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  • A 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo: el día en que las Fuerzas Armadas atacaron al pueblo - PLAZA DE MAYO

    CABA » Plazademayo

    Fecha: 16/06/2025 10:13

    Hoy se cumplen 70 años de uno de los episodios más oscuros y silenciados de la historia argentina: el Bombardeo de Plaza de Mayo. Aquella jornada del 16 de junio de 1955 marcó un hito trágico y sin precedentes, no solo por la violencia inusitada con la que sectores de las Fuerzas Armadas atacaron a la población civil, sino también por su rol como antesala del quiebre institucional que se consumaría meses después. Pocas veces en la historia mundial miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la connivencia de sectores políticos y eclesiásticos, descargaron sus bombas y ametrallaron a la población civil como forma de implantar el terror e intentar tomar el poder. En toda la historia argentina, a su vez, jamás una ciudad fue objeto de un bombardeo por parte de fuerzas extranjeras. El objetivo del ataque era claro: asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a su gabinete para dar paso a un golpe de Estado. Pero la violencia no se limitó al ámbito político. Desde el mediodía hasta bien entrada la tarde, la ciudad de Buenos Aires fue convertida en un campo de batalla por parte de la Armada y sectores de la Fuerza Aérea. Más de 300 personas fueron asesinadas y alrededor de 1.200 resultaron heridas. La mayoría eran civiles, trabajadores y transeúntes sorprendidos por las bombas mientras realizaban sus tareas cotidianas. La ciudad, convertida en blanco Entre las 12:40 y las 17:40, en oleadas sucesivas, aviones de la Aviación Naval sobrevolaron el centro porteño y descargaron más de 100 bombas, con un estimado de entre 9 y 14 toneladas de explosivos. Las plazas de Mayo y Colón, así como edificios clave del gobierno, como la Casa Rosada, el Ministerio de Ejército y el Correo Central, fueron atacados sin miramientos. El presidente Perón no se encontraba en la Casa de Gobierno al momento del bombardeo, lo que llevó a los conspiradores a redirigir la violencia hacia los civiles. Solo 12 de las más de 300 víctimas mortales se encontraban dentro de la Casa Rosada. Las demás cayeron en las calles, víctimas del fuego indiscriminado de aviones y marinos que intentaron tomar por la fuerza los principales edificios del poder. Conjura y terror El golpe frustrado no fue solo militar. Detrás de la intentona se articulaba una coalición política y eclesiástica que buscaba reemplazar al gobierno constitucional por un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (UCR), Américo Ghioldi (Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (Partido Conservador). Incluso se ocupó Radio Mitre para lanzar una proclama dando por muerto al presidente. La planificación del ataque incluyó la participación de comandos civiles armados, lo que subraya la voluntad de imponer por la fuerza un nuevo orden político a costa del terror. Continuidades y sombras Muchos de los nombres detrás del bombardeo volverían a aparecer en los momentos más oscuros de la Argentina del siglo XX. Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes —entonces jóvenes oficiales subordinados al contralmirante Olivieri— ocuparían lugares clave en la represión ilegal durante la última dictadura cívico-militar. Massera fue parte de la Junta Militar, Montes dirigió la ESMA, y Mayorga estuvo vinculado a la Masacre de Trelew. El círculo se cierra con Carlos Guillermo Suárez Mason, prófugo en 1955, represor en 1976, y símbolo de la impunidad institucionalizada durante décadas. Memoria y reparación Durante años, el Bombardeo de Plaza de Mayo fue ocultado o relativizado en la narrativa oficial. Solo a partir de 2005, bajo el impulso del presidente Néstor Kirchner, comenzaron a desarrollarse políticas de memoria, verdad y justicia sobre aquel hecho. En 2008 se inauguró el primer monumento en homenaje a las víctimas. Y un año más tarde, con la ley 26.564, se reconoció el derecho a indemnización de quienes sobrevivieron al ataque. En 2010, el Archivo Nacional de la Memoria publicó una investigación exhaustiva que reconstruyó los sucesos de aquella jornada, con testimonios de sobrevivientes y familiares, y permitió por primera vez dimensionar su verdadero impacto histórico y humano. Un recuerdo que interpela El bombardeo del 16 de junio de 1955 no fue solo un intento de magnicidio. Fue un acto de terrorismo de Estado perpetrado por sectores de las propias Fuerzas Armadas contra su población, en el centro mismo de la capital del país. Setenta años después, el recuerdo de las víctimas exige memoria activa, justicia permanente y el compromiso democrático de que nunca más el poder de las armas se alce sobre la voluntad del pueblo.

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