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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/06/2025 02:31
Los gatos son vulnerables al frío nocturno y requieren ambientes cálidos para dormir durante el invierno (Imagen Ilustrativa Infobae) Con la llegada de las bajas temperaturas, las familias que conviven con mascotas felinas suelen preguntarse cuáles son los mejores cuidados para proteger a sus animales y evitar enfermedades relacionadas con el frío. A diferencia de la creencia popular de que los gatos disfrutan el clima gélido, la evidencia muestra que la mayoría de las razas son sensibles a las bajas temperaturas y requieren ciertas precauciones para mantener su bienestar durante el invierno. Síntomas de congelación en gatos Los refugios improvisados en estantes, cajas o camitas altas crean zonas seguras y acogedoras para el descanso felino (Imagen Ilustrativa Infobae) El descenso de la temperatura ambiente puede ser especialmente crítico para los gatos, ya que cuando se exponen a climas muy fríos existe el riesgo de que desarrollen síntomas de hipotermia. La temperatura interna normal de un gato se encuentra entre los 37.7 y 38.9 grados centígrados; un descenso a entre 35.5 y 37.7 grados puede ser indicio de hipotermia leve. Si la temperatura corporal cae hasta los 32 grados, el peligro es inminente y requiere asistencia veterinaria de inmediato por riesgo de congelación. Entre las señales que pueden alertar a los cuidadores se encuentran el temblor persistente, el enroscamiento exagerado del cuerpo al dormir, la respiración más lenta y sobre todo la frialdad palpable en las puntas de las orejas y las almohadillas de las patas. Además, en situaciones extremas, los gatos sensibles pueden mostrar sequedad en la piel. Los especialistas recomiendan verificar estas áreas corporales como un método sencillo para detectar si el animal está siendo afectado por el frío severo. Los lugares donde pueden dormir los gatos en noches frías La mayoría de los gatos prefieren descansar en lugares elevados, donde se sienten más protegidos y seguros (Imagen Ilustrativa Infobae) Proporcionar un entorno adecuado es fundamental para resguardar la salud de los felinos en invierno. Aunque algunos gatos pueden sobrevivir a bajas temperaturas, dejarlos dormir a la intemperie está lejos de ser recomendable. El mejor espacio para que descansen durante la noche es aquel que resulte tranquilo, seguro, cálido y protegido de las corrientes de aire. Los sitios elevados dentro del hogar, como estantes robustos o camas ubicadas en posiciones altas, tienden a ser preferidos por los gatos, ya que desde ahí perciben mayor seguridad y resguardo. Particularmente en climas fríos, ofrecer mantas gruesas, tejidos mullidos o incluso mantas térmicas puede mejorar notablemente el confort de los gatos al dormir. Las razas con pelaje escaso, como el sphynx o gato esfinge, son especialmente vulnerables y requieren más abrigo y refugio. Si la mascota muestra rechazo a ser tapada, al menos necesita colchones, mantas y superficies calientes a su disposición para evitar que la exposición prolongada a bajas temperaturas afecte su descanso y salud. Cómo afecta a los gatos el cambio de estación Colocar mantas gruesas o térmicas sobre las áreas de descanso ayuda a mantener la temperatura corporal de los felinos (Imagen ilustrativa Infobae) El cambio estacional supone una serie de adaptaciones en los gatos, que no son ajenos al descenso paulatino del termómetro en otoño e invierno. Durante el otoño, la mayoría de los gatos mudan su pelaje para desarrollar uno más denso que los ayuda a protegerse del frío. Sin embargo, estas adaptaciones no los vuelven inmunes y pueden sufrir efectos adversos si el entorno no les proporciona suficiente resguardo. Algunas razas presentan mayor tolerancia gracias a su genética. Ejemplos como el siberiano, el Maine Coon o el Bosque de Noruega sobresalen por su pelaje grueso y capacidad de adaptarse a temperaturas bajas. En cambio, ejemplares sin pelo o con poco pelaje, como el mencionado sphynx, requieren cuidados específicos para sobrellevar el cambio estacional, siendo particularmente susceptibles a las afecciones derivadas del frío. El descenso térmico también repercute en la conducta: los gatos buscan más fuentes de calor, tienden a dormir en sitios más resguardados y reducen su actividad si el ambiente resulta demasiado frío. Cómo varía la alimentación de los gatos en estaciones frías Una dieta equilibrada y ligeramente más calórica durante el invierno ayuda a los gatos a mantener su temperatura corporal y afrontar el gasto energético adicional que supone el frío (Imagen Ilustrativa Infobae) Durante los meses más fríos, algunos gatos pueden aumentar su apetito debido al gasto energético necesario para mantener su temperatura corporal. Esta demanda adicional de energía suele cubrirse con una dieta levemente más calórica, aunque el ajuste debe hacerse con supervisión veterinaria para evitar sobrepeso u otros problemas nutricionales. Según los veterinarios, el cambio de estación y el mayor gasto energético asociado podrían requerir ajustar la dieta y proporcionar suficientes calorías para gatos con mayor actividad termorreguladora. Es vital también asegurarles agua fresca y evitar que se congele si el bebedero se encuentra en una zona fría o al aire libre. ¿Es recomendable ponerle abrigos a los gatos? El uso de abrigos no es necesario y puede causar incomodidad al gato (Imagen Ilustrativa Infobae) Para las razas de pelo escaso o ausente, como el sphynx, el uso de abrigos o mantas puede ser una medida práctica, especialmente durante los meses de bajas temperaturas. En otros gatos, cubrirlos con mantas eventualmente puede aumentar su confort al dormir, siempre que la mascota no manifieste incomodidad ni rechazo. Los gatos no deben ser abrigados con ropa principalmente porque su propio pelaje y capa de piel ya les proporcionan la protección necesaria contra el frío, siendo su abrigo natural suficiente para regular su temperatura corporal. Ponerles ropa puede afectar negativamente su termorregulación. Además, la ropa limita la movilidad natural del gato, que es un animal con piel muy flexible y que necesita poder estirarse, saltar y moverse con agilidad. Al restringir estos movimientos, la ropa puede causar incomodidad, frustración y estrés en el animal. También puede interferir con su comportamiento natural, como el acicalamiento, ya que los gatos pasan gran parte del día lamiéndose para mantener su pelaje limpio, algo que no pueden hacer adecuadamente si llevan prendas.
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