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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/06/2025 22:43
Microsoft y OpenAI negocian el futuro de su relación en medio de tensiones por acceso a propiedad intelectual y posibles denuncias anticompetitivas. (Imagen ilustrativa Infobae) El respaldo de Microsoft a OpenAI ha sido uno de los pilares más visibles en la carrera global por la inteligencia artificial, pero la relación entre ambas compañías atraviesa su momento más delicado. “Las conversaciones continúan y somos optimistas de que seguiremos construyendo juntos durante muchos años”, afirmaron ambas empresas en una declaración conjunta a The Wall Street Journal, en un intento por transmitir calma ante la creciente tensión. Sin embargo, detrás de ese mensaje, se esconde una disputa que amenaza con transformar el mapa de la inteligencia artificial y el futuro de dos de los actores más influyentes del sector. La alianza entre Microsoft y OpenAI se remonta a 2019, cuando la tecnológica estadounidense realizó una inversión inicial de $1.000 millones en la entonces emergente startup de inteligencia artificial. Desde entonces, el compromiso financiero de Microsoft ha superado los $10.000 millones, consolidando su posición como principal socio y financiador de OpenAI. Según detalló Financial Times, este acuerdo otorga a Microsoft el derecho a recibir el 49 % de las ganancias de OpenAI Global LLC, aunque con un límite de aproximadamente diez veces el monto invertido. Esta estructura ha permitido a Microsoft integrar los modelos de OpenAI en productos clave como Copilot, reforzando su liderazgo en el sector. Durante años, la relación se mantuvo estable, incluso en momentos de crisis como la breve destitución de Sam Altman como director ejecutivo de OpenAI en noviembre de 2023. En esa ocasión, Microsoft reafirmó públicamente su apoyo a la compañía, lo que contribuyó a restaurar la confianza en el proyecto. Sin embargo, recientes acontecimientos han puesto a prueba la solidez de la alianza. El detonante ha sido la inminente adquisición de Windsurf, una startup de codificación basada en inteligencia artificial valorada en $3.000 millones, por parte de OpenAI. De acuerdo con Fast Company, la compra de Windsurf ha generado fricciones inéditas entre los socios. Ejecutivos de OpenAI han amenazado con presentar una denuncia por prácticas anticompetitivas si Microsoft insiste en obtener acceso total a la propiedad intelectual de Windsurf tras el cierre de la operación. Al mismo tiempo, en Microsoft crece la inquietud ante la posibilidad de que OpenAI desarrolle un producto competidor de Copilot, su asistente de codificación impulsado por inteligencia artificial. La tensión ha escalado hasta el punto de que, según Financial Times, Microsoft estaría dispuesta a abandonar las negociaciones de alto nivel sobre el futuro de la alianza si no se logra un acuerdo sobre cuestiones críticas, como el tamaño de su participación futura en OpenAI. “La compañía planea apoyarse en su contrato comercial existente para mantener el acceso a la tecnología de OpenAI hasta 2030”, informó el medio británico, citando a personas familiarizadas con las conversaciones. Esta estrategia permitiría a Microsoft seguir utilizando los modelos de OpenAI en sus productos, aunque sin el mismo grado de influencia sobre el rumbo de la startup. El trasfondo de la disputa es complejo y refleja la evolución de ambas empresas en un entorno cada vez más competitivo. Un documento estratégico interno de OpenAI, revelado en el marco de un proceso judicial, expone el ambicioso plan de la compañía para transformar ChatGPT en un “superasistente de inteligencia artificial”, capaz de convertirse en un socio esencial y, al mismo tiempo, en un potencial rival de Microsoft. El documento reconoce la dependencia de OpenAI de socios estratégicos para alcanzar la escala necesaria, especialmente en lo que respecta a infraestructura tecnológica. Hasta enero de 2025, Microsoft era el proveedor exclusivo de centros de datos para OpenAI, a cambio de la integración de los modelos de la startup en productos como Copilot. Sin embargo, el panorama ha cambiado. OpenAI ha firmado acuerdos con CoreWeave y Oracle para ampliar su capacidad de cómputo, y se encuentra cerca de cerrar un acuerdo con Google —a pesar de que esta última ofrece un modelo de inteligencia artificial competidor— para servicios de alojamiento en la nube. Esta diversificación de socios tecnológicos reduce la dependencia de OpenAI respecto a Microsoft y le otorga mayor margen de maniobra. En paralelo, la estructura de control y beneficios sigue siendo motivo de disputa. Según Fast Company, existen reportes de que OpenAI ha propuesto a Microsoft un canje: renunciar a su derecho a futuras ganancias a cambio de una participación del 33 % en una OpenAI reestructurada. No obstante, Microsoft mantiene un control significativo sobre la posibilidad de que OpenAI se reorganice, y, en virtud de un acuerdo firmado en 2023, tendría derecho a acceder a cualquier tecnología de OpenAI, incluidas las adquiridas mediante compras como la de Windsurf. Esto podría permitir a Microsoft incorporar la tecnología de Windsurf en sus herramientas de codificación, reforzando su posición en el mercado. La posibilidad de que OpenAI presente una denuncia por prácticas anticompetitivas ha generado debate en el sector tecnológico. Adam Kovacevich, fundador y director ejecutivo de la Chamber of Progress, una coalición de la industria tecnológica, advierte sobre los riesgos de esta estrategia. “Llevar a los reguladores antimonopolio contra tus rivales puede resultar muy satisfactorio, pero esa táctica suele volverse en contra de la empresa denunciante cuando esta misma crece y tiene éxito”, señaló Kovacevich a Fast Company. En su opinión, las disputas internas pueden acaparar la atención mediática, pero desvían el foco de los objetivos principales. “OpenAI y Microsoft están enfrascados en una competencia muy intensa en inteligencia artificial con Google, Anthropic y Meta, y este tipo de disputas de gobernanza son, en última instancia, una gran distracción respecto a la carrera tecnológica”, añadió. El mejor escenario para Microsoft sería mantener el statu quo: seguir accediendo a la tecnología central de OpenAI y beneficiarse de la experiencia especializada de Windsurf para fortalecer las capacidades de Copilot. Para OpenAI, el objetivo ideal pasa por reestructurarse como una entidad con fines de lucro, con el consentimiento de Microsoft, y establecer límites claros para evitar que su socio invada áreas donde la startup podría competir en el futuro. Además, OpenAI busca diversificar sus proveedores de infraestructura, como admitió en documentos legales: “Nuestra infraestructura actual no está preparada para gestionar [número de usuarios confidencial] usuarios”. Uno de los puntos más sensibles para OpenAI es la autonomía de su producto estrella. La compañía aspira a que ChatGPT se consolide como una opción independiente, sin quedar relegada dentro del ecosistema de Microsoft. Un documento confidencial de estrategia interna lo expresa con claridad: “La verdadera competencia impulsa la innovación y beneficia a todos. Los usuarios deberían poder elegir su asistente de inteligencia artificial. Si usas iOS, Android o Windows, deberías poder establecer ChatGPT como predeterminado. Apple, Google, Microsoft y Meta no deberían imponer sus propias inteligencias artificiales sin ofrecer alternativas justas a los usuarios”. El desenlace de esta disputa sigue siendo incierto. Mientras tanto, ambas compañías mantienen un delicado equilibrio entre la colaboración y la competencia, conscientes de que cualquier movimiento en falso podría alterar el liderazgo que han construido en el sector de la inteligencia artificial. Según Financial Times, Microsoft ha dejado claro que, si no se alcanzan acuerdos sobre los temas clave, está dispuesta a pausar las negociaciones y apoyarse únicamente en el contrato comercial vigente para garantizar el acceso a la tecnología de OpenAI hasta 2030. Esta postura marca un punto de inflexión en una relación que, hasta ahora, había sido presentada como un modelo de cooperación en la industria tecnológica. La evolución de la alianza entre Microsoft y OpenAI será observada de cerca por el resto del sector, especialmente por competidores como Google, Anthropic y Meta, que buscan posicionarse en la vanguardia de la inteligencia artificial. Mientras tanto, la posibilidad de que OpenAI logre su objetivo de independencia y que los usuarios puedan elegir libremente su asistente de inteligencia artificial, como plantea su estrategia interna, dependerá de la capacidad de ambas compañías para encontrar un equilibrio entre sus intereses y la presión de un mercado en constante transformación.
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