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» TN corrientes
Fecha: 16/06/2025 06:22
Mundo “Si los iraníes hubieran tenido la bomba nuclear, esto hubiera sido como Hiroshima” Domingo, 15 de junio de 2025 Siete muertos, entre ellos dos niños, 200 heridos y edificios reducidos a ruinas dejó el impacto de dos misiles en un suburbio al sur de la ciudad BAT YAM.- Son las 6 de la tarde. El polvo impregna el aire y el ruido de una enorme topadora que tiene un brazo mecánico, no se detiene. Sigue removiendo bloques de cemento, pedazos de paredes y hierros retorcidos. Decenas de rescatistas con cascos, guantes, borceguíes y chalecos fosforescentes, con rostros agotados, que hablan de espanto, siguen buscando sobrevivientes. Debajo de una carpa, desesperados, familiares sentados en sillas de plástico -mirando sus celulares porque siguen sonando las alarmas y habiendo nuevos ataques-, siguen esperando un milagro. “Fue un golpe muy duro, perdimos a 7 de nuestros residentes, entre los cuales dos niños, tuvimos 200 heridos, 5 graves y aún están tratando de encontrar, debajo de los escombros, a tres personas desaparecidas”, dice a los periodistas Tzivika Brot, alcalde de Bat Yam, suburbio al sur de Tel Aviv que se ha convertido, hasta ahora, en la ciudad que ha pagado más caro la operación León Ascendente lanzada repentinamente el viernes pasado a la madrugada por el premier israelí, Benjamin Netanyahu, contra su enemigo de siempre, Irán. Dos misiles con toneladas de explosivos cayeron en la madrugada de hoy entre dos edificios de esta localidad de 175.000 habitantes, con un 30% de inmigrantes rusos y ucranianos, y causaron una destrucción impresionante. En la zona vallada y repleta de bomberos, policías, personal de defensa civil y de Zaka, el cuerpo que identifica a las víctimas de los desastres, siguen trabajando a todo ritmo. “Vamos a seguir buscando todo el tiempo necesario y siempre con esperanza. Estamos trabajando desde las 2 y media de la mañana, rescatamos con vida a decenas de personas y sabemos que en otras ocasiones ha habido gente que ha sobrevivido durante horas debajo de los escombros”, asegura Daniel Gildor, comandante del batallón de rescate, con su uniforme militar y ojos cansados. “Cuando llegamos, minutos después de impactos terribles, en la madrugada, con diversas unidades de emergencia, la escena era abismal”, describe. Y admite que sí, aunque en otras oportunidades tuvo que enfrentarse a situaciones muy duras, esta vez fue “la más desafiante”. En este barrio humilde, de personas que suelen ir a trabajar a Tel Aviv, donde se entremezclan casas más antiguas, bajas, de tres pisos, con edificios más modernos, parece haber pasado un huracán. Algunas de las casas más viejas tienen techos de tejas derrumbados por la ola expansiva, otras quedaron en pie, pero como simples esqueletos, sin vidrios, estallados en mil pedazos y con las persianas blancas arrancadas, partidas. Desde afuera se pueden imaginar vidas normales de repente sacudidas para siempre: el tendedor con la ropa para secar, libros caídos de las estanterías destrozadas, juguetes, artefactos de cocina. “Hay 75 edificios dañados, de los cuales 25 deberán ser reconstruidos totalmente, pero como sabemos que nuestros enemigos quieren matar a la mayor cantidad de civiles posible, no vamos a deprimirnos ni bajar los brazos. Nuestro espíritu es fuerte y a partir de mañana vamos a ponernos a reconstruir y calculamos que harán falta tres años”, asegura el alcalde, también evidentemente cansado, con chaleco fosforescente y resiliencia. Destaca que el gobierno ya se ocupó de llevar a diversos hoteles a las 250 familias que se quedaron sin una casa habitable y que todos serán ayudados e indemnizados. Más allá de la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa que hasta ahora interceptó el 95% de los misiles y drones lanzados desde Irán, tanto el alcalde como las demás autoridades que hablan con la prensa coinciden en destacar que las 7 personas que aquí murieron es porque no estaban en el momento del impacto de los misiles en un lugar seguro. “En los departamentos del edificio de diez pisos que se derrumbó no había ‘mamad’, la habitación búnker, pero sí pequeños refugios en cada piso y uno más grande subterráneo. Y lo que vimos es que la gente que fue a los refugios se salvó y la que se quedó en su dormitorio o en el living sufrió heridas muy graves o murió”, asegura Brot. Coincide Matanyahu Engelman, controlador estatal y ombudsman de Israel, que también aparece en el lugar. Pero que subraya que, en verdad, el problema es que las casas más viejas, en Israel, no tienen refugios, algo que afecta al 25% de la población. “Sí, si uno sigue las indicaciones del comando central y va al refugio cuando hay alerta no va a pasar nada, eso lo sabemos. Pero, como advertí hace años en un informe, hay que hacer más para que todos tengan un refugio”, dice. Engelman es una de las tantas personalidades del mundo político que, desde la mañana, fueron desfilando en el escenario del ataque hasta ahora más mortífero para transmitir apoyo y solidaridad a una ciudad especialmente afectada y para prometer que la venganza será terrible. Vinieron Netanyahu, el presidente de Israel, Isaac Herzog, el ministro de Seguridad y ultraderechista Itamar Ben-Gvir y diversos diputados de la Knesset. “Irán pagará un precio muy alto por matar deliberadamente a nuestros ciudadanos, mujeres y chicos”, prometió Netanyahu, combativo. Pese a que aquí en la madrugada hubo escenas dantescas, pánico, incendios que arrasaron decenas de coches, la mayor cantidad de muertos en un solo lugar registrados hasta ahora, 200 heridos y aún se buscan desaparecidos, nada de esto ha mermado el respaldo de los israelíes a Netanyahu y a su arriesgada operación León Ascendente, que podría degenerar en un conflicto regional, sino mundial. “Cuando vino Netanyahu los vecinos me pidieron por favor que le dijera que todos lo apoyan y hasta fue aclamado. Todos en Bat Yam, como en resto de Israel, estamos unidos y respaldamos esta operación porque Irán nos quiere destruir; es una cuestión de supervivencia”, asegura el alcalde, que destaca que hasta Occidente respalda ahora a Israel, hasta hace poco aislado y cuestionado por la guerra en Gaza, un tema ahora olvidado, en segundo plano. “Ahora se ve quién está del lado del bien y quién está del lado del mal. Nuestros enemigos tienen como objetivo atacar a los civiles, algo que Israel no hace y esta es una cuestión de valores; hay que terminar con este régimen asesino y vamos a vencer”, asegura el alcalde, que precisa que en su primero mandato fue del Likud (el partido de derecha de Netanyahu) y ahora pasó a ser independiente. Cuando en el desfile de políticos aparece Naftalí Bennet, exprimer ministro y figura de la oposición, es abuco por algunos que comienzan a corear “¡Bibi! ¡Bibi!”. Pero Bennet, reflejando el giro que ha marcado en Israel este nuevo frente de guerra en cuanto al cuestionado Netanyahu, también se suma al coro de voces que ahora lo respaldan. “Tenemos que eliminar la amenaza nuclear iraní, eliminar a los mullah, ya eliminamos a muchos líderes de la Guardia Revolucionaria, toda gente horrible, y derrocar a un régimen violento, radical, corrupto que les hace la vida terrible a los iraníes”, asegura Bennet. “Si no actuamos ahora, el programa nuclear iraní en uno o dos años provocará algo mucho peor de lo que estamos viendo acá. Estos edificios que fueron atacados hubieran sido golpeados por armas nucleares con un efecto mucho más devastador”, advierte. Y va más allá. “Nosotros estamos haciendo el trabajo sucio para el mundo, nosotros somos los que estamos previniendo que Irán tenga una bomba nuclear y estamos previniendo que Irán se vuelva un peligro para el mundo. Si no actuamos ahora, París, Londres y Washington en 2030 podrían recibir un ataque militar. Por eso, mientras nosotros estamos pagando el precio, le pedimos al mundo que ya no nos critique, sino que nos respalde porque estamos haciendo lo correcto”, clama. En la zona, donde el viento levanta polvo y las televisiones israelíes transmiten en directo porque en cualquier momento podrían sacar a alguien de debajo de los escombros, se acercan decenas de vecinos para ver el desastre. Benny Cohen, jubilado de 70 años que vive a 50 metros de donde cayeron los misiles, no oculta su shock. Gesticulando, cuenta una y otra vez el espanto que vivió en la madrugada, y llora. “Eran las dos y media de la mañana y escuché un estruendo terrible. Se movió toda mi casa y como mi hijo, mi nuera y mis tres nietos viven al lado del edificio impactado, enseguida sentí que les podría haber pasado algo y salí corriendo”, relata. “Entonces vi el cielo iluminado como fuego y a las 2.45 de repente escuché un estruendo terrible y llegó otro misil y vi como se derrumbaba el edificio de al lado de donde vive mi hijo”, agrega. “Fue horrible, temblaba todo, el edificio explotó, colapsó, pero, gracias a Dios, logré sacarlos en medio de la oscuridad, los gritos, la tierra y el polvo, pude sacarlos de allí. ¡Ellos, mi hijo, mi nuera y mis nietos, dos mujeres de 8 y 18 años y un nene de 12, sobrevivieron!”, grita, rompiendo en llanto y tomándose la cabeza con las manos. “¡Gracias a Dios!,¡Gracias Dios!”, repite. ¿Apoya la operación contra Irán lanzada por Netanyahu después de todo esto que ha vivido? “Cien por ciento”, contesta Cohen, sin dudarlo. ”Fue muy feo, horrible, pero si los iraníes hubieran tenido la bomba nuclear, esto hubiera sido como Hiroshima, mucho peor”, asegura. Domingo, 15 de junio de 2025
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