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  • Guía agronómica para lograr altos rindes en la producción de trigo y optimizar su cultivo

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 14/06/2025 18:51

    Numerosos productores optarán por cultivar trigo como estrategia para recuperarse de los severos impactos climáticos que afectaron a los granos gruesos en la campaña 2024/25, dejándolos en una situación crítica. Aunque los márgenes de rentabilidad del cereal no son óptimos, los ingresos que podrían generarse hacia fin de año son clave. A nivel microeconómico, los análisis indican que deberán realizarlo de manera precisa, ya que el trigo se ha vuelto un cultivo costoso y necesita bases sólidas para garantizar su rentabilidad. Para evitar sorpresas desagradables en la cosecha, la primera precaución para quienes estén por sembrar es revisar la disponibilidad de agua en el suelo. Aunque ha llovido considerablemente en otoño, no todas las áreas recibieron la misma cantidad. Por lo tanto, es esencial evaluar cuánta agua se retuvo en el suelo, especialmente en los terrenos con pendiente. En muchas parcelas de la zona núcleo, el primer metro de profundidad se encuentra saturado, pero a mayores profundidades, el suelo está seco y las napas freáticas se encuentran muy por debajo, a tres o cuatro metros. Ante este panorama, será necesario utilizar una herramienta agronómica ancestral: un barreno que alcance al menos los dos metros. Con los resultados obtenidos, se podrá seleccionar adecuadamente los lotes para sembrar. En otras situaciones, se observa lo contrario: abajo de la cobertura de residuos se encuentra barro, y será necesario esperar a que se seque. El siguiente hito en la estrategia para un trigo rentable es el análisis del nivel de nitratos en el suelo. Muchas muestras están arrojando niveles muy por debajo de los históricos: entre 40 y 50 kilos de nitrógeno por hectárea, lo que requerirá dosis significativas de urea para alcanzar los 140-150 kilos necesarios con el fin de obtener entre 50 y 60 quintales de trigo por hectárea. Luego de completar estos pasos, no se debe olvidar la aplicación de fungicidas en la semilla para favorecer el nacimiento de las plántulas. Los técnicos que se enfocan en el cultivo sugieren la incorporación de promotores de crecimiento. Por ejemplo, usar Azospirillum, una bacteria que favorece el crecimiento vegetal y mejora la absorción de nitrógeno, junto con Pseudomonas, que ayuda a combatir microorganismos patógenos y facilita la solubilización del fósforo del suelo. También se recomienda el uso de Trichoderma, un hongo utilizado para el control biológico de enfermedades. La lógica detrás de estas recomendaciones es asegurar que las raíces cuenten con una abundante cantidad de los nutrientes fundamentales para un buen inicio del crecimiento.

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