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  • El pensamiento crítico bajo la mirada de 5 especialistas: por qué es una de las habilidades clave para defender nuestra autonomía intelectual

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 19/06/2025 06:45

    Gabriel Brener, Melina Masnatta, Diego Golombek, Tomás Balmaceda y Silvana Cataldo Aprender a pensar es una acción inmensa que implica poner esfuerzo, dedicación e interés para ir más allá de la observación o la escucha y así comprender el mundo que nos rodea. Cuando se observan las habilidades indispensables para este siglo XXI el pensamiento crítico siempre está en el top 10 de lo que debemos “tener”. El impacto de la inteligencia artificial en la vida cotidiana, el trabajo y la educación también ejercen presión sobre la importancia de este ejercicio de raciocinio, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de pensamiento crítico? ¿Por qué parece algo “novedoso” cuando el imperio de la razón nos ilumina desde hace siglos? ¿Qué es lo que nos están intentando transmitir con la importancia de aprender a ejercer la crítica con nuestra mente? En Ticmas hicimos la pregunta que parece obvia, pero no tanto: ¿Qué es el pensamiento crítico? ¿Por qué no podemos perderlo de vista en la educación? Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación y Especialista en Gestión y Conducción de Sistema Educativo (FLACSO) La gran pregunta “Lo primero que se me ocurre es una frase que desde que la leí no me abandona: Que lo habitual no se convierta en natural, al punto tal de dejar de interpelarlo. Nada de lo humano puede quedar al margen de la interrogación. El asunto entonces, si somos educadores, es crear las condiciones para poner bajo escrutinio incluso lo que parece obvio”, reflexionó el especialista en Gestión Educativa (FLACSO), Gabriel Brener quien es además docente, investigador y referente en temas de convivencia escolar. Por su parte, Melina Masnatta, consultora y especialista en Educación y Tecnología- y actualmente Coordinadora Académica del Master in Business online con orientación en negocios tecnológicos y digitales y profesora del Executive MBA de UdeSA-planteó: “El pensamiento crítico es el proceso vs. la respuesta automática de una IA, es decir es la capacidad de cuestionar, de observar más allá de lo evidente, preguntar por el cómo, de tomar distancia de la información para analizarla, contrastarla y generar juicio propio (y autónomo). En otras palabras, es una forma de pensar que no se conforma con respuestas automáticas ni con verdades ‘cerradas’. Implica reconocer los supuestos, detectar sesgos, identificar intenciones detrás de los discursos y, sobre todo, tomar decisiones informadas y éticas”. Y agregó: “Es clave entender que no es solo una habilidad académica, sino una forma de estar en el mundo. Pensar críticamente es resistir la velocidad con pausa, la repetición con reflexión, el deseo por aprender, la pasión por enseñar, y el error como motor humano y habilitador de iteraciones.” Para Melina Masnatta, el pensamiento crítico es el proceso vs. la respuesta automática de una IA (Agustín Brashich/Ticmas) Pensar para entender Siguiendo esta idea de “estar en el mundo”, el Dr. en Ciencias Biológicas y divulgador Diego Golombek aseguró: “El pensamiento crítico es un invento humano para entender el mundo. Entender la realidad sobre la base de la razón, la base de los experimentos, la base de la comparación. Tratar de entender sobre la base racional de cómo funciona el mundo. Esto implica tener argumentos, tener hipótesis, tener un criterio deductivo, un criterio experimental e interpretar sobre la base de la evidencia; deducir sobre la base de la evidencia”. Por su parte, el Dr. en Filosofía Tomás Balmaceda destacó: “El pensamiento crítico es la capacidad de analizar información, argumentos y situaciones de manera reflexiva, lógica y fundamentada, con el objetivo de tomar decisiones razonables y evitar errores de juicio. Lejos de ser una habilidad puramente académica, el pensamiento crítico es una herramienta cotidiana que nos permite distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo que tiene sentido y lo que es simplemente persuasivo o emocionalmente atractivo”. Y resaltó: “Pensar críticamente implica evaluar la calidad de las razones que se nos ofrecen para aceptar o rechazar una afirmación, identificar falacias o sesgos, y ser conscientes de nuestras propias creencias y prejuicios. En un mundo saturado de información, donde circulan noticias falsas, discursos polarizantes y tecnologías que automatizan decisiones, el pensamiento crítico no solo es una habilidad valiosa: es una forma de defender nuestra autonomía intelectual. Desarrollar esta capacidad nos prepara para enfrentar problemas complejos, interconectados y urgentes —como el cambio climático o la desigualdad— con creatividad, ética y responsabilidad social”. Diego Golombek es profesor universitario e investigador de CONICET (Foto: Movant Connection) Educarnos en pensamiento crítico Por su parte, la especialista en innovación educativa, multialfabetización y competencias para la nueva ciudadanía, Silvana Cataldo reflexionó: “¿Por qué es tan importante fomentar el pensamiento crítico hoy en el desarrollo de nuestros estudiantes como ciudadanos de esta época? Estamos en este momento más que nunca rodeados de información. La información abunda, circula rápido y muchas veces sin filtros”. “Estamos a veces intoxicados por tanta información y es clave que podamos aplicar pensamiento crítico, ya no tanto como una habilidad deseable, sino como una competencia indispensable para navegar la complejidad en la que nos encontramos”, aseguró. Y agregó: “Fomentar este tipo de pensamiento, hacerse preguntas, poder entender cómo interpretar toda esa información, la intencionalidad que puede tener la información o quién nos pasa la información o quién la transmite es clave desde edades tempranas porque permite formar ciudadanos capaces de hacerse preguntas, de analizar la información desde múltiples perspectivas y tomar decisiones informadas y éticamente sostenibles”. Tomás Balmaceda, doctor en Filosofía (Cortesía Ticmas) La alquimia de la IA y la educación Gabriel Brener planteó “La IA es fascinante, nos deja perplejos, derriba expectativas, aunque nunca deja de ser un cálculo matemático, quizás el mejor de todos, una alquimia increíble. Entonces invitémosla a las aulas.” Y resaltó: “No sirve declararla enemiga, ver en ella nuestra sentencia de muerte. No es contra sino con ella. Aprendamos del Judo, que solo se vence aprovechando la fuerza del otro. Lo mismo con ella. No sirve oponerse a ella, sino más bien aprovechar su fuerza para vencer las adversidades”. Diego Golombek apuntó al mismo camino de evitar caer en posiciones de trinchera y guerra: “Lo peor que podemos hacer es ignorar, prohibir, eliminar los avances de la tecnología que en este momento se ven ultra representados por la IA. Son herramientas, aprovechemoslas críticamente, racionalmente para entender qué preguntarles, para qué usarlas, cómo usarlas en favor nuestro y no como enemigos. Yo creo que son grandes aliadas de la educación si sabemos usarlas”. Y recordó: “No olvidemos que en el fondo la inteligencia artificial, en algún momento tuvo un código programado por humanos y tenemos que entender hacia dónde va esto. Si lo dejamos en una caja oscura; en una caja negra y no entendemos nada de lo que pasa adentro es una receta para el desastre”. Tomás Balmaceda reflexionó: “Pensar en el pensamiento crítico en relación con la inteligencia artificial en el ámbito educativo es clave porque nos ayuda a mantener nuestra capacidad de juicio en un momento en que los algoritmos toman decisiones, escriben textos, responden preguntas y filtran lo que vemos. Frente a una tecnología que automatiza la generación de conocimiento, necesitamos más que nunca aprender a evaluar, interpretar y cuestionar”. La especialista y EdTech Consultant, Silvana Cataldo en el auditorio de Ticmas. —(Cortesía Ticmas) Seguir siendo humanos Melina Masnatta explicó: “Hoy estamos frente a tecnologías que no solo procesan datos; modelan formas de ver, decidir y aprender. La inteligencia artificial no es neutral. Refleja los sesgos de quienes la diseñan, y reproduce estructuras culturales, de idioma, de geografía, etc. En educación, si no enseñamos pensamiento crítico, la IA puede terminar homogeneizando respuestas, validando fuentes sin contexto, alucinando exponencialmente y automatizando decisiones pedagógicas que deberían ser humanas. Pero si lo cultivamos, la IA puede convertirse en una herramienta para amplificar voces, explorar ideas y desnaturalizar verdades únicas”. Y destacó: “Extender esta mirada a la vida cotidiana es urgente. Porque el pensamiento crítico no es solo ‘para entender el mundo’: es para transformarlo. Y hoy, esa transformación necesita de personas capaces de disentir, argumentar y elegir con conciencia Especialmente en un presente donde la información abunda, pero el sentido, el propósito escasea”. Por último, Silvana Cataldo reflexionó que se trata de ir más allá de una mirada operativa: “No necesitamos solamente saber cómo usar las herramientas, sino también entender cómo hacer un uso responsable y crítico de las herramientas”. Y subrayó: “Aplicar el pensamiento crítico al interactuar con la IA implica no solamente saber cómo funciona una herramienta, sino preguntarse para qué, en qué contexto, con qué límites puedo decir esto, bajo qué criterios éticos. Y nos obliga a pensar más allá del resultado, a validar fuentes, a detectar estos sesgos, a entender que ningún sistema puede reemplazar la capacidad humana de reflexionar con empatía y juicio. Creo que estamos en un momento muy desafiante. Nos están invitando a exacerbar nuestras habilidades estrictamente humanas, es decir, justamente el pensamiento crítico, la capacidad de tener empatía con el destinatario de nuestro mensaje”.

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