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Parana » Informe Digital
Fecha: 22/06/2025 03:00
Hace unos días, en su podcast “No hay plata”, el periodista Carlos Burgueño abordó uno de los principales tópicos que el gobierno pretende instalar: una condena a CFK mejoraría el clima de los mercados y el destino de los argentinos. Pero en ninguno de los dos principales problemas del modelo Milei, sostenibilidad cambiaria y economía real, se percibe solución alguna ni para la gente de a pie, ni desde la óptica del mercado. Las dudas sobre cuanto duran los dólares y la profundidad de la crisis productiva se mantienen inquebrantables, incluso desde el anuncio de la Corte: el riesgo país pasó de 668 a 714 puntos, el “clima de negocios” empeoró con anuncios de default de grandes empresas, y salarios, consumo y producción industrial no remontan. Fundamentals mata relato. ¿Cómo está la calle? Los números de la economía real El gobierno festejó el dato de inflación de mayo, de 1,5%. Resulta sintomático que, a la par de la publicación de ese dato, se conocían las estadísticas de empleo y salarios publicadas por la Secretaria de Trabajo, en este caso referidas al mes de marzo. El resultado de ese reporte indicó que, en marzo, los salarios se incrementaron sólo 1,2% contra una inflación de 3,7%. Ese fenómeno es extrapolable a los meses de abril y mayo: las estimaciones del Centro de Economía Argentina (CEPA) respecto a la evolución salarial indican que, para abril, el incremento ascendió a 2,0% y para mayo, 1,2%, con incremento de precios de 2,8% y 1,5% respectivamente. La conclusión es evidente: aunque baja la inflación, los salarios no recuperan. Y esto se debe a una decisión gubernamental: que el ancla inflacionaria sean los salarios ¿Resultado? El consumo masivo, según Focus Market, se redujo en mayo en 3,2% respecto de abril. A la par, desde la asunción de Milei desaparecieron13.862 empresas (a marzo de 2025) y se perdieron 210.971 puestos de trabajo registrados privados, concentrados mayoritariamente en el sector industrial, construcción y sector público. A todo esto, hay que agregar que: * La multinacional Kimberly-Clark, cerró inesperadamente su planta, despidiendo a 220 trabajadores. * En San Fernando, la empresa Georgalos (dueña de marcas como Mantecol) despidió trabajadores, suspendió el bono por productividad y no acató la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. * La fábrica Vicunha, ubicada en San Juan, suspendió a 500 trabajadores entre el 16 al 22 de junio debido a una acumulación de stock y caída en las ventas; * Los sindicatos del Clúster Mendoza Norte denunciaron despidos de más de 500 trabajadores en Petróleos Sudamericanos, tras el traspaso de la operación de YPF a Petróleos Sudamericanos; * La empresa olivícola Olivos Argentinos de Bazán (ubicada cerca de Bazán, La Rioja) despidió trabajadores alegando baja producción y recorte de cultivos; * La metalúrgica Futura, con más de 50 años de trayectoria, anunció el cierre de su planta en el Parque Industrial de Gualeguaychú, dejando a 22 trabajadores sin empleo; * Frigorífico Anselmo, en Tres Arroyos, despidió personal por el desplome en el consumo, la imposibilidad de exportar y el ingreso de carne importada; * Lácteos Verónica adeuda salarios y enfrenta una pérdida de confianza generalizada, no tiene materia prima ni respaldo financiero; * Petrolera Aconcagua Energía (PAESA) anunció que no pagará los intereses de un bono en dólares. “La compañía impulsará un proceso integral de reestructuración de su deuda financiera” comunicaron a la CNV. * La Citrícola San Miguel tuvo que gestionar fondos de algunos de sus socios, a través de una línea de crédito sindicada, para pagar la ON que vence esta semana. Se suma a la lista de defualt anunciados por Los Grobo, Celulosa Argentina, GEMSA y PAESA. Y el frente cambiario ¿resuelto? El 23 de abril, Caputo aseguró que el dólar iría “al piso de la banda” para explicar que sería allí donde el BCRA comprara USD para mejorar las reservas. Luego anunció y promovió, en reiteradas oportunidades, el perdón fiscal de hecho para quienes no hayan declarado fondos. Pero ni la malograda apuesta al dólar colchón ni la apuesta a la baja de dólar lograron su cometido, ilustrando un nuevo intento fallido del gobierno de acceder a divisas para sostener el modelo. El problema de los dólares se agrava dado que, desde ese momento y hasta el día de hoy, se conjugaron: A) Buen ritmo de liquidación de la cosecha gruesa B) Los anuncios del dólar colchón C) Intervenciones por parte del BCRA en dólar futuro (USD 500 millones) D) Incremento de préstamos en dólares (USD 1.000 millones) E) Flexibilización de flujos financieros para inversores extranjeros G) Fin del parking de 6 meses para acceder al MLC H) Aumento de encajes a los Fondos Comunes de Inversión I) Emisión del Bopreal 4 Se puede decir, y con razón, que no se acumularon reservas en el momento de mayores incentivos para lograrlo, lo que proyecta per se una duda razonable referida a cómo enfrentar la segunda parte del año, etapa menos proclive para la oferta de divisas. Lo ve el mercado, lo ve el inversor, y lo ve el FMI. Por eso, no fue la movilización en favor de CFK sino el propio organismo quien forzó modificaciones a la política cambiaria, y otorgó un mes más de plazo para cumplir con la meta de reservas. El recorrido para llegar a la exigencia del Fondo vino, como era esperable, por la vía del endeudamiento: emisión del Bono del Tesoro denominado BONTE mensual (suscribirle en USD, pagadero en $), además de un acuerdo de recompra (Repurchase Agreement, REPO) con bancos internacionales. Al día de hoy, las reservas netas, según medición de FMI, se encuentran en USD -5.923 millones y deberían llegar, a mediados de julio, a USD -1.739 millones, es decir, deberían sumarse USD 4.184 millones, por lo que es de presumir, la toma de deuda no terminó. Aquí vale la pena detenerse un momento. Aunque se puede considerar que, a diferencia de 2018, los niveles de deuda en manos de no residentes resultan bajos, el camino que se ha decidido recorrer es el del Caputo 2018, promoviendo el carry como política principal para contener el tipo de cambio. Para que el carry trade funcione, el gobierno apuntala dos mecanismos que, si no se resuelve el problema de fondo, resultan riesgosos. Por un lado, apuntala las expectativas de baja del tipo de cambio. Primero fue el propio presidente Milei quien amenazó al agro recordándole que volverían a subir retenciones desde junio; pero luego, fue el ministro de economía Caputo quien declaró que el dólar iría al piso de la banda, y que obtendrán dólares con licitaciones de hidroeléctricas y vendiendo activos del AABE, entre otras declaraciones orientadas a apuntalar expectativas de apreciación. Les faltó sugerir la eliminación de las medidas macroprudenciales, algo que se los propuso Cavallo. ¿Por qué el gobierno opera la expectativa? Porque con expectativa a la baja generan los incentivos para que, mientras se crea en la premisa planteada, los agentes económicos actúen en consecuencia: los importadores posponen importaciones, los exportadores se apuran a liquida, crecen los créditos en dólares, y operaciones de venta de dólares para “hacer tasa” en pesos. El problema es cuando se revierte la taba. Pero, por otro lado, y para que el carry funcione, el gobierno garantiza la libre salida del inversor especulativo. Primero fue con el BONTE, que se eximió al que suscribiera dicho bono del parking de seis meses. Pero unos días después, la medida se generalizó: no hay exigencia de permanencia por ningún plazo a los inversores para acceder a dólares en el mercado libre de cambios ¿Cuál es el problema? Los argentinos lo conocemos bien: el fin de la restricción de seis meses permite que, quien quiere “salir”, puede hacerlo accediendo a dólares sin limitaciones, tensando el tipo de cambio. Lo que no resuelve el gobierno es el problema de fondo: una cuenta corriente que, ahora ya sin dólar blend, sigue siendo deficitaria y un saldo comercial muy magro, que lleva acumulados sólo USD 1.883 millones. Nada se resolvió con la condena a CFK.
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