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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 20/06/2025 14:27
Un funcionario policial asegura vivir un verdadero calvario tras la denuncia de su expareja. Medidas judiciales, tobillera y denuncias cruzadas marcan su día a día. Un policía de Entre Ríos expuso públicamente el difícil momento que atraviesa desde que su expareja lo denunció por violencia. En diálogo con Códigos, relató que su vida cambió por completo desde noviembre de 2023, cuando decidió poner fin a una relación conflictiva. A partir de entonces, asegura ser víctima de una persecución judicial que afectó su trabajo, su salud mental y sus vínculos familiares. “En noviembre de 2023, decidí terminar una relación con una mujer. Hacía unos años que estábamos saliendo, no tenemos hijos en común ni bienes. Por situaciones personales de la relación, veía que la cosa se estaba saliendo de control por gastos excesivos y exigencias desmoderadas de ella y otras cuestiones de pareja, de fidelidad, decido poner fin a la relación”, comenzó su testimonio. “Ella en su momento me manifestó que no me iba a molestar y que me agradecía todo lo que había hecho por ella”, agregó. Sin embargo, los problemas no tardaron en llegar. En febrero, durante sus vacaciones, tuvo un cruce con la mujer en Valle María que terminó con su vehículo destrozado y el inicio de una cadena de denuncias. “Me lo había destrozado y lo rayó, me lo dejó en llanta. No conforme con eso, cuando ella volvió a Paraná fue y me denunció”, explicó. “Ahí comenzó con un montón de mentiras: que era violento, manipulador, que la golpeaba y que la amenazaba con mi arma”. Medidas judiciales y consecuencias laborales Las acusaciones tomaron otra dimensión por su condición de funcionario: “Soy funcionario policial y dijo que la amenazaba con el arma y que lo amenazaba al hijo de muerte. Soy allanado en mi propiedad, me llevan cajas de balas de 9 mm. de mi arma reglamentaria”. Aunque la causa fue archivada, aseguró: “De igual manera, me costó dinero”. Las medidas judiciales incluyeron la colocación de una tobillera electrónica por cuatro meses. Pero la situación no mejoró. “Comencé a tener problemas en mi trabajo. Tenía que ir a la junta médica de la policía, que tiene sede en calle Rondeau, y cuando iba en mi vehículo se cruzó en la ruta. Hice un video, me comuniqué con el 911 y le expliqué qué era lo que estaba pasando porque iba con el dispositivo y ella en ese momento no estaba con el dispositivo”, detalló. En consecuencia, se le extendió la tobillera otros seis meses, y más recientemente, recibió una nueva notificación de prórroga sin explicación clara: “Ayer me notifican, no sé por qué motivo, de la renovación de las medidas. Ya no sé qué más hacer”. Denuncias cruzadas y pedido de auxilio El uniformado reveló que presentó seis denuncias contra su expareja: “Violencia a la propiedad, por daños en el vehículo, lesiones y hasta el día de hoy nadie me contesta ni me dice nada”. Sin respuestas de la fuerza policial ni del Juzgado, el funcionario pidió ser trasladado: “Pedí para irme a vivir a otro departamento para poder estar lejos de Paraná porque ya no aguanto más la situación”. “Estoy viviendo una situación muy angustiante, tengo 30 años de servicio y siento que me han pisoteado de la peor manera. A nadie le importa mi situación”, lamentó. Finalmente, reflexionó sobre el impacto que atraviesa: “Tengo que ir a trabajar así. Me regulan el uso del arma porque estoy uniformado. Tuve que abandonar el cargo, me está perjudicando económicamente, psicológicamente y familiarmente. No puedo rehacer mi vida porque estoy en una situación en la que no puedo salir de la calle”. Fuente: El Once
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