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  • ¿Estorba el pasado al presente?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/06/2025 10:46

    «El conocimiento hay que apurarlo todo lo que se pueda», dice Antonio Monterroso, arqueólogo. En la semana en la que en el entorno de la Arruzafilla han aflorado restos de un singular edificio religioso levantado en el siglo VIII sobre los pilares de lo que fue una iglesia visigoda muchos arqueólogos se hacen la misma pregunta: ¿qué va a pasar con todo lo que se ha encontrado y con lo que todavía no se ha excavado? Todos los expertos consultados por este periódico dicen lo mismo: hay que seguir investigando, ampliar las excavaciones. Para Monterroso, lo que parece haber en la zona por donde va la ronda Norte «rellena un vacío histórico muy grande». Se trata, cabe recordar, de un complejo religioso de culto cristiano de época mozárabe, es decir, levantado en tiempos de dominio musulmán y, además, construido con materiales de otro edificio anterior, en este caso, visigodo. Será la administración, en concreto la Junta, la que determine qué va a pasar con esos restos. Hay arqueólogos más optimistas que otros. Monterroso no se moja, pero sí dice que «la pelota de qué se hace con eso no está en las manos de los arqueólogos o de la Universidad. Nosotros no somos urbanistas, esto nos trasciende». El «papelón», reconoce, «corresponde a quienes tienen la gestión de aquello». El ejemplo (malo) de Cercadilla La arqueóloga Camino Fuertes es más pesimista que optimista, quizá porque coordinó, hasta 2018, las excavaciones en el yacimiento de Cercadilla. «Cuando vi lo de la ronda Norte dije: «Cercadilla dos», apunta Fuertes y añade que «Cercadilla no ha tenido problema con su investigación, sino con su conservación, como pasa en la arqueología en Córdoba». Da la sensación o, directamente se saca la conclusión, de que los arqueólogos que trabajan en Córdoba tienen claro que en esta ciudad no se trata a los vestigios de tiempo pasado como se merecen. Monterroso dice, por ejemplo, que no recuerda «una victoria de unos restos frente a una infraestructura» y pone de ejemplo la almunia de la ronda Oeste, que efectivamente se salvó quitando de ahí la carretera, pero que luego no ha sido objetivo de puesta en valor. Excavaciones en Cercadilla. / A. J. González El ejemplo más claro del que puede hablar Fuertes es el de Cercadilla, del cual la mitad se destrozó con la estación y las vías del AVE y la otra mitad se excavó en parte, pero a cada tanto está cubierta de jaramagos. «Aquello es una zona urbana impresionantemente grande, hay cosas que han ido saliendo y sí se han protegido, pero el propio yacimiento, que son casi tres hectáreas, está como está y eso es un vergüenza», denuncia. Excavar todo lo que se pueda Por razones como esta, lo que espera la arqueóloga es que con los restos de la ronda Norte no pase lo de Cercadilla. «Allí hay que excavar para que salga todo y habrá que tomar decisiones. Seguramente saltará la polémica de que la arqueología es el problema y que lo paraliza todo, pero hay que hacerlo», advierte Fuertes, que también añade la necesidad de proteger lo excavado ante las posibles inclemencias meteorológicas, que pueden llevarse «muchas cosas por delante». Por esto, aboga directamente por declararlo Bien de Interés Cultural (BIC), que ya lo dotaría de protección per se. Alberto León, también arqueólogo, habló esta semana con este periódico para decir algo muy similar a lo que señalan otros colegas de profesión en estas páginas. Ahora mismo, sobre lo excavado en la ronda Norte, «tenemos más dudas que certezas» por lo que pide seguir investigando, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de un edificio «con una capacidad excepcional de lectura y comprensión». Suscríbete para seguir leyendo

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