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  • Los secretos de los guerreros de terracota

    » El Ciudadano

    Fecha: 19/06/2025 15:03

    En 1974, unos campesinos que cavaban un pozo en la provincia china de Shaanxi realizaron uno de los descubrimientos arqueológicos más impactantes del siglo XX: un ejército entero de figuras de terracota a tamaño real, enterrado bajo tierra desde hace más de dos milenios. Este conjunto, conocido como los Guerreros de Terracota, fue construido para proteger en la otra vida al primer emperador de China, Qin Shi Huang. Pero, a pesar de décadas de investigación, los secretos de estas esculturas colosales siguen fascinando a los arqueólogos. Los Guerreros de Terracota forman parte de un gigantesco complejo funerario de más de 56 kilómetros cuadrados, considerado como la necrópolis más grande jamás construida en el mundo antiguo. Cada figura —ya sea soldado, arquero, oficial, auriga o caballo— está hecha de arcilla cocida (terracota) y tiene rasgos únicos, como si cada uno hubiese sido modelado a partir de una persona real. Se estima que existen más de 8.000 soldados, 670 caballos y 130 carros de guerra, aunque muchos aún no han sido desenterrados. Tecnología avanzada en la antigua China Uno de los mayores misterios científicos es cómo fue posible construir un ejército tan complejo con tecnología del siglo III a.C. Estudios recientes han revelado que los artesanos emplearon técnicas de ensamblaje en serie, similares a una línea de producción moderna. Las piezas se fabricaban por separado (cabezas, brazos, torsos) y luego se unían y personalizaban. Además, se han identificado pigmentos que revelan que originalmente las figuras estaban pintadas con vivos colores, muchos de los cuales se han perdido por oxidación al entrar en contacto con el aire. Una investigación realizada por científicos chinos y alemanes descubrió que los artesanos usaron un barniz especial conocido como «laca de China», una resina natural que recubría la pintura. Sin embargo, su extrema sensibilidad a la humedad y al oxígeno ha dificultado los esfuerzos por conservar los colores originales, lo que explica por qué la mayoría de las figuras aparecen hoy en día con un tono grisáceo. Armas reales para un ejército simbólico Aunque las figuras son simbólicas, muchas de las armas encontradas junto a ellas son auténticas. Espadas de bronce, lanzas, ballestas y puntas de flecha fueron enterradas junto a las estatuas, muchas aún afiladas después de más de 2.000 años. Lo más sorprendente es que algunas de estas armas presentan una capa de cromo, lo que las ha mantenido libres de óxido. Este uso de cromo ha generado teorías sobre un conocimiento metalúrgico avanzado, aunque otros estudios sugieren que la conservación pudo deberse a factores ambientales únicos en el suelo de la región. Misterios sin resolver Uno de los grandes enigmas sigue siendo el mausoleo central donde se cree que está enterrado el propio Qin Shi Huang. Según las crónicas del historiador Sima Qian, el sepulcro contiene un mapa del imperio con ríos de mercurio. Los niveles anormalmente altos de este metal en el suelo refuerzan esta teoría, pero el gobierno chino ha prohibido la excavación del mausoleo principal por razones éticas y tecnológicas: aún no existen métodos suficientemente seguros para explorar su interior sin causar daños irreparables. Un legado que trasciende el tiempo Más que una proeza artística o arquitectónica, el ejército de terracota es una ventana única al pensamiento religioso, político y militar de la antigua China. Simboliza la obsesión por la inmortalidad del primer emperador y el poder absoluto que ostentaba incluso en la muerte. Pero también es testimonio del genio colectivo de miles de artesanos anónimos cuyas técnicas aún hoy desconciertan a la ciencia moderna.

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