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  • A 52 años de un hecho bisagra en la historia. Ezeiza, 1973: la masacre que desnudó la guerra interna del peronismo

    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 22/06/2025 14:19

    Por: Daniel Ventresca (*) Hace exactamente cincuenta y dos años, ocurría un hecho trágico en la historia argentina, la Masacre de Ezeiza. Una jornada que culminó teñida de sangre, entre las dos facciones del peronismo que buscaban el protagonismo del movimiento, frente al líder histórico que llegaba al país luego de casi veinte años de proscripción. Pero para entender el dramático suceso que sacudió la política argentina de esos años, es necesario hacer un repaso por las corrientes del movimiento peronista que se enfrentaron en aquella jornada. Luego del golpe de Estado de 1955, el entonces presidente de la Argentina y líder fundador del Movimiento Justicialista, Juan Domingo Perón, huye al exilio, escapando de los militares que antaño habían sido sus aliados. Su itinerario había sido un puñado de países latinoamericanos, como Paraguay, Venezuela y Nicaragua. Pero su figura representaba serios problemas a los países en los que se asentaba y es por eso que finalmente se radica definitivamente en la España franquista. El generalísimo Francisco Franco, dictador de la península, luego de su victoria en la Guerra Civil Española, lo recibe y dispone su asilo político. Perón pasará más de una década en tierras ibéricas. Desde su quinta conocida como 17 de Octubre, brindará entrevistas, charlas y recibirá a líderes políticos de varios países. Es en ese contexto hacia la década del sesenta, Perón dirigirá la política del movimiento, enviando directivas, cartas, discursos e impartiendo órdenes a sus seguidores que lo esperaban en la Argentina. Personajes como Timoteo Vandor, sindicalista que propondrá un peronismo sin Perón, hasta dirigentes de la Juventud Peronista desfilaron por Puerta de Hierro obteniendo el visto bueno del General para sus acciones en el Río de la Plata. Aunque Perón se apoyaba en el sector histórico del movimiento, la línea ortodoxa, también alentaba a los jóvenes de la época quienes veían en la figura del líder, una salida revolucionaria para la coyuntura política de Argentina. De esta manera Perón supo barajar a su favor entre las dos facciones del movimiento, buscando establecer el apoyo de los sectores en pugna. La famosa Tendencia Revolucionaria era el ala izquierdista del movimiento peronista. En su seno se aglutinaban grupos como las Fuerzas Armadas Peronistas, Montoneros y las Fuerzas Armadas Revolucionarias entre otras organizaciones. La influencia de la revolución cubana y los sucesos del Mayo francés habían calado hondo en gran parte de la juventud políticamente organizada de finales de la década del ‘60 y con ello se produjeron varios hechos de trascendencia política; como el Cordobazo y las tomas de fábricas. La década del setenta comenzó con un evento de gran conmoción, a finales de mayo de 1970 es secuestrado y posteriormente ejecutado Pedro Eugenio Aramburu, ex General que había participado en el derrocamiento de Perón el año 1955 y quién sería responsable del fusilamiento de varios obreros. El hecho fue llevado a cabo por la organización guerrillera Montoneros, que veían en Aramburu, el responsable de la caída de Perón. Con esta acción, el grupo armado cobra notoriedad en la sociedad y entra en la escena política como sector guerrillero y político de gran trascendencia. En consecuencia, el panorama político del país se fue configurando hacia una aguda lucha entre sectores del peronismo y de otras tendencias. Perón regresa desde Madrid en junio de 1973. Iba acompañado por Héctor Cámpora, su colaborador y viejo amigo. En Ezeiza lo esperaba una gran comitiva de seguidores. Se dice que la cifra de asistentes llegó al millón de personas. El miércoles 20 comenzó con un día soleado y tranquilo, nada hacía sospechar cómo se irían desenvolviendo los hechos. La autopista Ricchieri, principal acceso hacia dónde se llevaría a cabo el evento, estaba repleta de militantes que esperaban para reencontrarse con el viejo caudillo. Sin embargo, el clima comenzó a tornarse enrarecido; las columnas de Montoneros y la Juventud Peronista luchaban por acercarse, sin éxito, al palco donde hablaría el General. A media mañana sonaron los primeros disparos que provenían desde el escenario donde estaban apostados los sectores del peronismo ortodoxo. La multitud asistente se desconcentró en medio de gritos y disparos. La confusión y los heridos tornaron la jornada en una masacre que terminó en tragedia. Según cifras oficiales los muertos se contaban por decenas y los heridos ascendían a más de trescientos. Finalmente, el avión que traía a Perón desvió su marcha y tuvo que descender en la Base Aérea Militar de Morón. Al respecto el General no emitió opinión alguna por lo sucedido. La Masacre de Ezeiza cristalizó las diferencias del movimiento peronista y marcó la postura del viejo líder, dejando en claro a quien apoyaría de allí en más. A partir de ese momento, la política argentina no volvería a ser la misma. (*) Historiador. Universidad de Buenos Aires. Periodista y escritor especializado en historia social.

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