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» Diario Cordoba
Fecha: 18/06/2025 01:13
Andalucía vuelve a ser en 2024 la segunda comunidad autónoma con mayor número de solicitudes de protección internacional, solo por detrás de la Comunidad de Madrid, según detalla la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en su Informe Anual sobre las personas refugiadas en España y Europa. En la provincia de Córdoba, del 1 de enero al 31 de diciembre del pasado año 2024 se contabilizaron 2.317 solicitudes de asilo, siendo la quinta provincia andaluza, por detrás de Málaga, Almería, Sevilla y Cádiz, y antes de Huelva, Granada y Jaén. En concreto, el pasado 2024 se contabilizaron 25.538 solicitudes de protección internacional en Andalucía, muy cerca de las 25.948 del año anterior, traslada CEAR en una nota. Por provincias Por provincias, Málaga vuelve a ser la provincia andaluza con más solicitudes (8.020), posicionándose también como la tercera a nivel estatal, por detrás de Madrid y Barcelona. A Málaga le siguen Almería (3.945), Sevilla (3.932), Cádiz (2.839), Córdoba (2.317), Huelva (1.936), Granada (1.554) y Jaén (995). Datos nacionales A nivel nacional, España fue el segundo país de la Unión Europea (UE) en recibir peticiones de asilo, con 167.366 solicitudes. Sin embargo, se sitúa nuevamente a la cola en cuanto a la tasa de reconocimiento, con un 18,5% de las resueltas favorablemente, casi 30 puntos menos que la media europea (46,6%). El incremento de solicitudes en el conjunto del país alcanza el 2,5%, siendo las tres primeras nacionalidades solicitantes Venezuela, Colombia y Mali, que subió considerablemente debido al recrudecimiento del conflicto, las violaciones de derechos humanos y el deterioro de la situación humanitaria. La organización ha celebrado una jornada de presentación del informe en Sevilla que ha contado con la participación de personas expertas, académicas, solicitantes y beneficiarias de protección internacional, que han profundizado en el análisis del documento y en los retos actuales del sistema de asilo "desde una perspectiva local y humana". En una primera mesa de diálogo se han abordado los principales desafíos legislativos tras la aprobación del nuevo Pacto Europeo de Migración y Asilo, así como las claves imprescindibles que debe incorporar la futura Ley de Asilo para garantizar derechos. En ella han participado Lourdes Navarro Gandullo, coordinadora de Intervención, Políticas y Campañas en CEAR Andalucía Occidental; Rafael García Pérez, profesor titular de RRII en la Universidad Pablo de Olavide; y Tania Hernández, solicitante de protección internacional procedente de Nicaragua. Desde CEAR se insiste en la necesidad de que España apruebe una nueva Ley de Asilo, que ponga el foco en el mantenimiento de las garantías ya existentes como la asistencia jurídica gratuita a lo largo de todo el procedimiento y la posibilidad de solicitar asilo en embajadas y consulados de España en el exterior, entre otros. Además, esta ley debe asegurar que los nuevos procedimientos, como el de triaje, cuenten con todas las garantías y se respete el principio de no devolución, con la participación de organizaciones especializadas, y no supongan un riesgo de extensión de las situaciones de detención, que deben ser siempre el último recurso. La segunda mesa ha puesto el foco en el impacto psicológico del duelo migratorio, con intervenciones de Arianna Pérez, referente del servicio de atención psicológica de CEAR Andalucía Occidental; la Virginia Paloma, profesora titular en el departamento de Psicología Social de la Universidad de Sevilla; y el testimonio de Ismail Musa, refugiado sudanés beneficiario de protección subsidiaria en España. A través de este espacio de diálogo, se ha puesto de relieve la importancia de reconocer el duelo migratorio como una experiencia profunda y compleja que afecta a millones de personas obligadas a dejar atrás su hogar, su entorno y sus vínculos afectivos. En este sentido, las intervenciones coincidieron en la necesidad de reforzar el acompañamiento psicosocial en los procesos de acogida, así como en la urgencia de generar entornos comunitarios que favorezcan la integración, el sentido de pertenencia y la recuperación emocional. La combinación de perspectivas profesionales y vivenciales permitió transmitir no solo el impacto del desarraigo, sino también la resiliencia y dignidad con la que muchas personas enfrentan este proceso, señala CEAR.
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