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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/06/2025 04:40
Macacha Güemes, pionera en la política y el espionaje, fue clave en la Revolución de las Mujeres y la consolidación de la independencia El noroeste argentino se erige como un bastión de historia, fe y resistencia. Y aquí, Martín Miguel de Güemes, héroe de la independencia, y su hermana Macacha Güemes, dejaron una huella imborrable en la lucha por la emancipación y en la construcción de la identidad nacional. La Catedral Basílica de Salta, hogar del Señor y la Virgen del Milagro, no solo fue un centro espiritual, sino también un símbolo de la resistencia patriótica. Martín Miguel de Güemes (1785-1821), nacido en Salta en una familia acomodada se convirtió en un pilar de la independencia argentina como líder de la “Guerra Gaucha”. Gobernador de Salta entre 1815 y 1821, organizó a los gauchos montonera de “Los Infernales” por sus ponchos rojos y tácticas de guerrilla. Su estrategia protegió el norte argentino de las invasiones realistas, permitiendo a José de San Martín avanzar en su campaña libertadora hacia Chile y Perú. Güemes, un militar de formación, combinó su liderazgo con un profundo arraigo en la cultura salteña, donde la Iglesia católica era un pilar social y espiritual. La Catedral Basílica de Salta, construida en 1858 pero con raíces en una iglesia jesuítica del siglo XVI, es el epicentro de la devoción al Señor y la Virgen del Milagro. Estas imágenes -un crucifijo de Cristo y una Virgen del Rosario- llegaron al Perú en 1592 en cajones flotantes, un evento considerado milagroso. Destinadas a Salta y Córdoba, respectivamente, las imágenes se consagraron como patronos tras los terremotos de 1692, cuando una procesión liderada por el sacerdote José Carrión se atribuyó a la detención de los sismos. Desde entonces, la procesión anual del 15 de septiembre reúne a cientos de miles de fieles, un evento que trasciende lo religioso para convertirse en una expresión de identidad salteña. Martín Miguel de Güemes lideró la 'Guerra Gaucha', defendiendo el norte argentino y fusionando fe católica y causa patriótica La relación de la familia de los Güemes con el Señor y la Virgen del Milagro es arraigada: el General en su vida pública sugiere una conexión con estas figuras. En 1816, el héroe de la independencia emitió una proclama tras una victoria contra los realistas, instando a los salteños a dar gracias al “Dios de los Ejércitos y a Nuestra Generala (la Virgen)”. Este lenguaje refleja la retórica de la época, donde la fe católica se entrelazaba con la causa patriótica. Además, la procesión del Milagro incluye representaciones de “Los Infernales”, evocando a las tropas de Güemes, lo que sugiere una fusión entre su legado militar y la memoria religiosa de Salta La Catedral también alberga el “Panteón de las Glorias del Norte”, donde descansan los restos de Güemes desde 1822, trasladados desde la capilla de El Chamical tras su muerte. Este mausoleo, junto a los de otros héroes como Juan Antonio Álvarez de Arenales, refuerza la conexión entre la Iglesia y la lucha independentista. Durante la guerra, la Catedral sirvió como refugio y espacio de coordinación, y aunque algunos clérigos apoyaban a los realistas, la devoción al milagro unió a patriotas y fieles en un objetivo común. La presencia de Güemes en actos públicos, como la jura de la independencia en 1816 en un cabildo abierto en Salta, también celebrada con ceremonias religiosas, indica que la Iglesia fue un escenario clave para su liderazgo. Si duda que la figura de Güemes es uno de los pilares de la creación de lo que luego sería la República Argentina. Pero no debemos olvidar en esta gesta Doña María Magdalena Dámasa Güemes, conocida como Macacha (1787-1866), fue mucho más que la hermana de Martín Miguel; recibió una educación avanzada para su tiempo, aprendiendo a leer a los cinco años estudiando música. A los 16 años se casó con Román Tejada, un militar patriota, y desde 1810 se convirtió en una figura clave en la revolución, transformando su hogar en un taller de uniformes para los soldados y sobre todo liderando redes de espionaje. Macacha destacó por su capacidad política y logística. En 1816, medió en el “Pacto de los Cerrillos”, un acuerdo entre Güemes y el general José Rondeau, quien desconfiaba del liderazgo gaucho de Salta. Este pacto, firmado el 22 de marzo en la quinta de los Tejada, aseguró la continuidad de la “Guerra Gaucha” y permitió a Salta enviar representantes al Congreso de Tucumán, allanando el camino para la Declaración de Independencia. Su intervención fue tan significativa que, en 2016, el gobierno de Salta la reconoció como la “Primera Mediadora Salteña”. La 'Revolución de las Mujeres' de 1821 visibilizó el poder colectivo femenino en la lucha independentista salteña Durante la gobernación de Güemes, Macacha asumió roles de liderazgo, actuando como “ministro sin cartera” y desbaratando conspiraciones de la élite salteña, agrupada en el partido “Patria Nueva”, que se oponía al gobierno gaucho. Ella fundó el partido “Patria Vieja” junto a José Ignacio Gorriti, consolidando el apoyo popular a su hermano. Su casa, ubicada en las actuales calles Balcarce y España, fue un centro de operaciones, y en 1821, fue allí donde Güemes fue herido mortalmente por realistas liderados por José María Valdés. Macacha, según la tradición, lo acompañó en sus últimos momentos en la Cañada de la Horqueta, donde murió el 17 de junio. También participó en tareas de espionaje, ocultando mensajes en sus polleras y coordinando con mujeres de clases bajas para transmitir información sobre los movimientos realistas. El comandante español Joaquín de la Pezuela lamentó en una carta al virrey que las mujeres salteñas, lideradas por figuras como Macacha, eran “espías vigilantes” que complicaban sus planes. Su valentía se manifestó en actos públicos, como arengar a las tropas a caballo, incluso estando embarazada, y en su rol como gobernadora interina cuando Güemes estaba en campaña. En toda la epopeya del Gral. Martin Miguel de Güemes y su impronta en el tiempo, vale la pena recordar un hecho un poco olvidado, lo que se denominó la “Revolución de las Mujeres” de 1821 es un episodio emblemático de la historia salteña, que resalta el poder colectivo de las mujeres en la lucha independentista. Tras la muerte de Güemes, el gobernador José Antonio Fernández Cornejo, opositor a los gauchos, encarceló a Macacha, su madre Magdalena Goyechea, y otros simpatizantes del partido “Patria Vieja” en septiembre de 1821. Esta acción desató una revuelta popular liderada por mujeres, muchas de ellas esposas, hermanas y madres de los gauchos de Güemes, que exigieron su liberación. El levantamiento de las mujeres forzó la renuncia de Fernández Cornejo, quien fue reemplazado por Gorriti, un aliado de Güemes. La “Revolución de las Mujeres” no solo liberó a Macacha, sino que consolidó el legado de Güemes, asegurando que las fuerzas patriotas retomaran Salta el 22 de julio de 1821, expulsando definitivamente a los realistas. Este evento, aunque poco documentado en fuentes oficiales debido a la invisibilización de las mujeres en la historiografía, es un testimonio del rol activo de las salteñas en la independencia. La “Revolución de las Mujeres” también refleja el concepto moderno que busca reivindicar la participación femenina en la gesta emancipadora. Historiadoras como Sara Mata han señalado que mujeres como Macacha, Juana Azurduy y María Remedios del Valle desempeñaron roles militares, logísticos y políticos, desafiando las normas de una sociedad patriarcal donde sus opciones se limitaban al matrimonio o el convento. “Muerte del General Güemes", de Arístene Papi Tras la muerte de Güemes, Macacha continuó su activismo, adhiriéndose al Partido Federal y participando en levantamientos contra gobernadores unitarios en 1824 y 1834. En 1825, viajó a Buenos Aires para solicitar ayuda militar y financiera para el norte, impresionando a todos con su determinación. En 1856, fundó una de las primeras escuelas para niñas en Salta, promoviendo la educación femenina en una época donde era escasa. Su apodo, “Madre del Pobrerío”, refleja su compromiso con los sectores populares, que constituían la base del ejército gaucho. Macacha falleció el 7 de junio de 1866, exactamente 45 años después de la herida mortal de su hermano. Sus restos descansan en el cementerio de la Santa Cruz, aunque hubo intentos infructuosos de trasladarlos al Panteón de las Glorias del Norte. Su legado ha sido rescatado en las últimas décadas, con calles, monumentos y reconocimientos que la celebran como un símbolo de empoderamiento femenino. En Buenos Aires, el Bulevar Macacha Güemes en Puerto Madero honra su nombre desde 1995, y en Salta, un monumento ecuestre la representa portando un estandarte patrio. La contribución de Macacha a la identidad nacional radica en su desafío a los roles de género tradicionales. Su historia, junto a la de otras mujeres de la independencia, ha inspirado una reescritura de la historiografía argentina, promoviendo una narrativa inclusiva que valora la diversidad regional y el aporte femenino. Como señala la escritora Ana María Cabrera, Macacha es una de las “mujeres silenciadas” que merecen un lugar central en la historia nacional. Su rol revolucionario y su mediación en el “Pacto de los Cerrillos” son ejemplos de cómo las mujeres fueron agentes activos en la construcción de la nación. Martín Miguel de Güemes, por su parte, es un símbolo del espíritu gaucho y la resistencia popular. Su reconocimiento como héroe nacional en 2016, con el 17 de junio declarado Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, subraya su dimensión continental en el proyecto emancipador de San Martín y la devoción al Señor y la Virgen del Milagro, integrada en las conmemoraciones de Güemes, refuerza la idea de una lucha bendecida por la fe, uniendo lo espiritual con lo patriótico. Martín Miguel de Güemes y Macacha Güemes son figuras complementarias en la historia de la Argentina. Él, con su liderazgo militar y su devoción al Señor y la Virgen del Milagro, representó la resistencia frente al colonialismo español. Ella, con su inteligencia política y su valentía, desafió las barreras de género, liderando desde la logística hasta la diplomacia. La “Revolución de las Mujeres” de 1821, impulsada por la encarcelación de Macacha, es un hito que visibiliza el poder colectivo de las salteñas en la independencia. Juntos, los Güemes contribuyeron a una identidad nacional que celebra la diversidad, la fe y la inclusión. En la Catedral Basílica de Salta, donde la devoción al Milagro y el Panteón de las Glorias del Norte convergen, su legado sigue vivo, inspirando a generaciones a valorar la libertad, la equidad y la memoria de quienes forjaron la patria.
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