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Parana » Analisis Litoral
Fecha: 14/06/2025 12:10
Los resultados de las últimas seis elecciones provinciales -Salta, Jujuy, Chaco, San Luis, la ciudad de Buenos Aires y Misiones- no ofrecen certezas, pero sí trazan señales. Una de las más visibles es el avance incipiente de La Libertad Avanza (LLA): gana volumen a nivel nacional, pero aún encuentra dificultades para consolidarse en el territorio. Donde hay desconexión con lo local, crece; donde persisten estructuras tradicionales, su empuje se atenúa. En ese mismo escenario, el ausentismo escaló a niveles históricos y confirma una tendencia de fondo: el sistema político convoca cada vez menos. Y cuando lo hace, es con reglas nuevas. El voto castiga las internas, premia la cercanía y responde más a liderazgos que a sellos partidarios. Las urnas también hablaron del reacomodamiento de las fuerzas tradicionales. Los oficialismos locales sobreviven a fuerza de control territorial; el peronismo oscila entre el derrumbe y los intentos de reconstrucción; y Juntos por el Cambio, cuando logra cohesión, muestra signos vitales. Desempeño de LLA La Libertad Avanza compitió con candidatos propios en cinco de los seis distritos donde se eligieron legisladores provinciales y obtuvo un total de 1,1 millones de votos sobre 3,1 millones de votos emitidos La fuerza de Javier Milei logró establecer un piso competitivo en varios distritos, incluso sin la presencia del Presidente en la boleta. Su buen desempeño, no obstante, se da en las ciudades más densamente pobladas. Todavía le cuesta permear allí donde las estructuras tradicionales conservan poder de fuego. De los 4.285.156 votos emitidos en las provincias relevadas (excluyendo San Luis, por la ausencia de listas con sello nacional, y computando todos los comicios por departamentos en Salta), LLA obtuvo 1.153.761, el 26,92%. Ese rendimiento no supera, aunque por muy poco, al promedio general de los oficialismos provinciales. Los resultados específicos muestran a LLA con un 24,38% en Salta para diputados y 27,63% para senadores; un 19,15% en Jujuy; un 43,99% en Chaco (en alianza con la UCR); un 30,09% en CABA; y un 20,72% en Misiones. En Salta Capital, el partido libertario alcanzó incluso porcentajes mayores: 31,38% y 32,43% para diputados y senadores, respectivamente. “La performance de LLA es significativa si se considera que en 2021 no existía como fuerza territorial. Pero, salvo en CABA, obtuvo menos votos que Milei en las presidenciales de 2023”, advierte Lucas Romero, director de Synopsis Consultores. Para él, eso confirma un “proceso muy lento de construcción territorial”, todavía atado a la ausencia del líder en el plano local. Mariel Fornoni, de Management & Fit, coincide: la fuerza expresa malestar, pero su estructura es “frágil” y sigue “muy dependiente del arrastre presidencial”. Según Mora Jozami, de Casa Tres, el núcleo duro libertario mantiene un perfil homogéneo: “hombres jóvenes, de clase alta, con predominancia en el interior del país”. Pero aún no logra perforar otras capas del electorado. Para Pablo Salinas, el desempeño de LLA es más efectivo en escenarios donde las estructuras tradicionales tienen menor peso. “El ecosistema urbano es más permeable a su mensaje”, resume. Y atribuye esa ventaja a dos factores clave: una mayor conectividad digital y la posibilidad de amplificar su discurso a través de redes sociales, sin necesidad de presencia territorial. Oficialismos La sumatoria de los votos obtenidos por los distintos frentes oficialistas provinciales arroja una cifra contundente: obtuvieron casi el 28% de lossufragios Pese al clima de apatía, cinco de las seis elecciones provinciales analizadas quedaron en manos de oficialismos. No fueron triunfos aplastantes, pero sí lo suficientemente sólidos como para sostener el poder territorial. Sobre un total de 4.285.156 votos emitidos, los oficialismos sumaron 1.194.167, lo que representa un 27,87%. En Salta, el gobernador Gustavo Sáenz -peronista disidente- se impuso en bancas legislativas, pero con un margen estrecho en votos absolutos: menos de 74.000 sufragios lo separaron de la oposición, que ganó en la Capital, el distrito más poblado. En San Luis, Claudio Poggi logró sostener la versión local de JxC y obtuvo un triunfo amplio, imponiéndose en todos los departamentos, salvo en Pringles. En Chaco, Leandro Zdero (UCR) obtuvo un sólido 43,99%, en alianza con LLA. En el otro extremo, en Misiones, el Frente Renovador de la Concordia, con Hugo Passalacqua como candidato y Carlos Rovira como conductor real, ganó con apenas un 27,08%: menos de siete puntos por encima de su principal competidor, una diferencia impensada tras dos décadas de hegemonía La excepción fue la ciudad de Buenos Aires, donde el Pro de Jorge Macri, el jefe de Gobierno porteño, cayó al tercer lugar con apenas el 15,90%, superado por La Libertad Avanza (30,09%) y Unión por la Patria (27,32%). “Los oficialismos provinciales siguen mostrando una fortaleza relativa, sobre todo allí donde hay liderazgo territorial consolidado y control de recursos. Pero las victorias son con márgenes más ajustados”, sostiene Fornoni, quien destaca que el electorado los evalúa con más severidad por el contexto macroeconómico y el impacto del ajuste. Para Romero, los gobernadores están “pagando los platos rotos” de una política nacional que no les pertenece, pero cuyos efectos sufren. Jozami describe el desempeño de los oficialismos locales como una «puja de agendas»: los gobiernos provinciales se impusieron cuando la agenda pública se vinculó con problemas locales, pero «cuando la agenda se nacionalizó, como el caso de la ciudad de Buenos Aires, el oficialismo sufrió un retroceso». Salinas plantea una reflexión para los gobernadores: «¿De qué les sirve facilitar las leyes o los vetos del gobierno cuando en sus propios territorios pierden votos con LLA?». Participación El promedio de asistencia en las elecciones legislativas provinciales de este año muestra una caída de más de 13 puntos respecto a los comicios de 2023. Con un ausentismo promedio del 42,7%, muy por encima del 29,3% registrado en los mismos distritos dos años atrás, la abstención se consolidó como el dato más elocuente del nuevo ciclo. Un grito mudo que atraviesa partidos, geografías y discursos. La participación electoral varió entre provincias. Chaco fue la más afectada (52,1%), seguida por la Ciudad de Buenos Aires (53,35%), Misiones (55,41%), San Luis (56,24% en Pedernera), Salta (62,41% en Capital) y Jujuy (64%). La caída es sostenida y anticipa un cambio de época. Romero señala que en los 80, cuando votar era un acto de reafirmación democrática, la participación era de casi el 90%. “Hoy el sistema ya no produce resultados deseables y no hay costo por no participar”, sostiene. Fornoni diferencia apatía de desafección: define este fenómeno como “una desvinculación creciente”, donde el voto dejó de ser percibido como herramienta de cambio. “Los sectores jóvenes y de menores ingresos priorizan la supervivencia diaria”, advierte. Para Jozami, el desdoblamiento del calendario electoral también incide: “Genera fatiga y una percepción difusa de las funciones de cada cargo”. Salinas completa el diagnóstico: “Los ciudadanos están desencantados con partidos y candidatos por igual. Ven promesas económicas incumplidas y terminan retirándose también del plano local”. Esa retirada, agrega, suele beneficiar a “fuerzas más intensas, con mayor capacidad de movilización”. Peronismo El peronismo fue periférico o estuvo ausente en la mayoría de las elecciones legislativas de este año Las seis elecciones provinciales dejaron un dato ineludible: el Partido Justicialista (PJ) fue periférico o estuvo directamente ausente en la mayoría. En Salta y Jujuy, intervenido por la Justicia, presentó listas sin peso. En Misiones, también intervenido, directamente no jugó. En el departamento salteño de San Martín, por ejemplo, el Frente Justicialista apenas alcanzó el 7,21%. En la Capital salteña, el 6,04%. En Chaco (32,76%) y en el departamento de Pedernera de San Luis (23,98%), quedó segundo, pero lejos del oficialismo ganador. En la ciudad de Buenos Aires, donde proyectaba hacer una elección histórica, no pudo superar a LLA y terminó segundo, con 27,32%. “El peronismo tuvo en 2023 su peor año provincial en términos de gobernadores y no se ve un proceso de recuperación”, afirma Romero. Fornoni lo describe como una “crisis de identidad y representación”: un espacio sin proyecto nacional convocante, con figuras desgastadas y sin recambio. “Ya no alcanza con los aparatos ni con los liderazgos locales”, advierte. En la provincia de Buenos Aires, sin embargo, el panorama es distinto. “La condena a Cristina Kirchner reactivó una narrativa aglutinante”, sostiene Jozami. Para Salinas, la expresidenta conserva un capital simbólico que ningún otro dirigente logró reconstruir: su figura, plantea, “es un motivo de unión que hasta el momento sus dirigentes no han encontrado por la vía de la negociación política”. Juntos por el Cambio El quiebre de la alianza Juntos por el Cambio y la fragmentación de las candidaturas impulsó la derrota en el principal bastión del Pro Juntos por el Cambio demostró que puede seguir siendo competitivo, pero sólo si mantiene la unidad. Donde se fragmentó -como en Salta o CABA- perdió caudal político. En la ciudad, el Pro quedó tercero con 16,23% de los votos positivos y LLA absorbió parte de su electorado. “La cohesión interna y el anclaje territorial son su único capital”, advierte Fornoni. Agrega que el desafío ahora es otro: redefinir su identidad. “¿Será una oposición liberal, moderada o pragmática?”, se pregunta. Esa indefinición complica su capacidad de interpelar a un electorado que también está cambiando. Salinas es menos optimista: no ve espacio hoy para una tercera vía. “Es un sendero de montaña en un país polarizado entre Milei y el anti-Milei”, grafica. Romero describe una «dinámica polarizante, o centrífuga, donde las ofertas ubicadas en los extremos terminan siendo dominantes». Jozami, en cambio, cree que JxC podría recuperar volumen si logra encarnar una opción “de centro, moderada y de gestión”, que recoja el descontento con el estilo del gobierno nacional. Destaca que, aunque el gobierno de Milei conserva apoyo, existen matices; por ejemplo, «seis de cada 10 rechazan las formas del Gobierno Nacional», y la mitad evalúa negativamente su desempeño en corrupción.
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