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» Diario Cordoba
Fecha: 15/06/2025 10:46
María Pulido vive en Tenerife, pero mantiene muy vivo su lazo con la provincia de Córdoba, donde tiene profundas raíces que pese a la distancia le recuerdan de dónde viene. Llegó al mundo del cine casi por azar, en su afán de crear historias a través de su pintura y sigue ligada al séptimo arte, haciendo ya sus primeros pinitos como directora. -¿De dónde le viene su atracción por el cine? -La verdad es que yo no acudo al cine, más bien el cine me encuentra a mí. Yo no vengo de una trayectoria de cineasta ni de una fuerte tradición en casa. Vengo de una familia con herencia de pintores y artistas que me refuerzan la parte plástica y es a través de la animación y del estilo de pintura que yo hago, desde la acuarela, donde me di cuenta de que mis imágenes eran de algún modo casi animadas. Es ahí cuando me lanzo al cine por la necesidad de querer contar historias que traspasen la imagen, volviéndola algo más cinético, para construir pequeñas historias. Creo que mi pintura destila ese impulso al movimiento. No di el salto a la fotografía porque no me interesa tanto. Sin embargo, la animación me permite contar historias con voz propia. Yo tengo un estilo personal que puedo trasladar a la pantalla, el cine me da esa libertad, me permite explorar, jugar y probar otro tipo de recursos. -Usted estudió Bellas Artes, ¿ha visto mucho cine? -Por supuesto, me encanta el cine, pero no podría decir que vengo de ahí, que mi vocación venga de ese amor por el cine. No soy una erudita, pero sí muy aficionada, para mí el cine es el arte total en el que convergen todo tipo de mentes creativas y de lenguajes propios desde el arte plástico a la fotografía, la música, la composición, la narrativa o la interpretación. -¿Qué pasos dio para dar el salto de una disciplina a otra? -Pintando me di cuenta de que quería ser animadora, así que me fui a Valencia a estudiar dirección de animación y ahí es donde empecé a meterme de lleno en ese terreno, a trabajar en producciones animadas y también en otras con imagen real como cuando trabajé con Laura Hoffman para Los días azules. -Este año, la película Mariposas Negras, de la que usted ha sido directora de arte, ha obtenido el Goya a Mejor Película de Animación. ¿Cuál es el trabajo en la dirección de arte? -Diría que ser directora de arte en animación es convertir palabras en imágenes. Encontrar el tono, la identidad, el universo propio que requiere la película, un marco donde ser contado, donde se produce la historia. Y así ser vehículo de esa mirada del espectador. -¿Qué supuso para usted ese Goya? -Es un premio que te consolida, afianza tu carrera. Más que un impulso es un absoluto reconocimiento a una trayectoria y por ese lado, puedo estar más contenta porque sí que te hace sentir que las cosas caminan y que hay que seguir adelante -¿Qué recorrido está teniendo la película después del Goya? -Después ganamos el premio Platino y antes habíamos ganado el Gaudí. Ahora mismo, sigue en parrilla de festivales e incluso en salas de cine, lo cual es muy bonito. -¿Cree que el trabajo de dirección de arte es conocido por el gran público? -Yo creo que sí se conoce, pero me da la sensación de que hay un gran desconocimiento sobre el cine de animación en general. Hay veces que se cataloga la animación como género y no es un género es una técnica o lenguaje. Entonces sí que creo que hay que trabajar en divulgación para acercarlo un poco más a la gente que quiere saber cómo se hace una película de animación. -Mariposas negras es una historia dura de mujeres de carne y hueso, que cuenta historias reales. Podría haber sido un documental, ¿qué aporta la animación? -Por un lado, la animación te permite suavizar, que no dulcificar, la historia a través de la pintura y del estilo propio de la película. Las historias eran reales y como historia real era muy cruda. Antes de la película, se había hecho un documental Éxodo climático que nos ayudó a hacer Mariposas negras, a documentarnos y obtener la información necesaria y dar veracidad a la animación. Luego pasa una cosa y es que era prácticamente imposible acompañar a estas mujeres en su periodo de migración, en el antes y el después, en los dos momentos de su vida, en todos los lugares donde viven. Son tres historias en seis lugares diferentes del mundo en pasado y presente, un proyecto de magnitud faraónica que gracias a la animación se puede llevar a término -¿Sigue pintando fuera de su trabajo como cineasta? -Sí y curiosamente pinto lo que no ejerzo, es decir, pinto por gusto y pinto con pasión. Eso no quiere decir que no ponga pasión en mi trabajo, pero digamos que reservo parte de la energía para no perder la magia y el gusto por aquello que me llena que es la pintura, que forma parte de mi identidad. Es algo que no me gustaría perder. De hecho, me gustaría volver a exponer en algún momento. -¿Cómo es esa pintura? -Yo vengo de una pintura figurativa, de una acuarela vaporosa y muy en movimiento. Turner o Monet son una gran fuente de inspiración para mí, pero ahora estoy centrada mucho más en artistas como Matisse, el constructivismo, la Bauhaus, algo de surrealismo tipo Leonora Carrington, esos son los referentes que tengo en este momento. -¿Cuál es su relación con Córdoba y con Pozoblanco, su pueblo natal, ahora que vive en las islas Canarias? -Yo nunca he perdido la relación con mi pueblo, porque mi familia vive ahí, bueno, parte de mi familia, porque tengo familia por toda la provincia y también en la capital. Yo me he criado en el barrio de San Lorenzo y en Pozoblanco, en Priego, tengo familia por esa espina dorsal que atraviesa la provincia. Y para mí fue una sorpresa y un honor que me llamaran para recibir el premio de Cordobesa del Año porque me siento tan de Córdoba, por mucho que viva en Tenerife. Siento que mi raíz está ahí. -¿A quién le gustaría dedicar este premio? Me gustaría dedicarlo a la gente de los pueblos que piensa que por vivir en un pueblo no puede hacer carrera y decirles que sí se puede, que no tener una visión capitalina te ayuda a crecer. -¿En qué anda ahora? -Ahora estoy trabajando en mi propio proyecto, que estoy dirigiendo, un cortometraje de animación que verá la luz a final de año. Lo estoy haciendo con Tinglado Film, la productora de Mariposas negras, y en paralelo estamos llevando también otro largometraje que todavía no puedo comentar, pero que es bastante grande también. -¿Con qué cineastas le gustaría trabajar en algún momento? -Con Pablo Berger, y si hiciera animación, con Isabel Coixet. Además, no me importaría nada, sería un honor volver a trabajar con Laura Hoffman, que me gusta mucho. -¿Y cómo está siendo la experiencia de ser la directora? -Lo estoy disfrutando y sufriendo mucho a la vez. Es un camino irregular, pero rodeada de un buen equipo, la verdad es todo es mucho más fácil de lo que podría ser. La animación es muy lenta y a mí me gusta olfatear un poco y perseguir la inspiración, pero en animación tienes que tener las cosas muy claras para poder llevar a cabo la idea. Está siendo muy interesante y creo que me estoy descubriendo como directora. -¿Cómo se llamará su cortometraje? -Se llamará Tsunami,este sí que lo puedo decir. Suscríbete para seguir leyendo
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