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» Elterritorio
Fecha: 19/06/2025 01:30
Marcelo Núñez enfrenta un juicio por el femicidio de su pareja, Solange Diniz Rabela, cuyo cuerpo fue calcinado en la comunidad Tarumá Poty durante la cuarentena por Covid. En la lectura de la requisitoria de elevación a juicio se reveló la declaración que hizo el acusado en la etapa de instrucción, insistiendo con su versión relacionada al coronavirus. miércoles 18 de junio de 2025 | 10:46hs. Foto. Mariana Poplawski Con estremecedores detalles, comenzó esta mañana en el Tribunal Penal Uno de Oberá el juicio oral contra Marcelo Núñez (38), conocido como “Caraí”, cacique de la comunidad mbya guaraní Tarumá Poty. Está acusado de haber asesinado y luego incinerado el cuerpo de su pareja, María Solange Diniz Rabela (22), en abril de 2020, en el contexto del aislamiento por la pandemia de coronavirus. Durante la lectura de la requisitoria fiscal, se expuso la propia versión de Núñez sobre los hechos, en la que intentó justificar el incineramiento del cuerpo con un relato centrado en una supuesta enfermedad. "Estuvo seis horas con dolor de cabeza, garganta y pulmón. No daba más", afirmó el acusado cuando declaró en la etapa de instrucción de la causa. Agregó en aquella oportunidad que alertó sobre el estado de salud de Solange e intentó comunicarse con una médica que no respondió y que finalmente, muchas horas después, cuando la mujer ya había fallecido, según su versión, una ambulancia llegó a una plaza cercana -no hasta la comunidad-, donde él fue atendido y habría recibido la indicación de enterrar el cuerpo "antes de que contagie a la aldea". Dijo también que varios miembros de la comunidad escucharon esa supuesta sugerencia de la profesional que llegó hasta el sitio señalado. Aseguró que previo al deceso, Solange tomó pastillas que habían sido entregadas por personal de salud un mes antes, que vomitaba constantemente, y que él durmió en el piso la noche anterior porque ella no quería contagiarlo, y que en la mañana siguiente, cuando volvió de buscar ayuda en la casa de su mamá, ya no tenía signos vitales. Sostuvo que la médica se negó a revisar el cuerpo y que fue una integrante de la aldea quien lo lavó, envolvió y autorizó su traslado. "Yo creía que tenía dengue", dijo. Pero todo ese relato fue desmentido en la misma etapa de instrucción por los profesionales de salud que asistieron ese día a la comunidad. Tanto la doctora como el enfermero negaron haber diagnosticado a Solange, o haber dicho que debía ser enterrada sin más, mucho menos incinerada. Sus testimonios son claves en en esta etapa del proceso, y ocurrirán en esta jornada. Horas previas La acusación expone que Solange fue asesinada en un contexto de violencia. La noche previa a su muerte, hubo un asado con bebidas alcohólicas, y desde temprano en la mañana siguiente ya se sabía en la comunidad que la joven estaba sin vida. La requisitoria fiscal expuso, en base a testimonios, que Núñez ordenó sacar el cuerpo junto a otros dos hombres de la comunidad, en una cama de una plaza. Lo roció con combustible y le prendió fuego. Luego, instruyó que los restos calcinados -fragmentados, parcialmente destruidos por el fuego- fueran enterrados en un pozo cavado por familiares directos del acusado. La autopsia confirmó en el cráneo que fue desenterrado "traumatismo con posible pérdida de masa encefálica", signo de una muerte violenta. Sin embargo, no fue posible determinar la causa exacta debido al estado de carbonización extrema. El informe médico forense subrayó que el cuerpo fue sometido a altas temperaturas, con fragmentación y reducción severa. Se pudo determinar que la víctima ya estaba muerta al momento de ser incinerada, pero no se logró establecer cómo murió. Violencia Testigos del entorno relataron escenas de violencia de Núñez hacia Solange. Un testigo relató que ella le mostró una vez heridas en los dedos provocadas por el acusado. En cámara Gesell, uno de los hijos de Solange expresó: "Él le daba piñas y patadas. Mató a mi mamá". Ese testimonio fue considerado verosímil por los peritos intervinientes. Núñez enfrenta una acusación por femicidio, y en una primera instancia se negó a declarar ante los jueces, aunque lo podrá hacer en cualquier instancia del proceso. El tribunal está integrado por los jueces Francisco Aguirre, Horacio Paniagua y Julio Carvallo (subrogante). La defensa está a cargo de Jorge Zabulanes. Participa también un intérprete del idioma guaraní, dado el origen del imputado, para garantizar el acceso a la información judicial en su lengua originaria.
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