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Parana » Ahora
Fecha: 17/06/2025 10:09
Cuevita Mamá revolvía el vaso de vidrio con seven up. El metal chocaba levemente en los bordes como una campanita. Las cucharas frías viajaban a mi boca. Siempre que estuve enferma me pareció que me curaba ese ritual. Ahora tengo tres hijos y todos estamos pasando un virus que nos tiene arrasados. Hay pañuelos en las mesas de luz, termómetros, paracetamol pegoteando los aparadores. Cuando podemos hablamos, pero sobre todo tosemos y después nos acariciamos el cuello. A Francisca el corazón le late con una rapidez que me impresiona, el chiquito no sabe sonar su nariz entonces gotea mocos que intentamos mantener a raya. Mocosos, mis mocosos, y el catarro interrumpe el intento de voz que no me sale. La mayor también se tira entre nosotros a mirar nada, cerramos los párpados por cansancio y por súplica. Hemos dejado de caminar erguidos, vamos con jorobas, doblando el esqueleto para que el viento pase entre el huesos que parecen afilarse y pinchar. Cuando salgamos de la cueva veremos nuestras huellas en las paredes.
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