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  • CGT debatirá su participación en el Consejo de Mayo para la modernización laboral en medio de tensiones internas

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 20/06/2025 16:58

    El Gobierno ha incluido a Gerardo Martínez (UOCRA) como miembro del Consejo de Mayo, un espacio de negociación multisectorial que fue anunciado hace un año por Javier Milei. Este órgano se reunirá por primera vez el próximo martes en la Casa Rosada. Sin embargo, desde la CGT se afirmó que, a pesar de no haber recibido una invitación formal, este lunes se debatirá si aceptar o no la propuesta de sentarse con funcionarios, gobernadores y legisladores para llegar a un consenso sobre una “modernización laboral” que luego sería tratada por el Congreso. Martínez, quien ocupa el cargo de secretario de Relaciones Internacionales de la CGT y regresará esta noche a Argentina tras participar en la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), declaró a Infobae: “Nadie del Gobierno habló conmigo.” En su momento, se nos informó que el Poder Ejecutivo decidiría quiénes representarían al sector empresarial y sindical, pero ahora, indudablemente, me siento en la obligación de consultar. No puedo tomar una decisión unilateral en este asunto y se necesita el apoyo de una parte importante de la CGT”. El Consejo de Mayo ya está convocado para el martes, a las 9:30, en la Casa Rosada, y estará presidido por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Todo indica que este lunes la dirigencia cegetista se reunirá para deliberar sobre su posición. Uno de sus líderes adelantó a este medio que será “difícil” lograr un aval para dialogar con el Gobierno mientras continúen “el ajuste, el cepo a las paritarias y la reglamentación del derecho de huelga”. Martínez se destaca como el máximo exponente del sindicalismo dialoguista, o quizás el único de relevancia dentro de la CGT, después de que Héctor Daer (Sanidad), uno de sus cotitulares, adoptara una postura opositora al promover el último paro general, y Armando Cavalieri (Comercio) se tornara combativo tras el rechazo gubernamental a homologar su paritaria. Por lo tanto, parece que predominan los dirigentes con una postura dura frente a la administración de Javier Milei. Sin embargo, será clave decidir primero dónde se abordará el tema: en la mesa chica de la CGT (máximo 10 dirigentes), donde existen más moderados, o en el Consejo Directivo, que incluye a una decena de sindicalistas K o ultraopositores dispuestos a rechazar de plano cualquier intento de diálogo con el Gobierno. Fortalecido por su participación activa en la OIT y tras recibir recientemente un premio de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en Madrid, el líder de la UOCRA reconoció que su eventual participación en el Consejo de Mayo sería “un desafío para lograr lo que buscamos, que es la trilogía de desarrollo, producción y trabajo, un capítulo aún desconocido para este gobierno”. “Necesitamos un acople entre el sector productivo y el trabajo dentro de un diálogo sustentable y no discrecional”, añadió, subrayando: “No pedí ni busco estar ahí (en el Consejo de Mayo), pero si se aprueba, será una oportunidad para ser la voz de la CGT y que todas las propuestas se acuerden consensuadamente”. Para Martínez, y también para algunos dirigentes que públicamente se muestran contrarios al diálogo, ingresar al Consejo de Mayo abre la posibilidad de debatir cualquier nueva modificación en la legislación laboral sin que los libertarios impliquen su postura en este tema, como ocurrió hasta ahora. El gran temor de los dirigentes es que, sin su participación en este espacio de diálogo, se dé luz verde desde la Casa Rosada a la propuesta de Democracia Sindical, impulsada por la UCR y el PRO, que se analiza en Diputados y que deroga la reelección perpetua, prohíbe las cuotas solidarias y establece fuertes controles y limitaciones al gremialismo, incluso en las obras sociales. Participar en el Consejo de Mayo mientras hay un cepo salarial que limita las paritarias, por ejemplo, es un riesgo para la CGT frente a su propia dirigencia y sus bases, especialmente en un panorama de interna sindical que intensifica la contienda entre no kirchneristas y kirchneristas. Esta situación adquiere más relevancia ya que lo acordado o no en el Consejo de Mayo, junto a la imagen de tolerancia hacia el Gobierno, tendrá repercusiones en las futuras negociaciones para elegir nuevas autoridades de la CGT en octubre. El dilema que enfrenta la CGT es significativo. Si no asiste al Consejo de Mayo, el Gobierno avanzará sin restricciones hacia otra reforma laboral y la CGT no podrá siquiera opinar a tiempo sobre su contenido. Si participa, también podría no lograr evitarlo, pero siempre tendrá la oportunidad de obtener rédito político de un portazo si la Casa Rosada intenta implementar una reforma inaceptable para el sindicalismo. Un componente que puede influir en la decisión de la CGT es que, como anticipó Infobae, Martínez ha mantenido en las últimas semanas conversaciones reservadas con el nuevo presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, para acordar una agenda común que incluye la modernización laboral, teniendo en mente que cualquier cambio “no perjudique los derechos adquiridos de los trabajadores”. No es casual que tanto Martínez como Rappallini hayan hablado en la conferencia de la OIT, donde coincidieron en defender de manera enfática el diálogo tripartito. La intención era incluso programar una foto conjunta con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, para dar un mensaje claro al respecto, aunque el funcionario finalmente no asistió a Ginebra. Esta postura compartida de la UIA y la CGT podría evitar, por ejemplo, que el Gobierno logre imponer metas como descentralizar la negociación colectiva para fomentar convenios por empresa o eliminar la ultraactividad de los convenios colectivos, dos obsesiones de los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger (quien estará presente en el Consejo de Mayo). Es importante señalar que la CGT debe decidir su rumbo ante el Consejo de Mayo en un contexto en el que el nuevo Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, integrado por sindicatos y organizaciones sociales, comenzará el próximo miércoles con una marcha hasta el ministerio encabezado por Sturzenegger, en avenida Roque Sáenz Peña 788, para protestar contra la desregulación del transporte y otras áreas. Algunos de los dirigentes que participarán en la protesta, como Juan Carlos Schmid, presidente de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), son los mismos que deberán decidir si la CGT acepta la invitación para consensuar otra reforma laboral. De todas formas, si la CGT decide formar parte del Consejo de Mayo, deberá realizar concesiones, como corresponde a cualquier negociación. ¿Lograrán pasar el fino tamiz de un sindicalismo más centrado en las formas que en los contenidos, es decir, en mostrarse opositores al Gobierno en lugar de ser pragmáticos para influir en futuras reformas? Otro factor que afecta la situación es el político-electoral. La mayoría de los líderes cegetistas apoya a Axel Kicillof. ¿Pueden sentarse a buscar acuerdos con el Gobierno y, al mismo tiempo, hacer campaña para que este pierda en las elecciones? Esta es solo una de las muchas preguntas que quedan sin respuesta, pero que enfrentarán a la CGT ante la disyuntiva habitual: negociar o atrincherarse para luchar.

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