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» Diario Cordoba
Fecha: 15/06/2025 10:19
Concha es viuda, tiene 79 años, vive en Córdoba y sabe lo que es entrar por la puerta de su casa y sentir “miedo”. Vive con uno de sus cuatro hijos, Andrés (de 54 años), que sufre esquizofrenia desde hace 16 años y, periódicamente, una vez al año, tiene una crisis en la que se vuelve violento y la emprende con su madre. Tras su divorcio, Andrés fue diagnosticado de esta grave enfermedad mental, que provoca una mezcla de alucinaciones, ideas delirantes y pensamientos y comportamientos desorganizados. En el caso de Andrés, desde que fue diagnosticado, apenas se relaciona con nadie. A su madre no le habla ni comparte tampoco con ella momentos cotidianos como las horas de las comidas, pero sí la “vigila”, explica Concha. Además, normalmente cuando llega el verano, sufre episodios violentos, en los que comienza a insultarle, gritarle y, en alguna ocasión, ha estado a punto de pegarle, por lo que Concha se encierra en su cuarto y pide ayuda. Este año, sin ir más lejos, Andrés ha estado ingresado unas semanas. También estuvo encarcelado en una ocasión, en la enfermería, por maltratar a su madre. Pero en estos ingresos el equipo médico lo estabiliza y, cuando está recuperado, recibe el alta y vuelve a casa con su madre, quien admite que le da “miedo” quedarse a solas con él. Concha cree que lo más adecuado sería que accediera a un centro especializado para personas con enfermedades mentales. "Sería lo mejor tanto para él como para mí, pero no hay sitio, salvo si lo pagas”, lamenta. Víctimas Concha forma parte de uno de los perfiles mayoritarios entre las personas mayores que sufren violencia: las mujeres. Y, de ellas, las madres con hijos con enfermedades mentales o adicciones. También es frecuente que sean víctimas de abuso o maltrato en la vejez mujeres cuyas parejas sufren deterioro cognitivo o son víctimas de la violencia de género, que muchas de ellas sufren durante décadas sin denunciarlo. Apenas hay datos sobre la lacra de la violencia hacia los mayores, pero la ONU calcula que afecta a uno de cada seis séniors en el mundo. Frente a ello, cada 15 de junio se conmemora el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Una jornada muy necesaria porque se trata de un fenómeno extendido pero muy silenciado. Según los expertos en esta lacra, a los juzgados solo llega la punta del iceberg. Por ejemplo, un estudio elaborado por HelAge International España indica que solo el 4% de los afectados denuncia. Concha, cordobesa de 79 años acogida al programa de Cruz Roja. / CÓRDOBA “La mayoría de casos se producen en el entorno familiar o de cuidados, por lo que el mayor normalmente tiene una gran dependencia física o emocional de la persona que ejerce el abuso o el maltrato, que le hace justificar la violencia, normalizarla y a veces incluso se siente culpable, por eso no lo comenta con nadie, es el maltrato más invisibilizado”, explica Begoña Dorado, referente del programa de mayores y cuidadoras de Cruz Roja. Esta entidad atendió solo en 2024 a 2.232 personas mayores en situación de maltrato, el 85% de ellas mujeres, que son más vulnerables a la violencia si a su vez son migrantes, pertenecen a una minoría religiosa o sufren deterioro cognitivo o aislamiento. Esta combinación de factores representa lo que se conoce como ‘interseccionalidad’ y explica que algunas víctimas sufran una violencia múltiple aún más difícil de detectar. Sensibilización De los casos atendidos por Cruz Roja en el pasado año, el maltrato psicológico fue el más frecuente, seguido por el abandono, el abuso económico y la negligencia. La entidad ha puesto en marcha el proyecto ‘Buen Trato a las Personas Mayores’ –cofinanciado con el 0,7% del IRPF–, destinado precisamente a sensibilizar sobre la importancia de tratar a las personas mayores con el respeto y la dignidad que merecen, desterrando el edadismo y otros posibles abusos o maltratos. Begoña Dorado, referente del programa de mayores y cuidadoras de Cruz Roja, junto con Concha, cordobesa de 79 años. / CÓRDOBA En estas formaciones, como se explican incluso las formas más sutiles de discriminación, más difíciles de detectar y reconocer –como no respetar la decisión del mayor en cuestiones que le afectan, como si vivir solo o en una residencia–, muchos afectados “toman conciencia” de su situación y dan el paso de pedir ayuda, según explica a su vez María Torralbo, responsable provincial del proyecto de mayores de Cruz Roja en Córdoba. Para esta entidad, la sensibilización y el acompañamiento es uno de los pilares fundamentales para erradicar el maltrato. Cruz Roja también facilita teleasistencia a 115.000 personas, entre ellas a la protagonista de este reportaje, Concha, quien afirma sentirse más segura desde que dispone de un móvil con el que puede llamar rápidamente a la entidad si su hijo sufre una crisis y se pone violento. Concha también acude a varios de los talleres que realiza la oenegé en Córdoba, porque en casa “se siente sola” y en “la Cruz Roja se encuentra a gusto, acompañada, y se desahoga”. También recibe la ayuda de un psicólogo de la entidad, que le da “consejos” sobre cómo gestionar la convivencia con su hijo, subraya, agradecida. Suscríbete para seguir leyendo
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