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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 17/06/2025 21:17
Por Néstor Banega, de ANÁLISIS La realidad nos va mostrando que no hace falta un logro concreto para sostenerse en el centro de la escena, sino que, para eso, en términos de política de baja escala, es suficiente definir con claridad lo que se debe odiar. Aprovechando al máximo la coyuntura, alimentándola de urgencias, la administración que encabeza Javier Milei avanza sin mayores tropiezos aplicando una virtuosa administración de redes y medios afines, remarcando siempre aquello que se debe odiar. Las herramientas de la modernidad permiten a La Libertad Avanza (LLA) superar equívocos con cierta comodidad y sumar en varios procesos electorales, avances importantes. Todo empezó con el pavor que generó su llegada, su asentamiento frente a diagnósticos opositores errados y la innegable capacidad para aprovechar una apatía ciudadana que se profundiza. Generó un contexto que le aportó el tiempo necesario para aplicar un ajuste brutal sin perder su base de sustentación. Incluso, en algunos casos, la amplió. Tiempos revueltos sin revoltosos. De acuerdo o no con ello se pone en marcha acciones que en otro tiempo hubieran sido inaceptables, sin embargo, ahora pasa. Quien carece de sofisticación o sutileza y se concentra en la brutalidad no pierde, suma. Hace un tiempo Antoni Gutiérrez – Rubí, se ocupó de extender la discusión sobre la importancia (sobre todo después de la pandemia que todo lo trastocó) de las emociones en la construcción política y particularmente como impactan en las posturas del público frente a la realidad. La hostilidad que se percibe y alimenta a diario frente a algunos acontecimientos, junto al aprovechamiento extremo de las condiciones de irritabilidad de sectores de la ciudadanía, dispersos tal vez geográficamente, pero agrupados en los espacios virtuales, genera situaciones que ameritan una reflexión. Para que no pase inadvertido, más allá que en muchos casos, de antemano se toman determinaciones sin pensar demasiado y se decide, incluso, contra el propio interés. Tobillera, balcón y estatuto Hace algunas horas se determinó que la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández, deberá cumplir prisión domiciliaria. Se llega a este punto después de un farragoso proceso judicial que se extendió por década y sobre el que se seguirá hablando, por décadas. Escribimos alrededor de ese fallo que implicará un antes y un después (https://www.analisisdigital.com.ar/opinion/2025/06/12/mas-alla-de-un-fallo). Vale reiterar que estamos en momentos donde de antemano se toma postura sin atender o entender razones. Las pasiones circulantes apagarán cualquier intento de desinterés. Hasta los desinteresados prestarán algún interés. Volverán a la superficie temas antiguos. Tal vez porque ha sido tanta la idolatría de unos y de otros que no se pudo alcanzar una síntesis, un punto de vista común. Peronismo sí, peronismo no. Miles de libros y estudios (escritos y por escribirse) serán el aporte para que la polémica continúe hasta el infinito. Un movimiento político que desde sus orígenes fue atacado por aquellos que se sintieron víctimas de una expresión que, para sus seguidores, es y será sinónimo de justicia social. Retomando los aportes de Gutiérrez-Rubí sumamos que todo esto se reitera en nuestro país, inserto en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. La democracia es frágil; sus instituciones, cuestionadas (*). Un marco en que la prisión de una ex presidente y sus condiciones de detención, el uso de tobillera y si aparece o no en un balcón, estará presente hasta dentro de los silencios por bastante tiempo. Un marasmo que abrió la ventana de distracción usada para tratar de colar temas que, por sus potenciales consecuencias, deberán ser tan discutidos como la tobillera y el balcón. El estatuto En el Boletín Oficial de la República Argentina edición de hoy, 17 de junio de 2025, se publicó el decreto 383, por el que se aprueba un estatuto para la Policía Federal Argentina. ¿Habrá sido para aprovechar que todos estaban a la espera de la decisión de la justicia en torno a la prisión de Cristina Fernández? Quien sabe. No debe pasar desapercibido. Más allá de las emociones y de las posiciones asumidas con anticipación. Para reflexionar sobre un tema espinoso y difícil de abarcar pero que a priori promueve desconfianza, tomamos algunas frases del Español Gregorio Luri. Sostiene que la historia solo enseña algo a los viejos, que se llevan a la tumba lo aprendido, mientras que los jóvenes nacen en la ignorancia y, por imposición natural, son más futurizadores que rememoradores (1). Nos mueve esta mirada sobre todo si tenemos en cuenta que el Estatuto para la Policía Federal tiene insertos algunos sin embargo potencialmente peligrosos. Indica que la fuerza: “no podrá detener a las personas sin orden de juez competente. Sin embargo, si existiesen circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese cometido o pudiere cometer algún hecho delictivo y no acreditase fehacientemente su identidad, podrá ser conducido a la dependencia policial que correspondiese, con noticia al juez con competencia de turno y demorada por el tiempo mínimo necesario para establecer su identidad, el que en ningún caso podrá exceder de DIEZ (10) horas. Se le permitirá comunicarse en forma inmediata con un familiar o persona de su confianza con el fin de informarle su situación. Las personas demoradas para su identificación no podrán ser alojadas junto ni en los lugares destinados a los detenidos por delitos o contravenciones”. Siguiendo con la reflexión pensemos estas atribuciones sin perder de vista lo que pasó en estas tierras hace no tanto. Es fascinante imaginar los criterios básicos a instruir a la hora de aplicar aquello de circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese cometido o pudiere cometer algún hecho delictivo. Se verá. Otra de las posibilidades que tendrá la Policía Federal será la de registrar y calificar a las personas dedicadas habitualmente a una actividad que la policía debe reprimir. Cuantas preguntas que surgen de un solo renglón. Un estatuto con flagrantes párrafos. Cuando analizaba los impactos de la pandemia en España Luri escribía que “el utilitarismo nos dice a quien hay que perjudicar sin crearnos cargos de conciencia” (1). Agregaríamos entonces que ¿no resultaría peligroso demasiado utilitarismo? Anotamos que es mucho más fácil ejercitar la libertad de expresión que la de pensamiento y que en la política la piedad es una diosa extranjera; la prudencia, el arte de aprovechar el momento adecuado y el prestigio, lo que decide la suerte (1). De la cosecha de Gutiérrez-Rubí, al referirse a los resultados de algunos estudios: seguimos sorprendiéndonos de que algunas mayorías electorales sigan revalidando candidatos y propuestas que, objetivamente, perjudican a los propios intereses de las comunidades que los eligen (*). Decimos al principio que es más importante en la actualidad promover el odio hacia un sujeto que trabajar puntillosamente para alcanzar logros consensuados. Es así en política de baja escala, donde el utilitarismo se convierte en central. Mucha confusión general tal vez quiere ser aprovechada para dañar a una sociedad que viene aturdida desde hace tiempo. Demasiado tiempo, tal vez. (*) En Gestionar las emociones políticas. Antonio Gutiérrez-Rubí. Gedisa (1) En La mermelada Sentimental. Gregorio Luri. Encuentro.
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