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Parana » Informe Digital
Fecha: 17/06/2025 15:58
Galpones, acelerómetros y softwares específicos buscan aumentar la productividad y ofrecer productos de mayor calidad, implementando sistemas amigables con el medio ambiente. En los últimos años, se ha observado un intenso proceso de inversión en tecnología en diversos tambos: herramientas como galpones, robots de ordeño, acelerómetros y softwares específicos para monitorear la salud y la reproducción de las vacas se han ido difundiendo entre los productores más avanzados. Este proceso se ve favorecido por las crecientes demandas de la sociedad que exigen un mayor bienestar para los animales y productos de calidad, elaborados con sistemas compatibles con el medio ambiente. En el reciente Cuarto Encuentro Anual del Club Pro Leche, se llevó a cabo un panel donde intervienen tres productores provenientes de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, quienes fueron preguntados acerca de la importancia de invertir en la producción de leche con estas herramientas y las innovaciones que están incorporando en sus empresas. Participó Raúl Beltramino (62), fundador y gerente general de una empresa familiar dedicada a la actividad tambera, agrícola y ganadera de carne, con 42 años de trayectoria en Eusebia, en el centro-oeste de Santa Fe. Junto a su esposa, Marcela Alesso, dirigen 5110 hectáreas, de las cuales el 90% son alquiladas. Produce leche en ocho tambos con un total de 2700 vacas, utilizando dos sistemas de producción: encierre y pastoril. También participan sus hijos Andrés (33) en el área de recría y María Luz (34) en administración. Guido Bandiera, contador público (34), se encarga de la estrategia y el control operativo de los tambos de Mareuba SA, una empresa familiar en Río Cuarto que ordeña 1800 vacas, produciendo 38 litros diarios por animal. El tambo comenzó hace 30 años con 200 vacas en un sistema pastoril y ha evolucionado hacia un dry lot (sistema de confinamiento con corrales al aire libre con acceso a alimento, agua y sombra) utilizando ración TMR y ordeño tres veces al día. Actualmente, tiene 500 vacas en un free stall con cama de arena (sistema de estabulación a galpón que permite a las vacas moverse con libertad) y 1300 se mantienen en el dry lot; además, se está construyendo un nuevo galpón para incorporar 500 vacas más. Kevin Donnelly (40) trabaja desde hace 12 años en la empresa familiar “Don Remigio”, en el partido de Rivadavia, cerca del límite con La Pampa. Ordeñan 1300 vacas completamente confinadas, con 700 bajo galpón y tres ordeños diarios. Alejandro Sammartino moderó el panel y planteó preguntas a los panelistas, las cuales se responden a continuación: ¿Por qué es beneficioso invertir en lechería? Según Donnelly, porque están llegando a Argentina restricciones ambientales que ya se observan en otros países, además de un déficit mundial de leche. Las grasas animales, como la manteca, han recuperado valor tras haber sido despreciadas, lo que genera nuevas oportunidades para la lechería. A su vez, “nos dirigimos hacia un mundo cada vez más tecnológico, y quien no invierte pierde competitividad. En los últimos años, el enfoque ha cambiado de manejar rodeos de vacas a gestionar individuos”, subrayó. Para Guido Bandiera, la inversión es fundamental en el tambo, ya que “una empresa siempre debe estar actualizada; existen momentos no rentables y la respuesta es la eficiencia”, enfatizó. Raúl Beltramino justificó la inversión en lechería al señalar que esta actividad genera más empleo que la agricultura en una comunidad (cada 500 hectáreas emplea a 15 personas en sus tambos frente a dos en la agricultura), y también permite un mayor nivel de facturación. ¿Qué nuevas tecnologías se están incorporando en las empresas lecheras? Beltramino mencionó que las nuevas generaciones impulsan la adopción de tecnologías para mejorar la gestión de los tambos, enfatizando el bienestar animal. “Es importante escuchar a los jóvenes, ya que aportan ideas para mejorar nuestras empresas”, aconsejó. Guido Bandiera ha implementado un software de gestión que proporciona información detallada sobre las vacas y permite el seguimiento individual de cada animal. Además, utiliza dispositivos corporales que monitorean el estado de los vientres, mejorando la detección del celo. Recientemente, ha incorporado un plan genómico para facilitar la selección de las hembras de reposición. Kevin Donnelly se preocupa por el bienestar animal en los sistemas bajo galpón, después de haber enfrentado numerosos problemas con las vacas en el dry lot. Actualmente tiene 700 de las 1300 hembras en galpón, con control lechero diario y dispositivos corporales que le permiten anticiparse a las necesidades de cada vaca. Beltramino ha adoptado una herramienta que registra el estado corporal de cada vaca mediante una cámara, además de contar con alimentadores individuales, puerta apartadora, gestión de recetas y control de suministro en el mixer, junto con caravanas electrónicas en la recría. En el galpón, también se han instalado ventiladores y aspersores para favorecer el bienestar animal, y se está desarrollando un proyecto de tambo robotizado. En sus hectáreas agrícolas, utiliza weed seeker para la aplicación selectiva de herbicidas contra malezas, así como siembra y fertilización variable, y cosecha con mapeo. En la administración, implementa el sistema Synagro para la gestión agropecuaria y contable, que permite llevar información lote por lote. Beltramino defiende el sistema pastoril, que ofrece buenas rentas, aunque se complica con muchos animales; por ello, “es necesario intensificar con sistemas de encierre, permitiendo trabajar a otra escala. En estos sistemas confinados, se debe incorporar la genómica para manejar vacas con alto potencial de producción de leche”, destacó. ¿Qué criterios sustentables adoptan en las empresas? Para Kevin Donnelly, la sustentabilidad es un término de moda, pero él la asocia, en la práctica, con la eficiencia y la optimización de recursos. “Ser eficiente implica ser más sustentable, como utilizar menos agua en los lavados, reincorporar la bosta al campo o substituir energía fósil por solar. En resumen, hacer más con menos”, propuso. Guido Bandiera considera que la sustentabilidad es una responsabilidad en el uso de los recursos, incluyendo la gestión de efluentes y el uso racional del agua. Para Beltramino, implica cuidar el suelo y producir abundante forraje mediante una adecuada fertilización y el manejo de efluentes en los potreros. ¿Cuál es la visión del tambo a largo plazo? Beltramino anticipa que habrá menos tambos, pero más grandes, y que coexistirán ambos sistemas productivos: el pastoril y el confinado. “Es esencial trabajar en la capacitación del personal y en la producción de productos de mayor calidad, por ejemplo, con altos sólidos en la leche. También es fundamental ofrecer mayor bienestar a las vacas, eliminando el barro que soportan durante seis meses al año”, previó. Para ello, son necesarios más créditos que faciliten las inversiones. Bandiera advirtió que “cada vez es más complicado encontrar personas comprometidas en los tambos, por lo que es preciso crear una empresa atractiva para los trabajadores”. El bienestar animal se logra más fácilmente en galpones que en el campo. Según Donnelly, el futuro del tambo está vinculado a la robótica y la inteligencia artificial, que permitirán gestionar la gran cantidad de datos generados. En síntesis, en el Cuarto Encuentro Anual del Club Pro Leche, organizado por Select Debernardi, DeLaval, Zoetis y Gepsa, se evidenció que la industria lechera ofrece numerosas herramientas para mejorar la gestión productiva, optimizar los números y monitorear de manera profesional el rendimiento económico de las empresas. No todas las herramientas son igualmente efectivas, pero muchas de ellas contribuyen a fortalecer la competitividad, aumentar la escala sin perder el control sobre los animales y brindar una trazabilidad confiable para los consumidores, tres requisitos imprescindibles para considerarse viables en los próximos años.
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