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» Tu corrientes
Fecha: 19/06/2025 00:45
Este evento, que se produce anualmente gracias a la inclinación de 23,44° del eje terrestre, es una de las claves del equilibrio estacional del planeta. Si la Tierra no tuviera esa inclinación, no existirían las estaciones ni los solsticios. En pocos días, el hemisferio sur vivirá un nuevo solsticio de invierno, un fenómeno astronómico que marca el inicio oficial de la estación más fría del año y que, en 2025, ocurrirá exactamente el 20 de junio a las 23:42 (hora de Argentina), según informó el Servicio de Hidrografía Naval (SHN). En ese preciso instante, el Sol alcanzará su punto más bajo en el cielo, dando lugar al día con menos horas de luz del calendario. Este evento, que se produce anualmente gracias a la inclinación de 23,44° del eje terrestre, es una de las claves del equilibrio estacional del planeta. Si la Tierra no tuviera esa inclinación, no existirían las estaciones ni los solsticios. La NASA recuerda que sin ese ángulo, el Sol iluminaría todo el año de forma constante el ecuador, generando un clima sin mayores variaciones. El término “solsticio” proviene del latín solstitium, que significa “Sol quieto”. Se trata de un momento específico: cuando los rayos solares inciden perpendicularmente sobre el Trópico de Cáncer o el de Capricornio, según la época del año. En junio, el fenómeno se da sobre el Trópico de Cáncer, generando el día más largo en el hemisferio norte y el más corto en el sur. En países como Argentina, Chile, Uruguay o Paraguay, ese cambio se traduce en jornadas con menor duración de luz solar, baja incidencia térmica y una perceptible caída de las temperaturas. Desde ese momento, y hasta el próximo equinoccio de primavera el 22 de septiembre, los días irán alargándose poco a poco. Aunque su lógica es estable, el solsticio no ocurre siempre a la misma hora ni en la misma fecha. Esto se debe a que el año astronómico (o trópico) no coincide con los 365 días exactos del calendario civil. Esa diferencia obliga a realizar ajustes como los años bisiestos, para mantener en sintonía el calendario con el movimiento real de la Tierra alrededor del Sol. Más allá de su dimensión científica, el solsticio de invierno posee también una fuerte carga cultural. Desde hace milenios, ha sido observado y celebrado por distintas civilizaciones. En Sudamérica, por ejemplo, coincide con rituales ancestrales como el Inti Raymi en los Andes o el We Tripantu en los pueblos originarios del sur de Chile y Argentina, que lo consideran el inicio de un nuevo ciclo. “El solsticio de invierno no solo marca el comienzo de la estación más fría, sino que simboliza un cambio profundo en la relación entre la Tierra y el Sol”, señalan desde la NASA. A partir de este punto, comienza una lenta transición hacia días más largos y cálidos, en un proceso que culminará con el solsticio de verano en diciembre. En tiempos de cambios e incertidumbre ambiental, este fenómeno astronómico ofrece una constante: una señal del cielo que confirma que la Tierra sigue girando con precisión. El 20 de junio por la noche, cuando la oscuridad sea más larga y el frío más notorio, el planeta renovará, una vez más, su ciclo estacional. Fuente: Infobae
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