17/06/2025 20:32
17/06/2025 20:32
17/06/2025 20:32
17/06/2025 20:32
17/06/2025 20:32
17/06/2025 20:31
17/06/2025 20:31
17/06/2025 20:31
17/06/2025 20:31
17/06/2025 20:31
Parana » Radio La Voz
Fecha: 17/06/2025 08:41
La disminución de controles busca que las compañías tengan menos obligaciones administrativas. Sin embargo, una especialista consultada advierte un peligro potencial: “Si liberás el mercado, nadie cuidará la salud de la gente”. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, más conocida como la Anmat, anunció la eliminación de más de 300 trámites que debían realizar las empresas del rubro. Lo informó bajo el pretexto de dar un paso más en la “desburocratización del Estado”, aunque de manera subyacente lo que la medida oculta es la eliminación de controles y la vía libre para que las compañías puedan moverse con mayores márgenes de libertad. “Si liberás el mercado, pasa lo de siempre: nadie cuidará la salud de la gente. Son medidas perversas que afectan a todos”, observa la farmacéutica y referente del Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar), Silvia Vera Amate Pérez. Según informaron desde el propio ente regulatorio, se simplificaron, reagruparon y eliminaron más de 300 trámites necesarios para operar en el ámbito nacional e internacional. A partir del 24 de junio, de 674 se pasará a 358 procedimientos administrativos, al momento de, por ejemplo, fabricar medicamentos, elaborar productos médicos o bien producir alimentos. A priori, esta podría ser una buena noticia, pero si se tiene en cuenta que la Anmat regula y fiscaliza espacios tan sensibles como los medicamentos y los alimentos, la falta de control y el retiro del Estado en muchos casos se vuelve un problema. En concreto, los privados que se dedican a fabricar productos farmacológicos o médicos como guantes de látex, barbijos y jeringas deberán cumplir con menos obligaciones administrativas. Consultada por Página 12, Amate Pérez, farmacéutica de la Universidad Nacional de Tucumán y Ceprofar, señala: “Si Anmat comienza a eliminar normas que hacen a las buenas prácticas de elaboración y control ponemos en riesgo la salud pública. Aquello que el gobierno suele presentar como desburocratización y eliminación de pasos para que un producto salga al mercado, no es otra cosa que una falta de cuidado para la población”. Luego, insiste con un ejemplo. “Cualquier individuo que utilice o se le indique el uso de algún producto que no sigue las normativas ni el procedimiento que asegure la seguridad y la calidad necesarias, podría enfrentar problemas. Por caso, los guantes de látex son una barrera de separación entre el paciente y el operador y tienen la función de proteger a ambos. Si el paciente está inmunodeprimido no puede ser manipulado con contacto directo. Se trata de un material de cuidado muy importante, cuya calidad es clave; por eso, si se levantan restricciones el único efecto será una sociedad más enferma”. Aunque la Anmat asegura que este recorte de trámites no implica menos regulación, será cuestión de tiempo evaluar cómo estas medidas que agilizan el trabajo de las empresas impactan en la salud de las personas. Apenas un anticipo Desde la Anmat, señalaron que esto es “un paso intermedio necesario para avanzar hacia un nuevo enfoque regulatorio, tendiente a lograr una mirada más fiscalizadora y con menos burocracia”. Si es “un paso intermedio”, es porque en el mediano plazo se esperan nuevas modificaciones que se orienten en la misma línea. A partir de cuatro disposiciones difundidas en el Boletín Oficial, se dieron de baja trámites --como los certificados de libre sanción y la constancia de alimentos para propósitos médicos específicos--, así como también de unificaron otros --la inscripción en un registro para la elaboración de sanitarios domésticos en el país y uno similar para los importados--. Asimismo, si hasta la fecha existían cinco trámites para inspeccionar plantas de productos farmacéuticos en el exterior, a partir de las modificaciones solo habrá uno. A principios de mayo, también se eliminaron requisitos y se quitaron las trabas a la importación personal de productos sanitarios, tales como sillas de ruedas, bastones, muletas, andadores, nebulizadores y estetoscopios, entre otros. Eso sí: "La responsabilidad sobre el correcto uso y los eventuales efectos de los productos importados quedan exclusivamente bajo el usuario, quien asume los riesgos que pudieran desencadenarse a partir de su adquisición". “Una silla de ruedas para sostener a una persona con movilidad reducida tiene que tener el tamaño necesario para sostener el peso y la talla del usuario, así como responder a un montón de especificidades. ¿Será para andar o para traslado? ¿Será para un paciente parapléjico? ¿Será para hacer deporte? Si la silla no cumple con los requisitos de seguridad, el individuo podría caerse. Al ser dispositivos sanitarios tienen que tener la mejor calidad posible”, refiere la especialista. El espejo devuelve los 90 Amate Pérez, luego, invita a una relectura de la historia. Desde su punto de vista, la administración libertaria se refleja en el espejo de los 90. “Ya vivimos esta situación de gobiernos que van contra la salud pública, la industria nacional y los profesionales de la salud. Las consecuencias siempre son serias. En el menemismo se produjo adulteración con el propóleo, alimento con propiedad medicamentosa, y con el alcohol metílico de los vinos, con potencial de producir daños irreversibles en los consumidores. Allí también se liberaron las leyes del mercado y se permitió la importación de cualquier cosa”. La motosierra tiene un modus operandi calcado desde que el gobierno le dio cuerda para acabar con la administración pública. Sencillamente, corta todo de raíz sin importar demasiado las consecuencias en las vidas de las personas. Con los medicamentos, a partir de otras instancias de desregulación impulsadas desde el gobierno, ocurre lo mismo. “Tenemos una población que tiene conductas de automedicación. Prácticas que se potencian cuando existe una falta de control, cuando no hay un Estado presente. Las personas terminan haciendo uso y abuso de sustancias. No existen medicamentos inocuos, pero salen al mercado y los consumimos cuando los beneficios superan a los riesgos. Todas las normativas que tenía la Anmat tenían como fin el cuidado de la salud pública. Esas normativas se van levantando”, relata Amate Pérez. Al final, lo que los libertarios consideran libertad es la libertad de mercado. Esto es: mayores posibilidades para que las empresas y las grandes corporaciones hagan lo que quieran, cómo quieran, sin la intromisión del Estado.
Ver noticia original