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» Diario Cordoba
Fecha: 18/06/2025 06:04
Transcurridos varios días desde la revelación del informe de la UCO que relaciona a los dos últimos secretarios de Organización del PSOE con el cobro de comisiones ilegales, la izquierda en su conjunto sigue sin dar una repuesta a la altura de las circunstancias. El PSOE se ha limitado a pedir perdón, a cesar a Santos Cerdán y a abrir una investigación sobre las cuentas del partido. Sumar ha protestado enérgicamente y ha pedido una auditoría sobre los contratos del Ministerio de Transportes, al igual que Compromís, y ha solicitado un giro de 180 grados en el Gobierno y una renegociación del pacto, es decir, básicamente ha aprovechado la ocasión para plantear un ¿qué hay de lo mío?. ERC y Bildu han condenado los indicios pero han mostrado prudencia y han evitado ir más allá a la espera de los acontecimientos. Solo Podemos, con un tono más crítico se ha referido al caso como el caso PSOE y ha solicitado la creación de comisión de investigación parlamentaria. Y aunque todos han exigido la asunción de responsabilidades sin especificar cuáles, ninguno ha cuestionado la continuidad de un Gobierno que nació precisamente como antídoto a la corrupción del PP, ni se han planteado, de momento, retirarle su apoyo. El PSOE y el Gobierno de coalición están heridos de muerte y sus socios, al parecer todavía en estado de shock, contemplan pasivamente la agonía sin atreverse a plantear ya, sin más dilaciones ni excusas, la necesaria sustitución de Pedro Sánchez al frente del Gobierno y al frente del partido. Al fin y al cabo, Sánchez por su nivel jerárquico no solo es el máximo responsable de lo sucedido y a lo que él mismo da credibilidad, algo que de por sí solo ya justificaría que se le exigiesen más responsabilidades de las hasta ahora asumidas, sino porque José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García no eran simples militantes anónimos sino personas de su máxima confianza que le acompañaron en su periplo para recuperar la secretaría general del PSOE y a los que luego premió con puestos de máxima responsabilidad. En el PSOE solo ha habido contundencia por parte de los tradicionales opositores a Sánchez, desde Felipe González a Susana Díaz. Se han alzado algunas voces críticas, como la del díscolo Emiliano García-Page, planteando la necesidad de avanzar las elecciones generales para evitar que la posible coincidencia con las autonómicas y municipales pueda perjudicarles. Pero no se trata solo de reaccionar pensando solo en clave electoral. Urge una reacción en el partido que evite en un futuro la vergüenza y el deshonor de no haber hecho nada. Una vergüenza y un deshonor que el PSOE y la izquierda en su conjunto arrastrarán durante muchos años si ahora se limitan a esperar a que amaine la tormenta y que, ante la imposibilidad de construir una alternativa de gobierno y las dificultades para desafiar a un Sánchez que controla el partido, opten por la comodidad del inmovilismo, eso sí con mucho pesar. Parece, sin embargo, que algo se empieza a mover. *Profesora de Ciencia Política de la UV. Miembro del comité editorial de El Periódico
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