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  • Tres señales sobre el futuro de la agricultura

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/06/2025 07:01

    La agricultura ocupa un rol central en Osaka 2025 como motor de integración entre medio ambiente, economía y tecnología. REUTERS/Jim Young/File Photo La Expo Mundial Osaka 2025, en curso hasta octubre, se presenta como una de las plataformas globales más relevantes para pensar el futuro de la humanidad desde una perspectiva sostenible. Es organizada por el Bureau International des Expositions (BIE) con la participación de más de 160 países. El evento tiene lugar en Yumeshima, una isla artificial en la bahía de Osaka, en Japón, concebida como un laboratorio viviente para exhibir soluciones innovadoras en salud, energía, movilidad, educación y, especialmente, en agricultura y alimentación sustentable. Osaka 2025 se trata de una vidriera tecnológica porque se presenta como un motor para imaginar nuevos modelos sociales y económicos basados en la sostenibilidad. También funciona como un catalizador para la innovación aplicada en sectores claves de la economía global. Entre los distintos ejes que atraviesan la feria, uno de los más destacados es el protagonismo de la agricultura como campo de innovación sistémica. Lejos de ser tratada como un sector aislado, se la presenta como un espacio de articulación entre medio ambiente, economía, salud y tecnología. A partir de lo observado en la exposición, emergen con claridad tres tendencias centrales. La primera es el peso creciente de la colaboración intersectorial. Gobiernos, universidades, empresas tecnológicas, startups y organizaciones de la sociedad civil convergen para diseñar soluciones colectivas. Esta lógica de ecosistema reemplaza el paradigma de competencia por el de integración, y plantea un nuevo estándar para el desarrollo productivo sostenible. Para el agro, esto implica que los avances, como el caso de los bioinsumos o los drones, requieren estructuras institucionales capaces de escalarlos, acompañarlos y certificarlos. La segunda tendencia es la consolidación de tecnologías con propósito. En Osaka, las innovaciones no se presentan por su sofisticación técnica, sino por su capacidad de resolver desafíos concretos: reducir el uso de recursos naturales, mejorar la salud de los suelos y aumentar la trazabilidad, entre otras cuestiones. Desde Japón se impulsan estos conceptos como "Sociedad 5.0“, donde las soluciones tecnológicas son inclusivas, colaborativas y pensadas desde el impacto social y ambiental. En ese contexto, los desarrollos vinculados a la biotecnología agrícola, la robótica aplicada y los bioinsumos se destacan no como promesas futuras, sino como herramientas operativas para un modelo más eficiente y regenerativo. Por último, la feria plantea una redefinición del rol de la agricultura en la economía global. Ya no se la entiende como una actividad rural o primaria, sino como un sistema de impacto estructural que se cruza con temas como el cambio climático, la alimentación saludable, el comercio internacional y la transición energética. En ese marco, la agricultura regenerativa y el uso de insumos biológicos no sólo ganan legitimidad, sino que se consolidan como ejes estratégicos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La experiencia de Osaka 2025 es más que una vidriera tecnológica: es una brújula. Indica hacia dónde se dirigen las principales economías y cómo se construyen hoy los modelos de producción del mañana. Para los países con fuerte perfil agroindustrial, la señal es clara: la sostenibilidad ya no es una opción reputacional, sino una condición para competir, crecer y permanecer.

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