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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/06/2025 14:54
Don’t Kill Rumble, de Scubalight Studios. Caótico y divertido, Don’t Kill Rumble se presenta como un multijugador ambicioso, en un género difícil de conquistar. Más aún para desarrollos totalmente independientes en Latinoamérica. Después de probarlo en compañía de influencers y prensa, estoy más que contenta con los resultados del equipo argentino de Scubalight Studios, ya que lograron dar en la tecla con el factor adictivo que invita a jugar una partida detrás de otra. Definido como un Battle Royale vertical, cercano a lo que entendemos como un King of the Hill, en Don’t Kill Rumble no se trata de eliminar contrincantes sino de anteponerse a ellos mediante estrategias de combate diversas que se ajusten al estilo de cada jugador. Con esta versatilidad bajo el brazo, este videojuego ya tiene un pie adentro para conquistar salas de Discord de amigos en largas sesiones de juego. En una sala de seis jugadores nos aventuramos ante lo desconocido después de un tutorial que explica detalladamente cada mecánica a incorporar. Saltos, golpes de puño, esquive y gadgets únicos son algunos de los elementos a nuestra disposición para competir con otros jugadores hacia la cima de un mapa que explota la verticalidad con plataformas que invitan a practicar la precisión. El peor enemigo de muchos como yo que no somos los más pacientes ante este tipo de desafíos. Don’t Kill Rumble, de Scubalight Studios. Una vez en la cima competimos contra quienes van llegando para conquistarla y coronarse victoriosos de una forma tan divertida como se te pueda imaginar. En esta experiencia probamos varias estrategias y salió a relucir la creatividad de otros colegas. Donde yo tal vez, por mi propia naturaleza, decidí ir a los golpes limpios tratando de quitarles la vida para que queden incapacitados durante cierto tiempo con algunos gadgets ofensivos como ayuda extra; otros decidieron ir por estrategias más pasivas, como usar un gadget de invisibilidad y combinarlo con otro que lo hacía escapar con facilidad mientras creaba situaciones caóticas para los contrincantes. Si sobrevivir el mayor tiempo posible es la meta, la forma de resolverlo puede ser infinita. Una vez que termina el contador, quien haya conseguido más tiempo en la cima ganará mediante un sistema de puntos que se contabilizan en varias rondas hasta llegar al fin de la partida. Así, una y otra vez, de forma casi adictiva íbamos creando una partida detrás de otra lejos de la obligación de participar de una prueba exclusiva. Estábamos motivados por la competitividad y lo divertido que resultaba jugar. Lograr esto no es fácil, mucho menos para personas que trabajan dentro de la industria analizando cada pequeño detalle donde jugar se vuelve sistemático y te puede alejar del simple acto de goce. Don’t Kill Rumble es esencialmente divertido. Desde la estética chibi y casi caricaturesca de los personajes, hasta su personalización y compartirlo con amigos en la sala de espera. Que todo se pueda entender como entretenido en un multijugador de este estilo es vital y Scubalight Studios lo logra casi sin esfuerzo. Es un videojuego que se nota que está pensado y lleno de feedback en comunidad, porque el resultado preliminar es más que prometedor. Don’t Kill Rumble, de Scubalight Studios. Lo que empezó como una prueba tímida se transformó en una sesión mucho más larga que lo esperada y por decisión de todos los miembros de la sala. Terminamos jugando, entre conocidos y desconocidos, charlando sobre las estrategias que planeábamos entre risas. Don’t Kill Rumble logró ser, en ese momento, un punto de encuentro mediante un juego divertido, dinámico y versátil donde cada ronda se sentía diferente. A medida que pasaba el tiempo, notamos que ya no funcionaba hacer lo mismo que siempre y ahí entra en juego la posibilidad de cada uno de adaptarse al contrincante ronda tras ronda para dominar. Vuelvo a destacar que lograr este nivel de distensión en un entorno como este no es fácil, y se debe a la calidad de un multijugador que realmente da gusto jugar. Las mecánicas, el sonido y los objetivos funcionan, aunque pueda llegar a ser un poco caótico por momentos por la propia naturaleza del videojuego. Tampoco lo considero algo tan negativo, creo que es algo inherente a este tipo de multijugadores donde el factor caótico y aleatorio a veces define el curso de una ronda. Don’t Kill Rumble, de Scubalight Studios. Si bien no es un producto perfecto porque aún no está finalizado, con algunos errores a mejorar, desde la respuesta de la cámara en algunos tipos de movimientos o pequeños bugs no muy molestos, la demo disponible en Steam en este momento merece la pena de ser jugada con amigos. La respuesta del servidor en general es muy buena, no sufrimos desconexiones ni tampoco errores que hayan imposibilitado la continuidad de una partida. Los movimientos son fluidos e intuitivos, por lo que aprender a jugar no lleva demasiado tiempo. Saber crear estrategias, por otro lado, merece más dedicación que sólo saltar y pegar. Don’t Kill Rumble tiene mucho corazón. No solo por su origen latinoamericano, que ya implica desafíos de por sí, sino por su capacidad para capturar la esencia de lo que hace divertido a un videojuego. Es una propuesta que entiende que necesita de una comunidad fuerte para crecer cuando finalmente vea la luz. En un panorama saturado de propuestas multijugador que muchas veces carecen de dirección, Scubalight Studios logra destacar con un título independiente ambicioso y con una identidad muy marcada.
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