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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 15/06/2025 03:30
De ANÁLISIS En el programa de televisión “Memoria Frágil” -que se emite todos los sábados a las 20:30 por Canal 9, Litoral y también está disponible en el canal de YouTube (@memoriafragiltv16), se abordó el intento de copamiento de la Comisaría de General Galarza, hecho registrado el 1° de octubre de 1987. A 38 años de ese ataque que sacudió a Entre Ríos, Memoria Frágil recuerda esta historia que conmovió a General Galarza —un pueblo agrícola y apacible— que lo convirtió en el escenario del primer intento de copamiento a una Comisaría durante la democracia entrerriana. Cinco delincuentes fuertemente armados, con inteligencia previa y un plan detallado, buscaron anular la respuesta policial para asaltar el Banco de Entre Ríos en plena fecha de pago estatal. Pero lo que parecía un golpe perfecto se encontró con la determinación del oficial principal Raúl Godoy, jefe de la Comisaría, que resistió en soledad, enfrentó a los atacantes y frustró el plan en un enfrentamiento violento, que dejó heridos y una huella indeleble en la memoria institucional. El testimonio del propio Godoy, junto al de otros protagonistas, reconstruye minuto a minuto una madrugada que puso a prueba la vocación policial, el coraje individual y la fragilidad de los sistemas de seguridad en una época sin celulares, sin cámaras de video y con una comunicación rudimentaria e incluso deficiente. Los testimonios de Roberto Borghello (ex jefe Departamental de Policía de Gualeguay): destacó la falta de comunicación y la valentía de Godoy. Carlos González (sargento de Policía en ese entonces) relató el antecedente de la sospechosa presencia de un Renault 12. Ana María Singuene (esposa de Godoy) recordó la angustia vivida por la incomunicación y las noticias confusas que llegan a su hogar. Cayetano Militello (en ese entonces, subjefe Provincial de la Policía) valoró la profesionalidad en el accionar de Godoy. Claudio González (actual jefe de la Policía) definió como un hecho “inédito e histórico”. Roberto Romani (periodista) señaló la conmoción regional y nacional del caso. Y Davina Godoy (hija de don Raúl y de profesión psicóloga), destacó el cambio de época a diferencia de lo vivido por su padre y en la actualidad la institución policial brinda otro servicio en la contención ante experiencias que pueden ser traumáticas. Como legado, todos coincidirán que el accionar de Godoy “se transformó en un símbolo de vocación policial”, en un compromiso con el deber y la defensa institucional. Que el hecho fue “único en su tipo” en la provincia hasta entonces y marcó un “antes y después” en materia de seguridad y comunicación operativa. El intento de copamiento de la Comisaría de General Galarza Eran no más de las 5 de la madrugada de ese 1° de octubre de 1987 -últimos meses del gobierno de Sergio Montiel-, cuando la Comisaría del tranquilo poblado de General Galarza, en la Provincia de Entre Ríos, fue escenario del primer intento de copamiento a una dependencia policial en la historia democrática de la provincia. Cinco hombres armados, con inusitada violencia y audacia, trataron de ingresar, robar armas y luego asaltar la sede del Banco de Entre Ríos. Pero se encontraron con la férrea firmeza del jefe de la dependencia, el oficial principal Raúl Godoy, quien se transformó en protagonista principal de esta historia. Roberto Borghello (comisario inspector -retirado) “El recuerdo que tengo realmente fue un hecho grave, gravísimo. Fue el primero -tengo entendido-, si mal no recuerdo, de que ocurriera un copamiento a una Comisaría en gobierno democrático. Bueno, para nosotros fue un golpe tremendo. Lo más lamentable que en esa época teníamos éramos falto de comunicación. La Comisaría de Galarza fue aislada por los delincuentes y no pudieron pedir el auxilio o el apoyo inmediato a la Jefatura Departamental donde yo estaba con asiento en Gualeguay. Nosotros nos enteramos a posteriores de haber ocurrido todo este hecho y fue muy lamentable, fue muy lamentable realmente. Pero, por otra parte, y viendo la parte… valga la redundancia, positiva, es que nos sentíamos halagados de tener en la institución y específicamente en la Jefatura Departamental Gualeguay a un hombre con las agallas del principal, en ese entonces era oficial principal, Godoy. Porque realmente todo lo que recibimos nosotros en la Escuela de formación, en la Escuela de Cadete, en lo que hace a estar al servicio de la sociedad, de los bienes y de la integridad física del semejante, este hombre bien que le caló dentro de su corazón, diríamos, esas premisas y se jugó la vida. En esta eventualidad se jugó la vida realmente porque, a pesar de estar en minoría de personal con respeto a los delincuentes, que se trataba de una banda bien organizada, que había planificado perfectamente el copamiento de la Comisaría, días anteriores ya venían trabajando, haciendo inteligencia del lugar… él salió solo de su casa porque vivía con su familia y teniendo ya realmente al personal dos hombres que tenía en la Comisaría estaban reducidos, lo habían reducido. Él enfrentó, él se enfrentó a capa y espada contra los delincuentes jugándose el todo por el todo, jugándose la vida”. Raúl Godoy (comisario general -retirado) “Fue el primer copamiento de una Comisaría en democracia. Algo rarísimo. Les cuento un poquito, yo había sido trasladado a Gualeguay, tenía la jerarquía de oficial principal, y en la Departamental Gualeguay me destinaron a la ciudad de Galarza. Una cuestión estratégica de que me quedaba más cerca para viajar y en esa época no había comunicación directa como las hay ahora… con un colectivo que va a Buenos Aires y pasa por ahí… en ese momento no tenía que manejarme con Paraná si quería viajar. Entonces, ahí me quedaba un poco mejor para trasladarme. Esa fue la idea del del jefe Departamental, el señor Borghello. Y tal es así que una ciudad muy tranquila… toda gente de trabajo, gente que explotaba el agro, la ruralidad, conejos también. En esa época creo que hoy en día ya no se cultiva más ese tema. De un poder adquisitivo medio bien, diríamos, la gente. Y la gente muy acogedora, en el caso mío, que fui del Norte entrerriano, que tenemos otras formas quizás de comer, de manejarnos. Tal es así que, si se dio la situación, porque en esa época yo quiero ponerlo más o menos en contexto de lo que vivíamos en esa época. En esa época los bancos pagaban, si vamos a mi repartición, el Logístico de cada Departamental iba y sacaba la plata en efectivo del banco, y después la distribuía en sobres al personal, lo pagaba cash, diríamos, ¿no? Y los teléfonos no había, no teníamos teléfono celular. La Policía por ahí se manejaba con la radio de mano o la radio… ¿cómo es? … con antena la radio grande. Y los teléfonos eran a través de la compañía entrerriana de teléfono, que había una oficina en cada pueblo, donde uno pedía la conferencia, y se la daba un operador en la oficina. O sea, que yo para comunicarme con otra ciudad de Gualeguay, llamaba a la central que estaba en el pueblo, ahí en Galarza, pedía la conferencia, deme con tal número”. Ana María Singuene (esposa) “Realmente para mí fue muy difícil por la incertidumbre. Porque de repente una mañana, esa mañana comienzan a venir primeramente mi familia cercana, un primo -yo soy hija única-, abrazando a mi mamá con el convencimiento de que Raúl estaba atravesando un momento muy difícil defendiendo su vida y que estaba herido. Porque en aquella época las comunicaciones no eran como ahora. Las comunicaciones, inclusive en el lugar del hecho, estaban cortadas porque él había cortado toda la comunicación con General Galarza, todos los teléfonos estaban cortados. General Galarza, donde ocurrió, estaba aislado totalmente porque habían hecho una inteligencia previa los delincuentes y habían cortado todas las comunicaciones. Así que las únicas versiones que llegaban eran de la gravedad de lo que había pasado; que todavía estaba en una confusión, que había sido un verdadero enfrentamiento sangriento lo que había ocurrido, que eran muchos los delincuentes involucrados y que mi esposo solo les había hecho frente. Entonces, lo que podíamos todos imaginarnos era lo peor. Por supuesto que a mí no me lo decían. Pero, en la radio Colonia, que era la radio uruguaya que se escuchaba en esta zona, que era la sensacionalista de aquella época, además, ya se comentaba que él había perdido su vida”. Los cinco delincuentes que participaron hicieron una meticulosa planificación para el asalto. Habían llegado a General Galarza días antes para realizar inteligencia del lugar, estudiando el movimiento policial de la guardia del banco y la camioneta de la empresa de correo OCA. Entre ellos, había un ciudadano de Galarza que brindó apoyo logístico esencial para asegurar el golpe. Carlos González (sargento ayudante -retirado) “Yo me encontraba en ese momento trabajando en Galarza, cuando quisieron copar la Comisaría. Pero, previamente a esto habían llamado a un vecino unos días antes y a que andaba gente desconocida, en un Renault 12. Y nosotros salimos en un Jeep que teníamos con el principal Godoy, pero no encontramos nada. No vimos nada raro. Y a los 2 o 3 días, esta gente intentó copar la comisaría. Pero, el oficial Godoy intervino y, bueno, los corrió a tiros, es la verdad. No pudieron cometer lo que querían, que era asaltar el asaltar el Banco de Entre Ríos en esa época. Así que, bueno, ese es mi testimonio”. Cayetano Militello (ex subjefe de la Policía de Entre Ríos) “Algo que conmovió a toda la población de la zona y de Entre Ríos y también fuera de la provincia, porque era un hecho inédito. En esa época yo estaba de subjefe de Policía de la provincia y mi actuación fue un poco fue secundaria debido a que el hecho en la intervención del oficial Godoy, que estaba en ese tiempo, con mucha profesionalidad arriesgando su vida, impidió que se terminara de concretar un hecho que ya había comenzado… Este… bueno… después de eso, los delincuentes se dan a la fuga, alcanzan a irse, y son detenidos en el cruce de la Ruta 11 y Diamante. Por supuesto, luego de un trabajo previo del del personal policial porque es muy difícil para la época, porque no había la tecnología que hay ahora, por supuesto. A raíz de eso, se tiene en cuenta el accionar, repito, de Godoy, a quien el Gobierno de la Provincia de ese momento emitió un decreto donde da ese reconocimiento y se lo asciende al grado inmediato superior. Mi actuación fue que en los atributos en compañía de la señora de Godoy. Luego de eso, se hizo la formación en el Patio de Armas de la Jefatura, donde se ejecutó lo que estoy narrando. Así que, bueno, algo positivo en esa época para con no tantos recursos como ahora poder haber aclarado el hecho en la cual nos estamos refiriendo”. Claudio González (jefe de la Policía de Entre Ríos) “A más de tres décadas de un hecho que marcó profundamente la historia institucional de nuestra Fuerza, recordamos con respeto y admiración el accionar ejemplar del entonces oficial principal Raúl Godoy. Durante el copamiento de la Comisaría de General Galarza, el 1° de octubre de 1987. Su valentía y compromiso en un momento crítico impidieron la concreción de un delito mayor, protegiendo no solo a los sus camaradas, sino a la población, poniendo de manifiesto valores en su función policial. Por este acto de arrojo fue merecidamente distinguido con un reconocimiento que fue inédito, histórico, en la vida de la Policía de la Provincia de Entre Ríos”. Roberto Romani (periodista) “Recuerdo aquel episodio, yo estaba trabajando en Radio Gualeguay en el 1987 y, bueno, me acuerdo la conmoción que fue aquel 1° de octubre del ´87 cuando se produjo la toma de la Comisaría de General Galarza. UN hecho que tuvo enorme trascendencia en toda la provincia y el país incluso, imagínense lo que fue en la zona de Galarza, en Lazo, en Aldea Asunción, en Enrique Garbó, en Gualeguay, en todos los lugares próximos a General Galarza, en Mansilla incluso, ¿no? Porque claro, muchos vecinos algo vieron, algo escucharon, algo observaron y después, este, bueno, nos quedamos obviamente fundamentalmente con el testimonio que nos brindó el por entonces oficial principal Raúl Godoy, que era el jefe de la Comisaría de General Galarza. Nosotros a las pocas horas, al otro día, viajamos expresamente, me acuerdo con Reinaldo, fuimos a Galarza a hablar con Raúl Godoy que estaba herido, me acuerdo que caminaba lentamente, estaba herido en una pierna y, bueno, nos contó, los acontecimientos de aquel 1° octubre del del ´87 cuando cinco delincuentes quisieron tomar la comisaría con la particularidad que uno de ellos era nativo de General Galarza y un delincuente que ya tenía antecedentes, ¿no? Bueno, Godoy nos cuenta que reducen a los dos agentes que estaban a cargo de la comisaría y él estaba descansando porque eran las 5 de la madrugada. A él lo van a despertar porque le cuentan que eran pescadores, que iban a Victoria, que le habían robado el auto… esas cosas… pero él lentamente me dice, empezó a desconfiar de ese relato… ya estaba prácticamente en guardia, él tenía una pistola en uno de sus bolsillos, pero bueno, el delincuente sacó una pistola, lo amenazó y cuando él se quiso defender ya le disparó rápidamente. Él se pudo esquivar la bala y rápidamente respondió Godoy y lo hirió de muerte ¿no? Bueno, y él nos contaba que después se ocultó y fue a cargar otra vez la pistola, porque él estaba descansando a poquitos metros de la Comisaría y fue a cargar otra vez la pistola para enfrentarlo. Él sabía que estaba en desventaja, pero bueno, me cuenta en ese momento que los iba a enfrentar nuevamente, pero no hizo falta ¿no? Él se quedó oculto allí, pero casi al amanecer se dio cuenta que los maleantes, entre ellos el que estaba herido, habían huido de General Galarza en dos vehículos. Y es importante también el testimonio del jefe de la Comisaría del Quinto Distrito, que era don Julio Celis en ese momento, que precisamente corren en ayuda. Él venía con ese dato de esos dos autos sospechosos que habían pasado, y llega en el momento para auxiliar y para hacer las primeras curaciones al oficial principal Raúl Godoy ¿no? Este, bueno y rápidamente la noticia llega a la Jefatura Departamental Gualeguay, se comunican todas las Jefaturas de la provincia y son detenidos estos vehículos en las proximidades de la ciudad de Diamante, ¿no?”. La investigación judicial posterior reveló que el objetivo principal era asaltar la entidad crediticia de Galarza, debido a que era fecha de pago de sueldos de reparticiones públicas, y en 1987 no existían cajeros automáticos, por lo que los bancos estaban “repletos de dinero”. El plan de los delincuentes era sofisticado y audaz, con poco margen de error. El objetivo era anular la acción policial copando la Comisaría, aislar comunicacionalmente la ciudad cortando los hilos telefónicos a kilómetros de Galarza y provocar un cortocircuito en el alumbrado eléctrico de la zona céntrica para cortar la luz, entre otros puntos. Roberto Borghello “Apenas nos tomamos conocimiento, nosotros mandamos -obviamente o fuimos nosotros-, yo el detalle no me acuerdo, pero sí, anduvo el personal. Yo era jefe Departamental y tenía que moverme obviamente a la cabeza de todo este operativo. Lo primero que dispuse fue un corte absoluto, un cierre de rutas inmediato en toda la provincia. El cual dio muy buen resultado porque la Policía en general, cosa que ocurre actualmente es así, ante una orden superior en ese sentido y teniendo en cuenta el hecho de la magnitud que tenía éste, todo el mundo sale a la calle y trata de lograr el objetivo. Esto fue logrado realmente en la intersección de la ruta 11, la que viene de Victoria, en la intersección de esa ruta con la otra que va a Villa Libertador General San Martín en el Departamento de Diamante. Obviamente, que fue lamentable porque fue herido, Godoy fue herido también; pero la alegría nuestra del deber cumplido fue de que otros hombres de la institución lograron en tiempo y en forma aprender a estos delincuentes. Y cumplieron condenas efectivas realmente importantes, todos. Así que se hizo justicia”. Raúl Godoy “Cuando salía de la conferencia, me llamaban y me decía, ahí tiene la conferencia… era la comunicación estaba a ese nivel en ese momento. Y le digo porque después, en el desarrollo, hay cosas que se van a basar en esto. Tal vez sí que yo estaba franco acá en Federal. Y tuve que viajar porque el día lunes empezaban los cobros, ¿no? Y los bancos tenían la plata en ese momento, tenían la plata. Y hay un oficial Gaitán, Oscar Gaitán, que estaba en Sauce Luna, que me hizo ´la pierna´ para para viajar desde ahí del cruce a Galarza y tan es así que cuando llegué a Galarza, yo hacía gimnasia, me fui al gimnasio esa tarde, me bañé tranquilo, cenamos y a la madrugada teníamos 2 agentes por guardia. Y en ese caso era Wursten y Collazo, el suboficial Collazo y el agente Wursten, con doble V.. la madrugada fue Collazo y me golpeó la ventana, después yo le voy a mostrar en el la foto donde está, porque teníamos un jefe de la comisaría, teníamos una vivienda destinada para el jefe de policía de ahí en el mismo predio, ¿no? Pegando en el mismo patio había… se dividía por un cerco verde. Y me golpeó la ventana y me dice: hay dos personas que vinieron a hacer una denuncia, que iban a pescar a Nogoyá, los pararon en la entrada de Galarza, los asaltaron, les quitaron el auto. Era un Falcon el auto de ellos -dice- porque como se le llegaron a pie, dos personas habían llegado, y quieren hacer la denuncia. Bueno, sí, le digo… yo de costado. Le digo, ya voy enseguida, atiéndanlos, qué sé yo, si quieren tomar un café o algo. Tal es así que me levanté y no prendí la luz, porque por una cuestión… no sé, probablemente de lo que uno incorpora en la preparación policial, ¿no? Y saqué la pistola… las mantas cuadradas, la cargué abajo para que no haga ruido, esas previsiones que uno toma a raíz de la de las capacitaciones, las instrucciones policiales. Y bueno, tenía un vaquero con, en esa época se usaban tipo manchitas los vaqueros… calcé la pistola en el bolsillo, me cepillé los dientes con la luz que entraba de la luna de por el vitral, era porque era una casa antigua. Y cuando salgo al patio así, estaba todo con la luz de la luna nomás. Y yo tenía entrada por una parte de atrás del edificio, que podía haber entrado por ahí, pero preferí ir por el frente y justamente en el frente, hay como una entrada sobre la calle y después como una veredita que llevaba a las oficinas de guardia, ¿no? Porque estaba el edificio, no en la línea de construcción, sino unos 10-15 metros hacia adentro. Y había uno parado, una persona, varón, que tenía un echarpe así, una gorra, y cuando me vio que yo lo saludo me dice: ¿usted es el comisario? Me dice. Si, yo soy. Dice, le dijo el agente lo que nos había pasado. Sí, le digo, pero no se preocupe. Ahí empezó la charla. No se preocupe porque usted me da los datos y ya cerramos la provincia y no van a poder eludir los controles. Ahora sí que caminamos y en ese momento se me dio por mirar hacia la Comisaría, que tenía las ventanas y estaba en penumbra. Y entonces, ahí ya desconfié en ese momento, y uno piensa a mil. Digo, si yo lo encañono acá y si lo reduzco, y si realmente es una víctima de un robo, estaría cometiendo un error enorme que no lo podría saldar con nada después. Entonces, opté por seguir indagando, charlando… porque… llegamos al porche de la Comisaría estaba el distribuía para un lado una oficina de transacciones ganadera, para enfrente la oficina de guardia, y hacia el fondo era el despacho del jefe de Comisaría, en el caso de mi despacho. Entonces, cuando íbamos a entrar al porche, me dice, los muchachos nos dijeron que lo esperáramos en esta piecita, a la que era la Transacciones Ganaderas. Y le digo, ¿y los muchachos? por ahí están mirando televisión, porque la Comisaría tenía una parte hacia atrás que era una cocina, comedor y que los calabozos estaban juntos y que tenía un televisor y qué sé yo por ahí. Entonces, este, nunca pensé que estaban reducidos ya”. El accionar del oficial Raúl Godoy, que era el jefe de la Comisaría de General Galarza, fue clave para que los visitantes no cumplieran con su plan. Godoy resistió duramente. Hubo gritos, tiros y violencia en cuestión de minutos. Los delincuentes pudieron huir, pero fueron detenidos casi 185 kilómetros después, en proximidades de Diamante. Raúl Godoy “Y cuando fuimos a entrar a la habitación esa que me había dicho, a la oficina, él se cruza por delante y se entra y se va hacia la derecha. Cuando yo piso en el interior, pongo el pie en el interior de la habitación… yo ahí ya estaba seguro que estaba cayendo en un problema grave, ¿no? Entonces, les dije, perdónenme el término, pero voy a usar los términos que usé en ese momento. Le digo: ´ ¿Y ustedes cuánto mierdas son? ´ Le digo así. Y de atrás de la puerta de la izquierda sale, no de un rincón, se aparece un otro tipo con un gamulán así, que levantó un arma larga, una escopeta, y me la pone cerca del del pecho. Entonces, miró así y dije, ahí está acá pensé, ¿no? Y ahí me… ¿Cómo pudo haber sido tan tonto? Pensé que cómo me dejé sorprender, ya me sorprendieron, cómo caí en esta trampa, cómo salgo y porque uno piensa a mil ahí en la Entonces, le digo, pero pensá lo que estás haciendo, es grave. Lo hablé al que me estaba encañonando. Entonces, me dice, levantá las manos o te hago mierda, me dice. Y entonces, le yo trataba de buscar la posibilidad de que cometiera un error para yo poder… y levantar las manos en ese momento, sí, dije, ¿y si levanto las manos? Nadie me va a reprochar nada. Porque fui sorprendido, porque esto y aquello. Pero, entonces, de pronto, otra vez, yo me muero vergüenza… mañana… dejar al pueblo para lo que estoy en manos de estos delincuentes, porque yo no sabía si eran delincuentes comunes o eran insurrectos. Estaban atacando a la Policía. Entonces, opté por seguir adelante, y en ese momento yo digo, tomé la resolución de tirar la moneda hacia arriba que es vida o muerte. Ese es el punto culminante, ¿no? De la decisión. Y le digo, lo volví a… pero es grave, le digo. Y me dice, otra vez, me vuelve a repetir. Y le digo, pero mirá que estás hablando con el que te va a cagar a tiro, los va a cagar a tiro. Así le dije. ¿Viste? Y ahí se enojó, que era lo que yo trataba de hacer, de que se enojó y me empujó con el cañón de la escopeta. Me dice, levantá las manos, te hago mierda, me dice. Claro, yo al sentir la presión de la escopeta ahí supe dónde lo que tenía que hacer, porque en mi niñez, en mi adolescencia, yo practiqué judo. Después, en la Escuela de Policía integraba con el profesor la escuadra de judo de la escuela, Y siempre estuve en actividad física, que es importantísimo estar en actividad física, porque es un seguro de vida. Y entonces hice el giro que se hace en judo… un giro característico, técnico, y donde la escopeta, al girar, la escopeta salta de acá. ¿Me entiende? Entonces hice el movimiento del giro, arranqué… con toda esa conversación ya había ido metiendo la mano al bolsillo. Y yo llevaba la pistola cargada con seguro. Una 11.25, una Ballester Molina. E hice el movimiento, arranqué y giré y él me disparó. ¿No es cierto? Una deflagración más o menos de, no sé, 50 centímetros, porque es una escopeta .16 recortada, con cartucho con munición más gruesa. Tal vez así que en la pared de enfrente dejó un picadillo ahí. Y yo no sabía si me había herido porque era como que me atascó la respiración, como que me había pegado un golpe la escopeta… pero no, no me descompuse. Y fue en eso también que yo le disparé. Y claro, un arma tan grande lo tiró hacia atrás y se ve que tenía los dos martillos levantados de la escopeta porque disparó el otro que me pegó en la pierna. No me quebró, porque picó ahí. Y entonces en eso pienso en el otro que estaba, lo busco y le disparo también y ya le rocé nomás la cabeza porque la munición de la 11-25 no es puntiaguda, no es penetrante, sino, entonces, le hizo un golpe, un roce nomás, que se tiró igual atrás del del mostrador que era de mampara, y en eso… yo salgo al porche y casi pierdo los estribos ahí, porque estaba por disparar hacia adentro por las puertas. También ahí pensé, ¿y si los han puesto a los agentes atados por ahí y los matan? Tan es así que me voy atrás del mástil que estaba antes de llegar al porche y tomé cubierta ahí atrás del porche. Y entonces entré a pensar, que ya les había producido bajas, ya habían podido… entonces que esto no tenía vuelta atrás. Esto era una, o sea, iba a ser sin cuartel pensando que eran insurrectos, que era gente combatiente. Y ahí me di cuenta que teniendo otros cargadores, traje que tenía un solo cargador. Había cometido el grave error de haber llegado con un solo cargador. Y, claro, miré, así estaba la luz de la luna, todo oscuro, oscuro me refiero sin luces, este, la ciudad estaba con la luz de la luna, que era luna llena en ese momento, y enfrente había un estaba descampado ahí, entonces me van a llegar por otro lado, me van a la guardia, si son combatientes, y ya me quedaban cuatro municiones. Entonces, me fui por debajo de las ventanas… eso se llama, ese despliegue se llama combate en localidad. Lo puse en práctica y me fui hasta mi casa. Escuchaba así el que estaba, el herido que patinaba así, diríamos, por el piso, y el otro que tenía el golpe que gritaba tonterías, ¿no? Este, gol, decía gol, qué sé yo, como estaba en un partido de fútbol. Y fui a mi casa, busqué los cargadores”. Ana María Singuene “Fue bastante más tarde cuando él, porque de verdad él estuvo internado perdiendo sangre. Él tuvo, tiene hasta actualmente perdigones en sus piernas que le quedaron de como las esquirlas de las armas de gruesísimo calibre, que le quedaron de como las esquirlas de las armas de gruesísimo calibre que estos delincuentes llevaban. Perdió mucha sangre… pero, bueno, cuando nos reencontramos, como a la semana, cuando lo dan de alta, Por supuesto, ya la alegría de saber que estaba internado, pero fuera de peligro, fue muy importante. También fue para para nosotros importante como familia saber que él no mató a nadie. Simplemente se defendió, pero que no había eso ocasionado víctimas fatales. Y que fue también un alivio para él en primer lugar, porque es una persona defensora acérrima de la vida, no tener que cargar con una cuestión que, aunque sea en defensa propia, no deja de ser una pérdida, ¿no? O sea que, si hacemos un balance hoy en día, creo que fue muy afortunado todo”. El gobierno entrerriano y la Policía decidieron condecorar a Godoy, apodado “El Tigre”. Se le otorgó una distinción “que antes nunca había sido otorgada, por el acto de Arrojo, Heroico y de Valor”. Fue ascendido por mérito extraordinario al grado inmediato de Subcomisario y la Policía le concedió una Medalla de Plata. Godoy continuó su carrera profesional por 30 años, desempeñando diferentes cargos, y llegó a ser subjefe de Policía de la Provincia en 2003 antes de pasar a situación de retiro. Davina Godoy (hija, de profesión psicóloga) “Sí me acuerdo que le hicieron una condecoración, que yo en ese momento por ahí no entendíamos bien qué era, era como una fiesta para mi papá. Y bueno, estaban todas las autoridades, así que bueno, me acuerdo de eso, no me acordaba bien si fue en… yo pensé que era en Casa de Gobierno porque hace tantos años, pero no, papá me dijo que era en Jefatura de provincia, ahí en el patio central habrá sido, pues me acuerdo de ese momento, y nada, fue como súper emocionante, por ahí en ese momento o a esa edad uno no entiende bien qué fue lo que sucedió. Pero, bueno, por suerte mamá es profesora, así que, con sus herramientas, digamos, pudo hacernos comprender, digamos, la situación y que para nosotros sea lo más liviano posible y que podamos disfrutar de esta situación que, bueno, por suerte fue feliz y que también marcó un hito en la vida de mi papá y en la vida de todos, digamos que bueno a partir de este hecho cambia radicalmente la vida de mi papá, la vida profesional y con eso también nuestra vida, en definitiva”. Roberto Romani “Es interesante destacar toda la convulsión que hubo en la zona, y ni qué hablar cuando nosotros pusimos al aire a través de Radio Gualeguay, los detalles de esa toma de la comisaría en General Galarza. Piensen ustedes, una localidad como lo es ahora, absolutamente tranquila donde todos se conocen y estos maleantes habían estado días previos haciendo alguna inteligencia con respecto al móvil de Oca, al movimiento del banco, de la guardia del Banco Entre Ríos, de General Galarza. Pero bueno, felizmente, como decimos, tuvo un final feliz este tremendo hecho policial en Galarza… y bueno, Godoy, Raúl Godoy fue ascendido a raíz de este hecho a subcomisario y me acuerdo que recibió una Medalla al Valor. Por esas cosas de la vida, este, nos hicimos muy amigos ¿no? Por este hecho nos conocimos en un momento tan doloroso y después nos fuimos encontrando y hasta ahora nos hemos encontrado en las calles de Paraná, en Federal, en algunas fiestas, en algunos encuentros culturales, siempre recordamos aquel hecho y que dio motivo a una hermosa amistad con Raúl Godoy… que después, incluso con el tiempo, ascendió en la Policía de Entre Ríos y llegó a ser subjefe de la Policía de Entre Ríos. Con respecto a los a los delincuentes, recordemos que fueron primero conducidos al penal de Gualeguay, después juzgados también en Gualeguay. Recuerdo que fue también un acontecimiento que lo siguió con mucha expectativa a toda la comunidad de Galarza, de Gualeguay, de toda la región, por la repercusión que había alcanzado el hecho ¿no? Y recuerdo que de los cincos algunos cumplieron 5 años de condena y el mayor, el que lo había atacado a Godoy, recibió 18 años de prisión. En definitiva, un hecho que marcó la vida de Raúl Godoy, de aquellos hombres que lo estaban acompañando y que tuvieron sin dudas la rápida reacción y el coraje que amerita un acontecimiento de este tipo para que se lograra no solamente salvar a la Comisaría y a la comunidad de General Galarza, porque el objetivo era robar el banco, ¿no? Decía salvar a la comunidad de General Galarza, sino también que esta rápida reacción y la llegada también de Julio Celis, del Quinto Distrito, permitió que rápidamente la información llegara a la Jefatura de Gualeguay, después por toda la provincia y que se lograra atrapar a los delincuentes. Pero, como digo, un hecho que conmovió a toda la zona y nosotros mismos que le dedicamos recuerdo en la tarea radial muchas horas a este acontecimiento que había alterado la característica de vida pueblerina de General Galarza”. Raúl Godoy “La comisaría, la cuadra de la comisaría tenía una cortada que cortaba la manzana al medio, y al otro lado estaban, después venía la Municipalidad y qué sé yo, y ahí en la esquina también estaba lo que era la parada del colectivo, la terminal. Y entonces por ahí vi que entró alguien que lo el reflejo de las luces como que dieron dio vuelto un auto. Entonces pensé, bueno, refuerzo. Yo jamás, ya en esa altura, yo ya había entrado la persona entra en combate y ya, este, todo lo otro como que no entra, ¿no? Y me fui atrás de entre la Comisaría y la casa del comisario, había una ligustrina bajita, de un metro más o menos, y una churrasquera sin la chimenea. Entonces, ahí me guarecí, me puse a cubierta. Y entonces me sentí seguro porque atrás tenía mi casa, haciendo ´L´ tenía el garaje que era también del jefe de policía, del comisario, y entonces tenía una visión. Y ahí medio me revisé, ya me eché el charco de sangre, pero se había parado la hemorragia, y quedaba así a las 10 la puerta del del porche, no sé, 10 metros o menos de donde yo estaba. Entonces, ahí yo, este, pensé acá los voy a matar a la ´vizcachas´. Porque, claro, yo estaba defendiendo mi vida y era mi cuartel. Yo sabía que ya no tenía vuelta, que tenía que luchar y que me iban a matar. Y entonces, sentí una soledad tremenda ahí. Me sentí muy solo, sabía que iba a morir solo, pero también sabía que ese era el compromiso que yo había hecho al recibirme al jurar como oficial de Policía, ¿no? Y seguí hablarle a mi pistola. Porque uno siempre tiene miedo de que se trabe o le pase algo… Yo ya estaba con toda la munición encima. Y le digo, si vos no me fallás, yo tampoco… íbamos a salir adelante. Y esperé ahí. Por ahí, en esa tremenda soledad, también pensé que si había sido acertado ingresar en la Policía o si había sido un desacierto. Pero… después vuelven, es cuando uno se busca caer, ¿no? Solo. Entonces, nuevamente hay que darse ímpetu, y dice: no, no, yo hice este compromiso y lo voy a llevar hasta las últimas consecuencias”. En marzo de 1988, la Cámara del Crimen de Gualeguay, juzgó y condenó a quienes participaron del intento de copamiento. A Juan Antonio Acosta, que era oriundo de General Galarza y había cometido un homicidio en Campana (Provincia de Buenos Aires), cuando iban rumbo al lugar del intento de copamiento, le dieron 18 años. Miguel Rosales fue sentenciado a 8 años; Rubén Benítez, a 7; y tanto a Horacio Aranda como a Jorge Malvido, le dieron 6 años de cárcel. Raúl Godoy “También eso fue algo que me martirizó mientras esperaba ahí, porque yo decía, o sea, me culpaba si yo no hubiera procedido así… porque yo decía, como no escuché nada de los agentes. Y suponía que eran insurrectos, que era gente de combate, los han pasado por a cuchillo. ¿Viste? Porque no escuché que le dispararan nada, dije yo. Y entonces, me empezó a trabajar eso de que, si se hubiera levantado la mano capaz que no los hubieran matado, decía yo en ese momento, ¿no? O sea, me di mucha… me daba mucho que pensar y culpa también de que si estaba procediendo bien o estaba procediendo mal. Y bueno, tal es así que en eso aparecen, volviendo al relato en general, aparecen los muchachos. Entonces, yo le… cuando lo vi al suboficial, ya prácticamente de día, y vinieron corriendo, y me dice el oficial García, ¿y si yo diría? Dijo te habían matado porque, este, Collazo me dijo que te habían matado, y no sabíamos si todavía estaban acá adentro los tipos o se habían ido, por eso andamos viendo a ver si estaban o no, Este, no, ya se habían ido. Claro, cuando yo vi las luces esas por atrás, era que vinieron con un auto o dos y levantaron y se fueron con los heridos; y con el herido del otro tenía un roce nada más. Y después surge, aparece, y ahí ya empezamos. Se normalizó, ya sabía, yo ya me tranquilicé, sabía que lo que los muchachos estaban bien, que una vez que se terminaron ellos escaparon también por atrás, porque ellos sabían cuando se habían ido. Lo que no sabía o no sé por qué, Collazo, si habían vuelto o por qué estaban, este, como cerciorándose y no llegaba. Bueno, así que nos fijamos la radio, la radio la habían desconectado nomás… no había luz. Entonces habían tirado un… después se supo cuando se hace… otro día se supo que Enersa arregló la luz porque el fusible, porque habían tirado un alambre ahí en las inmediaciones en la plaza que está enfrente y habían cortado esa zona la luz. Y en los teléfonos que eran, por eso le decía, después viene, que eran a cable, habían cortado saliendo de Galarza hacia Gualeguay, habían cortado los hilos, estaban colgando, y para el lado de Nogoyá y Victoria también. Entonces, la ciudad estaba a las 4 de la mañana, estaba aislada. Porque dice la señora que estaba de turno ahí, que llamaron de Gualeguay… llamó a alguien, preguntó una tontería… y luego se interrumpió la conexión. O sea, que estaban bien organizados”. Davina Godoy “Lo bueno que yo veo, a diferencia de aquellas épocas que ha logrado la institución, es que en aquella época los funcionarios que pasaban por este tipo de situaciones traumáticas no tenían la continencia que hoy se intenta dar dentro de las Fuerzas. Hoy por hoy, estamos las personas que trabajamos en salud mental, que justamente una de las finalidades es acompañar a este tipo de situaciones traumáticas que suceden en la diaria de nuestros funcionarios. Entonces, bueno, eso también está, a mí me alegra mucho porque yo viví y acompañé a aquella época donde no había un acompañamiento, papá tuvo estrés postraumático y otras situaciones y bueno, tuvo que superar todas esas situaciones de modo, no es que no acompañado por la institución, pero no era algo que estaba por ahí presente en como una necesidad, que ahora sí. Así que eso me pone muy muy feliz también”. Raúl Godoy “En realidad, este uno se prepara siempre para para proceder, como decimos los policías, o para combatir, como decimos los que por ahí hemos entrenado esos temas, en grupo y con una con una misión X. Por ejemplo, si hay un problema de la índole que sea, va el grupo y con las estrategias y las tácticas que ya tiene para para proceder en tal o cual situación. El tema acá es la sorpresa. La madrugada, todo el mundo duerme… solo… porque esa es la cuestión más grave que me pasó y que jamás pensé que me iba a tocar. Por ahí uno piensa que, a lo mejor, caminando por una calle puede encontrarse con alguien que lo ataque. Pero, es distinto que usted venga a tomar una denuncia y se encuentre con que ya están metidos en la Comisaría, con que le han manejado al personal, y de que lo encañonen con un arma de fuego de ese calibre. Y hay que dar gracias a Dios, la frialdad que tuve para manejarlo, para poder llevarlo a un juego psicológico -diríamos-, hasta hacerlo poner nervioso y yo poder emprender la defensa, ¿no?”. Memoria Frágil: el intento de copamiento de la Comisaría de General Galarza
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