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  • El papá de un goleador misionero, clave en el pase de Maradona a Boca

    » Elterritorio

    Fecha: 19/06/2025 01:30

    Eduardo Rotondi fue uno de los seis jugadores que el Xeneize le dio a Argentinos a cambio del astro del fútbol. Convivió con el 10 en Nápoles y jugó en Casino Iguazú. Se enamoró de las Cataratas y tuvo dos hijos en Misiones martes 17 de junio de 2025 | 21:30hs. El 20 de febrero de 1981, Diego Armando Maradona se convirtió en jugador de Boca. La firma del contrato fue televisada y empezó la historia de amor del 10 y los hinchas xeneizes. En esa negociación, además de dinero y de propiedades, Boca le dio a Argentinos seis jugadores a cambio del pase del astro del fútbol. Uno de los jugadores era Eduardo Rotondi, quien ya estaba a préstamo en el Bicho y siguió su carrera en el club de La Paternal. El fútbol lo llevó a varios lugares alrededor del mundo, convivió varios meses con Maradona en Napoli, pasó por España y Colombia y hasta jugó en la tierra colorada. Se enamoró de las Cataratas y tuvo dos hijos misioneros: Florencia y Matías. El más chico siguió sus pasos en el mundo del fútbol, hizo inferiores en Argentinos y hoy juega en el fútbol centroamericano. “Empecé a jugar en las inferiores de Boca porque me quedaba cerca La Candela, un predio hermoso, teníamos un grupo hermoso. Llegué a Primera División y estaban el Chino Benítez, el Loco Gatti, Mario Sanabria, Toti (Carlos) Veglio. Tuve una buena relación con todos”, recordó Eduardo sobre sus inicios en el Xeneize. En 1980, Rotondi tuvo su debut en Boca y unos meses después se fue a Argentinos a préstamo: “Hablé con (Silvio) Marzolini porque estaba la posibilidad de irme a Argentinos a préstamo”. Ese fue el desembarco en La Paternal, donde Diego Maradona ya era conocido. En 1980, Eduardo Rotondi debutó con la camiseta de Boca. “Había ido con la ilusión de jugar con Diego y nos entendíamos. Hacemos la pretemporada con Diego en Mar del Plata, jugamos contra River, contra la selección de Hungría”, contó Rotondi. En esa pretemporada se termina de arreglar el pase del 10 a Boca y también el pase de Rotondi al Bicho: “Yo quedé definitivo en Argentinos y después me fui a jugar a Colombia, al Unión Magdalena de Colombia y a España”. Luego de más de 70 partidos en el Bicho, Rotondi pasó por Colombia y quiso probar suerte en el Viejo Continente. Viajó hasta Nápoles y convivió un tiempo con Maradona en el sur de Italia, mientras intentaba conseguir ser parte de algún equipo competitivo. Eran otros tiempos, en los que había pocos cupos para los extranjeros. “Estuve ocho meses viviendo con Diego, tratando de conseguir algún equipo en Italia. Me fui el día del cumpleaños de Diego y me dice ‘por qué no te quedas acá’. Un tipo, conmigo, maravilloso. Entrenábamos con el profe (Fernando) Signorini. Lo conocí cuando entrenaba tenis en Barcelona y un día le propuso ser el preparador físico personal de Diego. Me enseñó mucho”, contó Rotondi sobre sus días en Italia. “Cuando yo llegué a Nápoles, Diego no había ganado el primer Scudetto y ya todo estaba pintado de Diego. Era algo insólito, nos invitaban a comer. Diego fue figura antes de llegar”, valoró sobre el 10. “Vivíamos en un hotel y yo estaba cerca de la habitación en la que se quedaba don Diego. Era un gran hombre, no hablaba mucho, pero era muy buen tipo, un gran asador. Lo vi mucho cuando Matías jugó en las inferiores de Argentinos porque tenía ahí a uno de sus nietos y la relación creció”, repasó sobre el papá del astro. “Diego era un pibe muy inteligente, muy vivo, verlo entrenar era fabuloso y fuera de la cancha un tipo bárbaro. Para mí fue un compañero, lo conocí de joven y cuando te alejas podés ver todo lo que generó. Siempre estará presente”, comentó sobre el 10. Después de un tiempo, Rotondi pegó la vuelta a Argentina y tenía ganas de cumplir un sueño: conocer las Cataratas. “Fui a Misiones porque quería conocer las Cataratas. Me hacen un ofrecimiento económico muy bueno y me quedé en Iguazú para jugar en Casino. Tenía opciones de ir a Ferro, a Atlanta, a Platense, tenía chances de volver a Argentinos, pero me enamoré de las Cataratas”, confesó. En la tierra colorada tuvo dos hijos y Matías, el más chico, decidió seguir los pasos de su papá en el mundo del fútbol. “Matías un día me dice ‘papá quiero jugar al fútbol’. Yo me había casado y tenía un bebé en Buenos Aires. Le dije conozco algunos técnicos de inferiores y podía elegir entre Boca y Argentinos y eligió Argentinos”, repasó sobre la decisión de su hijo. “El encargado de las inferiores era Adrián Domenech, con quien yo había jugado en Argentinos. Fue a un par de pruebas y quedó. Fue goleador en 8° y 9° y jugó el Mundial sub 17 en Nigeria (compartió plantel con el Dibu Martínez y Nicolás Tagliafico), pero después hubo una desconexión dirigencial y la pagó Matías”, se lamentó. Pero Matías decidió seguir ligado al mundo del fútbol. “Él tuvo la fortaleza de seguir, de jugar algunos torneos regionales en Buenos Aires y después empezó su carrera en Centroamérica”, valoró su padre. Matías fue parte del plantel del Bicho campeón del Clausura 2010 y años más tarde arrancó su carrera en Centroamérica. Pasó por República Dominicana, volvió a Sudamérica para jugar en Ecuador, regresó a Dominicana, estuvo en Guatemala y fue campeón en dos oportunidades. Ahora es delantero de Real España de Honduras. Matías Rotondi, delantero de Iguazú, emigró al fútbol centroamericano hace un par de años. Eduardo sigue de cerca los pasos de su hijo Matías. “Sigo la carrera de Matías y la Selección”, bromea el ahora psicólogo deportivo, quien asegura que jamás dejó de estar ligado al fútbol. En 1979 fue parte de la preselección para el Mundial sub 20, pero por tener que realizar el servicio militar obligatorio no pudo jugar. Estuvo bajo las órdenes, en esa preselección, de Ernesto Duchini, maestro de varios futbolistas de Argentina y en Argentinos conoció a Pekerman. “Conocí a grandes personajes del fútbol argentino”, ponderó. “Lo tuve en Reserva a José Pekerman, después llegó a lo que fue, un animal. Un tipo humilde, simple, que creo maravilló a muchas personas”, reconoció sobre el ex DT de la selección argentina y pieza clave como formador en las juveniles. Hoy, Eduardo reparte su tiempo entre su familia y la psicología deportiva, porque siempre decidió estar cerca del fútbol. “De alguna manera siempre estuve en ese mundo, es muy difícil que alguien que pasó pro ese mundo se salga completamente”, cerró.

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