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Concordia » El Heraldo
Fecha: 14/06/2025 20:40
Los movimientos de extrema derecha han incrementado su número tanto en la cantidad de simpatizantes como en los votantes permitiendo así el acceso de los partidos que lo representan a una mayor participación en la vida política de varios países. Incluso gobernar algunos de ellos. Ese crecimiento se fue dando paulatina pero sistemáticamente, en países de Europa, primordialmente, pero también en otras latitudes. En las últimas elecciones alemanas, el 23 de febrero de 2025, el partido ultraderechista Alternativa para Alemania, con posiciones extremistas obtuvo el 20,8% de los votos ubicándose en el segundo lugar después de la coalición de los partidos conservadores Unión Demócrata Cristiana y la Unión Social Cristiana, que ganaron la elección con el 28,6% en la que fue la elección con mayor número de votantes (el 82,5% del padrón) desde la reunificación alemana en 1990. En Alemania, la legislación prohíbe el material pronazi. Sin embargo, la extrema derecha mantiene posturas que en muchos casos son más que veladas alusiones y apoyos neonazis. Algunos de esos grupos tienen posiciones altamente extremas, fundamentalistas, reinstaurando conceptos e intentando reversionar la historia. Internet posibilita la comercialización y difusión de símbolos que expresan una reminiscencia del nazismo. Bernhard Schlink, nació en 1944 en Bielefeld, Renania del Norte -Westfalia, Alemania. Además de escritor, es juez y profesor de la Universidad de Humbodlt, Berlín. Fue conocido por “El lector”, libro publicado en 1995 y que fuera llevado al cine en la película homónima, dirigida por Stephen Daldry en 2008, e interpretada por Kate Winslet, Ralph Fiennes, David Kross y Bruno Ganz. Schlink, en “El lector”, alude a aquellas personas que, involucradas en el horror nazi, inicialmente habían podido eludir la justicia. El libro es la historia de Hanna Schmitz, que había sido guardia de las SS, descubierta su participación en la muerte de mujeres presas, fue llevada a juicio en la década del ´60 y condenada por 15 años. Antes de eso, Michael, un joven, veinte años menor que Hanna se vincula sentimentalmente con ella y en esa relación, a su pedido, le oficia de lector en encuentros, en los que en determinadas circunstancias, abusa de él. Hanna, evidentemente consideraba la relación escucha-lector como un sometimiento opresivo ya que en el campo de concentración elegía a prisioneras enfermas para que le leyeran en voz alta antes de enviarlas a la cámara de gas. La novela evidencia las heridas abiertas (muchas veces nunca cerradas) de la guerra, la permanencia del dolor, las sombras del pasado, los traumas y la esquiva aceptación de la responsabilidad. Y el amor, ese condimento que enmaraña las realidades. En el 2016, entre otros libros de una aquilatada trayectoria, Schlink publica “Mujer bajando una escalera”, un triángulo entre una bella y enigmática mujer, su esposo millonario y el pintor que realiza un retrato de la mujer. Y el protagonista, un abogado que debe arribar a la solución entre el millonario y el artista en una sucesión de contrariedades en la cual el pasado es una olvidada referencia. El último libro de Schlink, “La nieta” publicada en su versión al español en 2024, se involucra con la historia alemana desde antes de la caída del muro de Berlín hasta la actualidad con el auge de la ultra derecha. Al comienzo del libro, Kaspar Wettner, un librero de Berlín encuentra ahogada a Birgit, su mujer, en el baño, posiblemente suicidada. Se habían conocido en 1964, en Berlín oriental, donde residía Birgit. El encuentro se produjo en la Bebelplatz, la plaza tristemente conocida dado que fue el lugar donde las Juventudes Hitlerianas, instigadas por el tenebroso ministro de propaganda Goebbels, el 10 de mayo de 1933 (presagiando el horror del totalitarismo y su desprecio por la cultura) quemaron más de 20.000 libros. Kaspar había llegado de su ciudad natal en la Renania donde habían quedado su padre, pastor protestante y su madre. Vivía en el Berlín occidental y frecuentaba la parte oriental de esa ciudad para involucrarse con chicos y chicas y procurar cursar un par de semestres en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Humboldt. Además, le interesaba recorrer y conocer toda la Alemania, persiguiendo las similitudes de las mitades divididas. Al avanzar en la relación, Kaspar le propone a Birgit, incorporarse a Occidente y ella accede, dejando a su familia del otro lado del muro. Luego de pasar por Praga y Viena, finalmente Birgit llega a Tempelhof, el aeropuerto de Berlín, el 16 de enero de 1965. Los secretos de Birgit, escritora que, al momento de su muerte, tenía pendiente la entrega de un manuscrito de novela a su editor, sorprenden y desconciertan a Kaspar. El borrador de la novela inconclusa, cuyo último párrafo “tú tienes lo que te ha dado un Dios severo”, va a configurar una significación especial en la historia. Ese borrador, una especie de autobiografía, que Kaspar descubre entre los papeles de Birgit, le permite conocer la existencia de una hija, Svenja, que su mujer había tenido con un hombre casado, Leo Wiese y de la cual se desprendió, antes de conocerlo a él. Kaspar se dispone a buscar a la hija de su mujer y la ubica en una zona rural de Sajonia. Svenja está casada con Björn y vive con Sigrun, de 14 años, la hija de ambos. Lo hacen con un espíritu de autosuficiencia, cultivando la tierra y sintiéndose “orgullosos” de ser alemanes. Es una familia que está involucrada con las ideas de extrema derecha alemana, reivindicatoria de la xenofobia y el racismo. El autor, en el marco de la relación que Kaspar intenta establecer con su nieta, alude al negacionismo que la ultra derecha en la familia de Svenja y en particular en la persona de Sigrun mantienen, identificando al Holocausto como una mentira y a “los otros, los extranjeros, los judíos” como enemigos. Pero también es una reflexión profunda respecto a las consecuencias de la reunificación alemana. Que, posiblemente, no fue asimilada convenientemente por algunos en lo que, en su momento, era el Este y en realidad, entienden que fueron subsumidos por el Oeste. Ambos enfoques hacen de “La nieta” un libro de elocuente interés. Respecto a los hechos históricos, ya Alain Resnais con su cortometraje documental, “Noche y niebla” (1956) había aludido al horror, la destrucción y la inhumanidad con escenas que van transmutando edificios inhóspitos, derruidos, desiertos y dominados por la maleza, fotografiados en color en locaciones repletas de, en primer lugar, personas desnudas, enflaquecidas y quebradas y luego cadáveres fotografiados en blanco y negro. Lo más contundente y categórico de lo expuesto es que muchas de las escenas, en las que se ven los cadáveres eran filmaciones en blanco y negro que el propio ejército nazi realizó como documento de la procuración del exterminio organizado. La irracionalidad del negacionismo, que no es exclusivo de la extrema derecha alemana, es una posición irredenta, de fanatismo ilógico, conspiraciones inventadas e irreductibles y cegueras ideológicas y genera hoy, significativa preocupación en varias sociedades contemporáneas.
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