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  • Compostar o contaminar: una solución sostenible en una ciudad cuya educación ambiental sigue en deuda

    Concordia » Diario Junio

    Fecha: 22/06/2025 00:49

    Montoreano sostuvo que hace dos décadas que realiza compostaje en su casa. «Se te reduce la basura», indicó. En ese sentido, explicó que «la gente se hace un mundo con el compostaje», pero remarcó: «es una forma de devolver a la tierra lo que la tierra nos da», dijo. A su vez, dijo que el abono resultante es muy útil para huertas. No obstante, el residuo orgánico se mezcla con los materiales reciclables en una misma bolsa y se envía todo al Campo de Abasto. «Hay que romper la bolsa, separar, y eso va cayendo a una batea que sería uno de los tres expendios que tiene la planta. Eso sería lo que va a relleno», dijo. Pero lo difícil es realizar esa tarea con material en descomposición. «Imagínense un pedazo de pollo podrido con gusanos blancos porque todo el recorrido que hace la bolsa desde que está en el tacho, pasa la recolección, en verano, ir hasta la planta donde puede estar unas horas hasta que llega a la cinta. Ya se pudrió». «El lixiviado corroe todo», indicó. No solo carcome las cintas transportadoras que deben ser reemplazadas cada determinado tiempo. «Entorpece mucho el mantenimiento de la planta», admitió. De hecho, hay rumores acerca de que, en ocasiones, cuando la maquinaria no funciona, se envía todo al relleno sanitario sin clasificar. No obstante, Montoreano dijo esta mañana que hace tiempo que eso no sucede. Pero aún más importante es que el lixiviado afecta la salud de los operarios. El gas que despide lo inhalan las personas que trabajan en la planta. «Trabajar con el orgánico podrido es bastante incómodo. Son 150 personas que están trabajando», explicó. De esa forma, la población colaboraría en evitar que los operarios aspiren esos gases tóxicos. Para evitar los efectos nocivos, la funcionaria destacó que se debe colocar un bowl en la cocina donde se colocan todos los residuos orgánicos: yerba, cáscaras de verduras, restos de fruta, las sobras de la comida, etc. Una vez al día, se llevan todos los residuos depositados a una compostera. Para ello, se utiliza un cantero o una superficie de 2 metros cuadrados en un espacio verde donde se realizan tres hoyos de 50 centímetros de diámetro y otros 50 centímetros de profundidad. Luego se colocan hojas verdes u hojas secas encima para evitar el mal olor. Una vez que se llena, se pasa al otro hueco. Incluso, dijo que se puede colocar una tapa. Ella optó por cubrirlo con una tapa de ventilador viejo con un nylon cosido y una madera pesada encima. «Cuando llegues al tercero, ya va a estar listo el compost del primero y vas a poder retirar el compost para las plantas que tengas, para una mini-huerta», sostuvo. Por otra parte, Montoreano sostuvo que una de las políticas que tiene intención de promover es la de comenzar con composteras en clubes, escuelas o comedores, para que los vecinos que no quieren realizar esas prácticas en sus hogares o que no tienen lugar en sus hogares, como quienes viven en departamentos. Sin embargo, la subsecretaria de Ambiente destacó que hay variantes como la de utilizar cajones encimados unos con otros. «Hay miles de formas de compostar». A su vez, Montoreano destacó que es una forma de ahorrar bolsas de residuos. «A mí me duran una semana las bolsas porque lo único que va a ir ahí son cosas que se pueden reciclar», indicó. «Eso no genera olor, no tenés moscas, no tenés nada», dijo. No obstante, remarcó que para ello hace falta modificar de hábito. Se trata de un cambio cultural, que son los que más tiempo requieren. «Pero una vez que lo incorporás, es todo mucho más sencillo. Y un fin de semana largo como este, que no pasa el recolector, no tenés problemas de tener los residuos. No va a generar olor, no va a tener ese líquido negro que tiene la bolsa cuando la dejás dos o tres días», expresó. Una política que llevan adelante otras ciudades es la de separar en origen. Por ejemplo, en Federal se levantan los residuos orgánicos lunes, miércoles y viernes, y los inorgánicos martes y jueves. De hecho, no se levanta la basura o hasta se cobran multas a quienes no acatan la normativa vigente. Pero en Concordia, la funcionaria sostuvo que los vecinos «no tienen ni siquiera el hábito de sacar los residuos reciclables» los días martes, tal como comenzó a aplicarse desde el año pasado. De hecho, sostuvo que los camiones recolectores no deberían ni siquiera retirar las bolsas que no respetan lo establecido, dado que se obstaculiza la tarea de los operarios. «Nos falta mucha educación», resumió. «Imaginate en Concordia si no se levanta la basura», indicó. Los vecinos salen con las bolsas «a tirarlas en cualquier lado». O las arrojan en los Puntos Limpios porque el recolector pasa en horas en que no suelen sacar la basura, o la queman a cielo abierto (una práctica prohibida por ordenanza), o las dejan en los micro-basurales que constantemente se intentan erradicar. «Vamos y los limpiamos, pero a la semana está igual porque los vecinos son quienes siguen generándolos», dijo. Por otra parte, sostuvo que los vecinos deben comenzar a ser conscientes de la necesidad de dejar de utilizar elementos desechables, como comprar botellas descartables de agua y cargar el líquido en otro recipiente, o bolsas de polietileno. Una simple cuenta revela que, en una ciudad de 200.000 habitantes, si todos van en un solo día a un supermercado, a una carnicería y a una farmacia, son 600.000 bolsas de un solo uso que van a llegar al Abasto, que se suman al resto de los residuos. «Son muchísimas las toneladas que se generan de residuos de un solo uso de 15 minutos». La funcionaria consideró que la ciudad es turística pero es contraproducente que los visitantes lleguen y vean bolsas de residuos en esquinas céntricas o canteros de avenidas como San Lorenzo a cualquier hora. «Concordia es una ciudad turística. Esto genera puestos de trabajo, genera divisas en la ciudad y tenemos que cuidarla entre todos. Y siempre tenemos a alguien que está viviendo del turismo de algun modo», dijo. Desde el dueño de un hotel, de una hostería, de un restaurante o de un almacén hasta quienes están detrás de un puesto de artesanías en la plaza 25 de Mayo. Por último, sostuvo que se propuso como objetivo en la gestión de la que forma parte generar una conciencia ambiental en los vecinos. «Mucha gente sabe lo que tiene que hacer, pero no lo hace porque no quiere», dijo.

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