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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/06/2025 07:11
Cristina Kirchner en el balcón de su departamento en Monserrat El peronismo dispensa una fascinación histórica por los balcones. De Juan Domingo Perón, quien eligió dar su primer y último discurso (en 1945 y 1974) desde los ventanales de la Casa de Gobierno frente a Plaza de Mayo; hasta Cristina Kirchner, con sus bailes y saludos en el segundo piso del departamento donde espera transitar sus años de condena, en el barrio de Constitución. El balcón le ofrece al líder mostrarse siempre un poco más arriba que el resto, agitar los brazos en alto, con cierto aire de naturalidad. Ni tan lejos, ni tan cerca. La comunicación con sus fieles es piedra angular para una fuerza política que se construyó a base de emocionalidad y relato de persecución. Perón fue preso, derrocado, exiliado durante 18 años y proscripto en 1973, hasta que volvió y murió en el poder. Isabel fue presa. Carlos Menem fue preso. Cristina está por quedar presa. Todos ex presidentes del PJ, en contextos completamente distintos (los últimos dos casos, en democracia), y con un desenlace dispar. La característica inédita en la actualidad es que la causa conocida como “Vialidad”, por corrupción en la obra pública, llegó a la máxima instancia y fue confirmada. La pena está firme, y no hay carriles de apelación en el país. La Corte Suprema, en una decisión que no le convenía ni a los K ni al Gobierno, dictaminó -contra casi todos los pronósticos- en un año electoral. ¿Lo puede hacer? Sí. Punto. Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti La pregunta por estos días es si la inhabilitación para ejercer cargos públicos que pesa sobre Cristina, luego de haber anunciado su intención de ser candidata, es un sacudón capaz de resucitar a su figura y la de un partido que yacía en decadencia. La Libertad Avanza venía cómoda configurando un escenario de competencia contra CFK en la provincia de Buenos Aires, un enemigo funcional, pero ahora está barajando de nuevo. En paralelo, afronta el desafío de las protestas que desplegaron las agrupaciones que respaldan a la ex presidenta, cuyo plato fuerte será este miércoles. Una caravana para acompañar a “la jefa” en su camino hacia Comodoro Py. A no ser que la Justicia resuelva lo contrario, ella se presentará para dar inicio al trámite de arresto. La militancia promete hacer un cordón humano a lo largo de unas 48 cuadras. “Vamos a juntar entre 100 y 130 mil personas”, sostienen en la organización. De ser así, sería un verdadero caos la contención de ese recorrido por el centro de la Ciudad de Buenos Aires. El Ministerio de Seguridad analiza opciones para el operativo, aunque aún faltan detalles del mecanismo de la actividad. “Una vez que tengamos los informes finales, definimos”, concluye un funcionario. Más allá de la espuma de las primeras semanas, en las diversas tribus del peronismo consideran que el liderazgo de Cristina está en declive. Lo dijo Juan Grabois, quien volvió a la sede Matheu y se abrazó con su rival, Sergio Massa: “No habrá 17 de octubre porque eso se da en procesos ascendentes”. La comunión de dirigentes que no se quieren se da como una medida defensiva y en busca del oxígeno perdido entre tanta disputa interna. Militantes en la puerta de la casa de CFK - Foto: Jaime Olivos El otro que regresó al redil fue Guillermo Moreno. El ex secretario de Comercio fue a visitar a la ex presidenta, habló con ella de economía durante 20 minutos y se retiró con ilusión: “Vi a la mejor Cristina”. Contó a sus más cercanos que le hizo acordar a Néstor, en la medida en que escuchaba al resto, no metía más que algún bocadillo. “Antes, ella hablaba primero y nadie se animaba a decir nada. Así se llenó de alcahuetes. La vi distinta”, describió. Las señales de acercamiento no fueron tan amenas con Axel Kicillof. Al gobernador y su entorno le hicieron sentir que el desagrado está vigente el lunes en la sede del PJ. Cuando entró, le entonaron cantitos en contra y en el acto hubo un clima de tensión. A sus colaboradores los trataron como a una mancha venenosa, no les querían ni dar la mano. No hay margen en el Movimiento Derecho al Futuro para despegarse de Cristina hoy. Si bien en las cúpulas de las distintas organizaciones que apoyan a Kicillof se mantiene la intención de plantarse en la mesa de negociación por las listas, las bases conservan una ligazón fuerte con Cristina y pidieron movilizarse. Con lo cual, harán un “esfuerzo” de convocatoria. La Cámpora y los sectores más incondicionales apuestan a convertir el domicilio de CFK en un revival de Puerta de Hierro, la residencia de Perón en Madrid, con su hijo Máximo como el custodio de la llave de ingreso. Es cierto que ella recuperó la centralidad, pero también lo es que su principal arma (una candidatura) le fue arrebatada, y eso la pone en desventaja en cualquier discusión. Por supuesto, conserva capacidad de daño y, acaso, puede acusar a su ex pupilo favorito de “traidor” y desatar tempestades. El plan para sostener viva la “llama” de Cristina implica generar acciones en el tiempo. Esta semana hubo cortes de los accesos, pintadas, vigilia afuera del edificio donde reside. Nadie en los altos mandos se hace cargo de un hecho tan grave como el ingreso y los destrozos en el hall del canal de noticias TN, pero tampoco fue repudiado por Cristina ni por ninguna autoridad partidaria. Eso funciona, en la práctica, como una validación para potenciales ataques y desbordes. La ex presidenta quiere permanecer en el centro de la escena y, quienes la visitaron tras la confirmación de la condena, la ven con “energía” y auguran que estará “activa” en la política. Pese a las sugerencias, descartó irse al sur o a una quinta, y prefiere mantenerse en el epicentro porteño. Se verá qué es lo que define la Justicia. Algunos allegados ya imaginan que puede montarse un pequeño set de TV. Cristina querrá conducir sentada en el living de su casa, y dar arengas desde el balcón. Con una condena a 6 años, el único atajo en el horizonte es un indulto. “Ella no va a querer”, insisten a su lado, porque sería reconocer el delito. Para el peronismo eso no es un tema de discusión ahora, pero no ven allí grandes contradicciones. El razonamiento es el siguiente: si están en condiciones de ganar las elecciones en 2027, entonces están en condiciones también de indultar. Van juntas las dos cosas. Reunión en el Consejo Nacional del PJ El PJ venía discutiendo puertas adentro el método del “dedo”, y esta situación no retrotrae el punto, sino que sólo pone un stand by. La ausencia de Cristina en la boleta le quita al Gobierno un argumento de campaña y le brinda al PJ la posibilidad de ampliar la frontera, según analizan intendentes que apoyan a Kicillof. En la Casa Rosada contemplan cómo se reacomoda el panorama opositor, sin capacidad de intervención. Javier Milei, en medio de una gira en el exterior, casi no se subió a un hecho de alto impacto como la prisión de Cristina. En su ausencia, Victoria Villarruel, de nula relación con el Presidente, ejerció la primera magistratura con bajísimo perfil, aunque el Senado está siendo eje de intrigas y versiones. Hace semanas, la vice cambió a gran parte de su equipo, lo que derivó en el desembarco de una nueva troupe en los pasillos de la Cámara alta. La incorporación más ruidosa fue la de Juan Manuel Gestoso Presas como subdirector general de Auditoría y Control de Gestión. Se trata de un militar retirado del área de inteligencia que fue acusado de ordenar destruir pruebas vinculadas con el esclarecimiento de delitos de lesa humanidad durante la dictadura. Finalmente, fue sobreseído por prescripción de la acción penal. Victoria Villarruel - Gustavo Gavotti “Está llenando el Senado de milicos”, se queja un senador. Otro de los casos, que no aparece en el organigrama del sitio oficial del Senado, es el de Claudio Gallardo, en su rol de Director de Seguridad, quien también reportó en el área de inteligencia militar, donde mantuvo vínculo con César Milani, ex jefe del Ejército de Cristina. Las incorporaciones pusieron en guardia a legisladores que llegan a la paranoia de sentirse espiados. Citan, por caso, consultas que se realizan a sus choferes, sobre movimientos y situaciones. Todo por lo bajo, ninguno hace públicas sus sospechas que, por ahora, son sólo eso. A eso se suma que desde la Dirección de Recursos Humanos, en la que acaba de asumir Alejandra Laura Figini, se citó a reuniones el martes y miércoles pasado a los jefes de despacho. Allí se trataron básicamente dos temas: Cómo implementar la donación de los aumentos de aquéllos senadores que rechazan la suba de sus dietas (hasta ahora lo hicieron 36). No existe un mecanismo para hacerlo y quedó en un limbo la situación de los que renunciaron al incremento. Cuestiones administrativas: desde legajos de empleados incompletos hasta excepciones de agentes de la Cámara que no ponen el “dedo” en el ingreso. En la conversación, se adelantó una idea que despertó recelos por el “exceso de vigilancia”: implementar un servicio en los teléfonos celulares de los empleados (muchos van y vienen a sus provincias) para determinar donde están, es decir, una especie de geo localización. De avanzar, eso promete disparar una fuerte resistencia. Aislada del Gobierno y con vínculo difícil con la oposición, Villarruel busca dirigir con mano de hierro un Senado que le es cada vez más hostil.
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