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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/06/2025 05:05
El orgasmo es una descarga de tensión placentera que se vuelve la meta central en las relaciones sexuales según un modelo que prioriza la penetración dejando en segundo plano al juego erótico y al desarrollo de la conexión entre los cuerpos (Imagen ilustrativa Infobae) El orgasmo es una descarga de tensión placentera que se convierte en la meta de las relaciones sexuales. El modelo de relación heterosexual le da un valor superlativo a la penetración y al clímax poniendo en segundo lugar al juego erótico. Para este modelo el erotismo (encuentro, conexión, juego) es solo un paso, un “caldeamiento” para llegar a la penetración. Esta manera internalizada por la mayoría de las personas no permite que los cuerpos y los sentidos se concentren mejor en los estímulos eróticos. El deseo se transforma en una pulsión ansiosa por llegar al clímax. Y así, la urgencia por “acabar” no le da lugar a un contacto más rico en sensaciones. En el encuentro erótico es fundamental el juego, que los cuerpos se relajen, se enlacen, que la piel “se despierte” y que la mente se concentre en lo que está sucediendo. El modelo heterosexual internalizado por la mayoría considera al erotismo como un simple paso previo al coito lo que impide que los cuerpos y los sentidos se enfoquen en los estímulos eróticos generando una ansiedad por llegar al clímax (Imagen Ilustrativa Infobae) El juego no es un mero paso para llegar al orgasmo, es un recurso fantástico para sentir placer. Sin embargo, se sigue considerando como un caldeamiento progresivo para llegar al climax. Una vez que los cuerpos entran en acción inician una escalada que termina en el orgasmo. “No pares”, “no te detengas”, “seguí” se escucha en ese momento de excitación creciente. Detenerse, bajar el ritmo y la fuerza del movimiento pélvico es sinónimo de cansancio o de que algo está pasando. Por lo general cuando comienzan los movimientos coitales el aumento de la excitación es progresivo, es como subir una escalera sin detenerse pasando por alto los descansos, hay que llegar rápido a destino. En el encuentro sexual el deseo suele convertirse en una pulsión apurada que busca alcanzar el orgasmo sin detenerse lo que reduce las posibilidades de experimentar un contacto más rico en sensaciones físicas y emocionales (Imagen Ilustrativa Infobae) Las primeras sensaciones que indican que se está iniciando el orgasmo solo incitan aún más las ansias de acabar ¿Y si en ese momento, en vez de seguir apurados, bajamos el movimiento, pensamos en cualquier otra cosa y detenemos el orgasmo? Muchas veces lo habremos hecho sin saber que ese instante de limite, de corte, se denomina edging, y es una práctica que debe ser acordada por la pareja para conseguir orgasmos más intensos. El edging consiste en detenerse (apenas aparecen los primeros indicadores del orgasmo), entrando en un momento de pausa, de leves movimientos de pelvis, o concentrados en otras partes del cuerpo de la pareja. Es importante el acuerdo entre las partes para que no sea vivido como un imprevisto o como una decisión unilateral, cada uno puede levantar la “bandera roja” de parar o la verde” de seguir y el otro sabrá interpretar la señal y parar. El juego erótico no debería ser un simple preámbulo del orgasmo sino una fuente principal de placer donde el cuerpo se relaja la piel se despierta y la mente se concentra en lo que ocurre en el momento sin urgencia por alcanzar una meta (Imagen Ilustrativa Infobae) Beneficios del Edging El acuerdo para probar esta práctica ayuda a una mejor conexión de pareja “hacemos algo juntos para aumentar el placer”. Se puede sugerir una señal verbal o corporal para detener el orgasmo o para continuarlo. El edging es igual de excitante masturbándose solos o en pareja. En pareja se sugiere alternar coito con masturbación, sobre todo si la pareja masturba al otro y este le hace saber cuándo debe parar. Ayuda cuando existe retraso orgásmico o eyaculación precoz (aprender a controlar el reflejo eyaculatorio) Permite una mejor conexión con las sensaciones físicas y a conocer qué le pasa al cuerpo cuando se prepara para el clímax. Ayuda a bajar la ansiedad y a concentrarse en el deseo y la excitación sexual. Baja el “rol de espectador”, es decir: ser espectador y crítico de uno mismo que en el encuentro siempre es crítica y devaluatoria de las capacidades amatorias/sexuales. Toda práctica se enriquece con un juego erótico prolongado. Cortar el orgasmo para luego continuar permite un mayor volumen de sangre en el área genital aumentando la sensibilidad de la zona.
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