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  • El miedo como herramienta política

    Parana » AIM Digital

    Fecha: 22/06/2025 08:02

    Baruch Spinoza, filósofo judío de origen portugués excomulgado por los rabinos de Amsterdam en 1656, consideraba que la esperanza y el miedo son dos pasiones fundamentales para el control político de las poblaciones. Si prevalece la esperanza, los ciudadanos tienden a ser más libres y alegres, mientras que el miedo puede llevar a la opresión y la servidumbre. En el "Tratado Político", Spinoza pone a la esperanza y al miedo como dos caras de la misma moneda: la esperanza puede ser utilizada como una herramienta para el control político tanto como el miedo, pero éste puede ser un motor para la rebelión y la búsqueda de la libertad. Un libro publicado en 1718 por el escritor alemán Joachim Nemeitz dice sabiamente a los de su clase que visiten París: “No aconsejo a nadie que ande por la ciudad en medio de la negra noche. Porque, aunque la ronda o la guardia de a caballo patrulle por todo París para impedir los desórdenes, hay muchas cosas que no ve… El Sena, que cruza la ciudad, debe arrastrar multitud de cuerpos muertos, que arroja a la orilla en su curso inferior. Por tanto, vale más no detenerse demasiado tiempo en ninguna parte y retirarse a casa a buena hora”. Las recomendaciones del gentilhombre germano se pueden extrapolar a nuestros tiempos, porque nuestros temores, nuestras pesadillas, tienen una carga histórica y han sido siempre un arma política de primer orden. El miedo y sus usos políticos puede servir para entender muchas de las cosas que pasan en este mundo que habitamos; el miedo puede cambiar el mundo, como también la esperanza. Sin esperanza, los gobernados serían inútiles a los gobernantes; sin miedo serían incontrolables. El miedo es un instrumento sumamente poderoso que el neoliberalismo, que es mucho más que una teoría económica, lleva alentando y manejando desde siempre. El miedo en el mundo actual es, sin embargo, un miedo líquido, difuso en expresión del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, y nos trasmite que lo mejor es esconderse sin un plan de respuesta claro porque no tenemos claras las amenazas. Dejadnos llevar las riendas, nos avisan, porque contra temores poco tangibles es difícil combatir. La táctica ha estado ahí siempre. El miedo, una emoción básica que nos paraliza o nos llama a la acción, es también una construcción socio cultural intencionada. Aprendemos a través de los demás qué debe producirnos terror y cómo responder. Por eso los que son capaces de decidir cuáles deben ser nuestros desasosiegos pueden fabricar a su antojo el “antídoto salvador”. El miedo es una emoción básica, uno de los "gigantes del alma". Aprendemos de los demás, donde vemos sus efectos, qué debe producirnos terror. Los que tienen el poder en sus manos pueden controlar con provecho para ellos nuestros desasosiegos y pueden fabricar un antídoto para ofrecer a las masas como salvación. Actualmente, el miedo de las masas tiene muchos movilizadores a los que puede acudir el poder: los criminales, los depravados sexuales, los de otra raza, los de otra religión, los impuestos, los acosadores, la ecología que amenaza catástrofes. El filósofo y psicoanalista contemporáneo Slavoj Zizek cree que la administración especializada de la sociedad puede introducir la pasión que los técnicos manejan inadecuadamente mediante el recurso de introducir el miedo para movilizar a la gente. "Por esta razón la biopolítica es en última instancia una política del miedo que se centra en defenderse del acoso o de la victimización potenciales." Para Zizek la corrección política es la forma liberal ejemplar de la política del miedo. La pospolítica se basa en la manipulación de una comunión de personas atemorizadas. Zizek muestra un aspecto de la psicología humana que el poder usa en su beneficio: cada uno aborrece ver el sufrimiento de alguien que está siendo torturado; pero soporta sin inconvenientes el lanzamiento de bombas incendiarias sobre poblaciones indefensas. Una cosa es el conocimiento abstracto de un padecimiento que no se ve y otra es el dolor que se presencia. La diferencia puede ser explotada por la política con provecho, por ejemplo para enviar al frente multitudes de jóvenes entusiastas que pronto verán su entusiasmo naufragar en terror. Zizek pone otro ejemplo de la percepción del miedo por las multitudes o los individuos que nunca dejan de ser masa: el horror del 11 de septiembre (los aviones contra las torres gemelas de Nueva York) se presentó en los medios de forma detallada; pero se condenó a Al Yazira (agencia árabe de informaciones) por mostrar las fotos de los resultados del bombardeo de Faluya por Estados Unidos y por complicidad con los terroristas. De la Redacción de AIM.

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