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» Elterritorio
Fecha: 19/06/2025 11:32
El juicio por el femicidio de María Solange Diniz Rabela entró en su etapa final: el fiscal pidió prisión perpetua para el cacique Marcelo “Caraí” Núñez, mientras que la defensa exigió su absolución. Se espera para más tarde el veredicto de los jueces jueves 19 de junio de 2025 | 10:40hs. El fiscal Milicich pidió la pena máxima para “Caraí” Núñez En la etapa final del juicio que se sigue contra Marcelo “Caraí” Núñez (40), cacique de la comunidad mbya guaraní Tarumá Poty de San Vicente, acusado de asesinar y quemar a su pareja, María Solange Diniz Rabela (22), en abril de 2020, las partes presentaron sus alegatos. Mientras el fiscal David Ezequiel Milicich solicitó la pena de prisión perpetua, la defensa, a cargo del abogado Jorge Zabulanes, pidió la absolución e inmediata liberación del imputado. Milicich: "La única víctima acá es Solange" El fiscal Milicich reclamó que se aborde el caso “con perspectiva de género y conforme a la Convención de Belém do Pará”, remarcando la necesidad de valorar las circunstancias previas y posteriores al hecho criminal. Según dijo ante el Tribunal Penal Uno de Oberá, “estamos hablando de un caso de violencia de género evidente”, y sostuvo que la quema del cuerpo “no tuvo fines religiosos ni fue para evitar la propagación del coronavirus: fue para borrar evidencia”. “El cuerpo de la víctima es solo un elemento en un cúmulo de evidencias, testimoniales y pericias. Es imposible negar que Solange sufría violencia de género”, afirmó. Citó los testimonios de cinco testigos que lo acreditaron, entre ellos el propio hijo de la víctima, de apenas 8 años: “Patricio dijo que ‘el cacique le daba tapas a mi mamá, le daba piñas. Él la mató’”. También recordó que una sobrina del acusado testificó que Solange le confesó: "No quiero morir". Milicich subrayó que la joven vivía en una situación de extrema vulnerabilidad, aislada en la comunidad, sin acceso a redes de contención ni posibilidad de denunciar la violencia sistemática a la que estaba sometida. “Era mujer, estaba encerrada en un contexto cerrado. Si no analizamos eso, perdemos de vista todo”, advirtió el fiscal. Según la acusación, el femicidio se consumó entre la noche del sábado 11 y la madrugada del domingo 12 de abril de 2020. “El imputado tomó, la mató esa madrugada, y al saber que la policía iba a ir a la aldea, quemó el cuerpo para borrar la evidencia. ¿Qué sentido tendría quemar el cuerpo que no sea ese?”, argumentó. Pidió que se condene a Núñez por homicidio doblemente agravado: por el vínculo y por mediar violencia de género (artículo 80, incisos 1° y 11° del Código Penal). “La relación de pareja está acreditada. El imputado sabía y quería lo que hacía. La maltrataba de forma asidua. Solange sufría violencia sistemática”, reiteró. Finalmente, en su réplica, Milicich pidió no confundir la incineración con una práctica cultural: “Según la antropóloga Solari, que nos instruyó en este juicio, no existe esa costumbre en la comunidad mbya. Aquí se quemó un cuerpo para ocultar un femicidio”. Además, solicitó que se libre oficio a la Municipalidad de San Vicente para que, a través de la Dirección de Niñez y Adolescencia, se aborde la situación de los hijos de la víctima. Sabulanez: "No hay ni una prueba" Del otro lado, el defensor Jorge Sabulanez reclamó la absolución y liberación inmediata de Núñez. Denunció que la defensa enfrentó múltiples obstáculos y cuestionó la forma en que se instruyó la causa. “Desde la instrucción se ha intentado construir un mito, un monstruo, sobre Marcelo. Las pruebas fueron arbitrarias”, afirmó. En este sentido, puso en duda el rigor de las pericias planimétricas realizadas por la Policía de Misiones y mencionó una fotografía donde un oficial aparece manipulando una azada en el sitio donde había sido enterrado el cuerpo de Solange tras la incineración: “Se prostituyó un lugar sagrado para la cultura guaraní. Donde muere una persona y se entierra, es tierra sagrada. Eso no fue respetado”, dijo, reforzando su hipótesis defensiva que se direcciona hacia una muerte natural y rito de la cultura guaraní. Según Sabulanez, no hay elementos que prueben un hecho concreto de homicidio: “En el expediente no hay ni una prueba de un acto que haya ocasionado una muerte. El Estado puede perseguir delitos, pero el límite es el tipo penal. Si eso no se respeta, es arbitrariedad”. Cuestionó también la autopsia y el informe del perito Milton Acosta, que sostuvo esta mañana ante el tribunal que Solange sufrió una muerte violenta: “Es una suposición. No hay elementos que indiquen que fue una muerte natural ni violenta. La pericia no es absoluta”. Reiteró que la incineración del cuerpo podría estar relacionada al miedo al contagio de coronavirus: “Pese a que la doctora diga que no ordenó la cremación, sí había protocolos donde se recomendaba el uso del fuego. El impacto de la pandemia debe ser tenido en cuenta”. Sabulanez además planteó que no se respetó la cultura indígena ni el rol del cacique como autoridad: "El cacique guía a la comunidad, se le debía tratar con el mismo respeto que un doctor", dijo, y acusó a los medios: "Se lo convirtió en un cuco, pero la realidad es que no hay pruebas de que haya matado a alguien”. Finalmente, desestimó las acusaciones de violencia de género: “Ella no estaba secuestrada. Iba a la iglesia, al mercado. Eligió estar ahí porque se sentía bien. Nada indica que sufría violencia, no hay una sola denuncia ni evidencia de eso”. Con los alegatos ya presentados, el juicio quedó al borde de su definición. En las próximas horas, el tribunal deberá emitir su veredicto y resolver si condena o absuelve a Marcelo Núñez, en un caso atravesado por el debate sobre el acceso a la justicia en contextos de las poblaciones originarias y la violencia de género. "No es costumbre quemar los cuerpos" En parte, el debate centró la discusión en la incineración del cuerpo de Solange. La defensa sostiene que se trató de una cuestion cultural en un contexto de muerte natural de la víctima, y en un tiempo donde reinaba el temor y la incertidumbre por la pandemia de coronavirus. Desde desde la acusación se sostuvo todo lo contrario, es decir, que no se trató de una práctica habitual y la incineracion fue para borrar evidencia. Sobre esto, Vilma Solari, antropóloga social propuesta por el Superior Tribunal de Justicia y presente en las dos jornadas del juicio, a pedido del tribunal explicó con claridad el tratamiento que la comunidad mbya guaraní le da a la muerte y descartó que la quema del cuerpo de María Solange Diniz Rabela responda a una práctica cultural. “Sobre si los cuerpos se queman o no en esta cultura: no es costumbre. Según la bibliografía clásica, que es científica, eso no se hace". Solari explicó que, en la cosmovisión mbya, el espíritu del muerto tiene una importancia vital y es tratado con sumo cuidado: “El muerto es un espíritu potente. La comunidad realiza ceremonias de resguardo porque el espíritu tiene su tiempo para tomar conciencia de que está muerto. Durante ese tiempo deambula, y en ese deambular busca llevar a un compañero porque no es consciente de su condición, por eso es sepultado fuera de la aldea”. Además, detalló en este sentido que "el alma es doble: tiene un aspecto ligado a las impurezas del mundo y que puede hacer daño, y otro más puro, que es el que va a la morada de los dioses". Respecto al caso específico de Solange, fue contundente: “La occisa no era mbya, y estas consideraciones no tendrían relación con ella. No le corresponderían estos cuidados, ceremonias o tratamientos que sí reciben los miembros de la comunidad mbya".
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