empezó: el coronel Jorge Edgar Leal Pujato fue reconocido en vida como “Ciudadano Ilustre de Diamante”. Fue nombrado Comandante Honorario del Comando Antártico del Ejército y fue homenajeado por la Cámara de Diputados de la Nación el 14 de agosto de 1991. PATRIOTA SIEMPRE: Durante la Guerra de las Malvinas, en 1982, Pujato ya un general retirado de casi 78 años, se presentó al Comandante del Ejército ofreciendo sus servicios como piloto, con la finalidad de estrellar su avión cargado con explosivos contra algún buque británico de importancia estratégica. Con sus años y con toda su experiencia a cuestas y a fines de no incomodar, obligando su familia a su cuidado, el general Pujato decidió internarse en el Hospital Militar Campo de Mayo y allí ocupó hasta su muerte una sencilla y humilde habitación. Recibía allí a sus amistades vestido con una bata de la institución. Donó sus salarios de militar retirado a esa Institución para contribuir a su mantenimiento y no causar gastos al Estado. Quienes lo atendían y quienes lo visitaban, disfrutaban de su sabiduría y consejo al que le pedían que les relatara sus acciones antárticas a lo que nunca se negó. Recibió el reconocimiento en vida de sus camaradas y ciudadanos en general. Falleció a los 99 años de edad en el Hospital Militar Campo de Mayo. Sus restos fueron llevados a la Antártida y descansa en el islote Bárbara, cercano a la Base General San Martín.
Ver noticia original