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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/06/2025 08:31
Messi con el trofeo del Mundial de Clubes de la FIFA (AP Foto/Rebecca Blackwell) El primer Messi volaba con la pelota pegada al pie, a tal punto que le generaba admiración a Maradona. El segundo se hizo más cerebral, capaz de tirarse atrás y conducir. Se convirtió en un jugador completo hasta levantar la Copa del Mundo. El último, el actual, apela a la experiencia, elige dónde gambetear y cuándo acelerar. En todas sus versiones, el genio no puede con su genio. Leo compite como un número 1 hasta cuando sabe que no va a ganar. Hace 20 años que es Messi. La diferencia se da en que por primera vez un equipo en el que juega él no es candidato. No le había pasado con la Selección, con Barcelona ni con PSG. En el Mundial de Clubes sabe que va a tratar de estar a la altura. Más aún después de los minutos iniciales del debut, cuando Inter de Miami defendió en modo suicida y lo salvó un Ustari que también parecía el del 2006. El mismo Messi lo confesó, aun cuando suene extraño en su boca: “Es un lindo torneo. Es una ilusión poder jugarlo. Con otra expectativa a cuando estaba en diferentes equipos que me tocó. Pero con ganas de enfrentar a los mejores e intentar hacer un buen papel”. Pese a ese contexto, empujado por su orgullo casi gana el partido en la penúltima jugada. No pudo tener un final feliz porque El Shenawy hizo una atajada que se hizo viral en segundos y la pelota dio en el travesaño. En la acción siguiente, el 10 retrocedió a las corridas en una contra del rival. Todo desemboca en el mismo lugar: a días de cumplir 38 años, Messi ratifica que buscará ser el mejor Messi hasta el último instante. Ir a Miami fue una decisión de vida para él. Quería vivir en Estados Unidos. Siempre se imaginó allí en los últimos años de su carrera. Aun cuando no sospechaba que el Barcelona, o el presidente Laporta en realidad, lo iba a empujar al aeropuerto. Leo se fue llorando del patio de su casa. La escala resultó París, un club con nombres ambiciosos que le sirvió para prepararse para el Mundial, pero un país que también padeció. Se complementó mejor con su amigo Neymar que con su competidor Mbappé. Su familia al final jamás se adaptó. Y él hasta terminó silbado por los hinchas y castigado por los dirigentes después de un viaje... La propuesta de Beckham entonces se convirtió en la mejor salida: un ambiente amigable, la playa, idioma a favor, una liga sin la exigencia de toda su vida. Hasta con la chance de festejar los goles con sus hijos al costado de la cancha. Su mapa futbolístico cambió. Desde ese momento, con el respeto para su nuevo escudo, Inter sería el lugar para entrenarse jugando aunque su competencia de elite sería la Selección. El plan resultó. Su esposa y sus tres chicos se sienten locales. El se mueve con tanta libertad que juega un Mundial de Clubes sin concentrarse en un hotel (los jugadores van y vienen a los partidos desde sus casas) y el lunes piensa volver al Hard Rock con Leandro Paredes para ver a Di María en Benfica-Boca. Tan a gusto está que proyecta renovar el contrato con el Inter y tener el Mundial cerca. Aunque cuando es por los puntos, como describía Fontanarrosa, se ve el brillo asesino en sus ojos. El astro rosarino estuvo cerca de darle el triunfo al Inter Miami en el final del partido (Photo by PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP) El Inter es un equipo que mezcla estrellas como Messi con chicos con el talento de Fede Redondo, el hijo de uno de los mejores 5 de la historia. En la mesa de los grandes, Leo fue el que no jugó con el nombre. El otro que estuvo al nivel fue Ustari. Sacó un penal para dejar con vida al equipo y un par de mano a mano. Busquets, un monstruo en su época dorada, esta vez jugó lejos del manual del volante central que supo representar. Luis Suárez casi hace un golazo, aunque sin el nivel de fuego que lo llevó a seguir los pasos de su admirado Batistuta. Jordi Alba, el lateral socio de Leo, no pudo participar por una lesión muscular. Y Mascherano recién pudo ajustar algunas piezas de su equipo en el segundo tiempo, cuando sacó a Tomás Avilés (el chico ex Racing zafó de la segunda amarilla que mereció), puso al enérgico Chelo Weigandt en el lateral y reubicó a Fray de central, donde metió un cierre perfecto en la última pelota. A Falcón, el central de rulos que pasó por Colo Colo, también le costó el retroceso. De hecho si Al Ahly estaba fino el primer tiempo pudo haber terminado 3-0, mientras Inter achicaba hacia adelante sin perseguir las apariciones de Trezeguet. Y este rival egipcio es el menos difícil en un grupo que comparten con el Porto de Portugal y con Palmeiras, hasta ahora uno de los mejores equipos de la Copa Libertadores. Tan cierto como que en el final casi lo gana el Inter con varias jugadas peligrosas. Messi pateó un tiro libre por afuera de la barrera que todavía hay gente que en la cancha está gritando gol. Leo es un futbolista que educa. Pasa en la Selección, donde es el líder que enseña el camino con sus actos. Fuente de inspiración para los más jóvenes como Mastantuono, que ahora será la nueva estrellita del Real Madrid. Hace varios Mundiales que Messi absorbe la presión de ser el Maradona de esta generación. Y ahora, con el ego totalmente domesticado, es capaz de decirle a Scaloni que él está para salir. Ocurrió el martes pasado contra Colombia en el Monumental. A los 33 minutos del segundo tiempo, por primera vez fue reemplazado con Argentina perdiendo. En la jugada siguiente justo Thiago Almada, el que pudo dejar la cancha si él se quedaba, hizo una jugada fantástica para el 1-1 final. En Inter es complejo porque no existe el funcionamiento que logró el campeón del mundo, ni la jerarquía de sus nombres ni el recambio infernal que volvió a gestionar el entrenador. En Miami tienen que terminar de engranar los Allende, los Cremaschi, entender que el foco está en la MLS y algo más. Messi igual sabe cuál es su rol en cada lugar y lo asume como toda su vida. Así será siempre al final de cuentas. Fue tal cual hace justo 20 años, cuando después de un primer partido de suplente resultó la gran figura del Sub 20 que salió campeón del mundo en Holanda. Cuando se quedó con el trono de Ronaldinho en el Barcelona. O ahora que sigue compitiendo con ese espíritu amateur a sólo un año del que será su sexto Mundial... Ahí está la gran noticia para Argentina: Messi podrá perder el Mundial de Clubes pero no las ganas de competir.
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