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» Diario Cordoba
Fecha: 21/06/2025 06:43
La Policía busca a los sicarios que mataron al político ucraniano Andriy Volodimirovich Portnov a las puertas del colegio donde llevaba a sus hijos menores en Madrid. Los investigadores tienen claro que se trató de un crimen por encargo, pero no saben quién dio la orden. De hecho, la hipótesis de un crimen político va en dos direcciones. Portnov fue un ucraniano partidario de la unión con Rusia durante el régimen de Víctor Yanukovich y ayudó a aplastar de forma sangrienta las revueltas democráticas del Maidán en 2013. Murieron cientos de personas. Por ese motivo fue odiado por muchos ucranianos y tras la caída del régimen prorruso se abrieron en Ucrania varias investigaciones judiciales contra él. De ahí que después de su asesinato en Madrid surgiera la hipótesis de un crimen encargado por los servicios ucranianos o grupos afines. Reunión con Zelenski Sin embargo, en los últimos tiempos Portnov había regresado a Ucrania y se había congraciado con el régimen de Volodímir Zelenski. De hecho, había visto archivadas todas las causas judiciales contra él y tres días antes de ser asesinado en Madrid estuvo de nuevo en su país. Había una razón personal para ese viaje: realizar los últimos trámites para poner a nombre de sus hijos un palacete en Kiev del que era dueño. Además, el ex político aprovechó esa visita, según la investigación abierta en España, para encontrarse con altos cargos del gobierno de Ucrania, incluido el propio presidente del país, a quien habría asesorado ya desde su llegada al poder. Escapar de la guerra Prueba de su influencia con el actual gobierno ucraniano es que, ya iniciada la invasión rusa de su país, Portnov logró salir de Ucrania con su hijo mayor, de forma que el joven se libró de tener que incorporarse al ejército ucraniano y ser enviado al frente de guerra. Poco después, Portnov se instaló en España con su familia. Ese giro hacia Ucrania hace que se investigue también si detrás del encargo de su muerte pudiera estar la mano de Rusia o de alguno de sus proxys, como llaman en argot policial a los mercenarios dispuestos a matar en nombre del régimen de Putin. Sobre este aspecto, los expertos consultados llaman la atención de que en el crimen de Portnov, a diferencia por ejemplo del asesinato en Villajoyosa (Alicante) el 13 de febrero de 2024 de Maxim Kuzminov, un piloto de helicópteros de combate del ejercito ruso que había desertado, no se utilizó munición rusa, sino balas del calibre 9 milímetros Parabellum, mucho más utilizadas en el mundo de la delincuencia común. Dinero opaco Además de ese móvil político vinculado a las tensiones entre Ucrania y Rusia y al confuso papel de Portnov entre los dos países, con lealtades de ida y vuelta, la Policía sigue también una posible pista económica para el crimen. De un lado, Portnov era socio de personas muy cercanas al ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, con los que habría hecho inversiones inmobiliarias en la República del Norte de Chipre y en Tailandia. Pero además, Portnov era asesor de diferentes oligarcas, casi todos ucranianos, a los que ayudaba a mover grandes cantidades de dinero en territorios opacos. Cualquier discrepancia sobre el destino de esos fondos pudo ser el origen del encargo de acabar con su vida. De momento no se han encontrado negocios ni inversiones en España del político asesinado, asi que el motivo para ordenar su muerte, sea cual fuera, parece estar lejos del colegio donde le tirotearon.
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