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» Data Chaco
Fecha: 14/06/2025 10:20
Juan Carlos Tuyaré. Pocos días atrás partió camino a la eternidad Carlos Carossini, a quien definiríamos como un compañero de milicia. La palabra compañero, define a una persona que se acompaña con otra para algún fin; y el término milicia generalmente se utiliza para describir a alguien que comparte una causa o un compromiso común, de manera especial en contextos religiosos o militares. Su aplicación en la iglesia Desde el punto de vista bíblico esa frase, compañeros de milicia, es utilizada por el apóstol Pablo cuando les escribe a los cristianos de Filipo, más recordados como los filipenses; a ellos les dice: "Mas tuve por necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades". Metafóricamente, Carlos encarnaba la figura de Epafrodito, un compañero de milicia siempre dispuesto a colaborar –de distintas maneras- con la expansión del evangelio de Cristo. Poseía una mente brillante y una pluma difícil de igualar. Aún así, casi todos los seres humanos- incluidos nosotros- hemos cometido errores; de los cuales, cuando maduramos espiritualmente, nos arrepentimos y cambiamos. En relación a esta triste realidad humana, dice el texto bíblico que Dios miró al mundo y no encontró a nadie que haga el bien, ni siquiera uno. Todos hemos cometido errores Literalmente dice: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de víboras hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos." Sumado a los errores cometidos por las personas, y dentro del mismo contexto, agregamos el uso del poder no conforme a ciencia. Cuando hablamos de poder, nos referimos a alguien que tiene la facultad o potencia de hacer algo -bueno o malo- que beneficia a algunos, pero perjudica a otros. Mano de hierro En algún momento de su transitar por la tierra Carlos tuvo poder, ese poder que proviene de ejercer el rol de funcionario público; algo momentáneo, que tiene fecha de vencimiento y que algunos se sobrepasan en su uso y terminan presos, pero no fue su caso. Los que por décadas hemos caminado por la ruta de los medios de comunicación, conocimos su mano de hierro sobre nuestras espaldas. Pero Carlos, como muchos otros, en un momento especial de su vida se encontró con Dios, y tuvo una conversión que lo trasformó en su siervo, y le fue fiel hasta su último día. Eso es lo maravilloso, dijo en cierta ocasión un ciego de nacimiento, cuando un grupo de incrédulos se negaba a aceptar el milagro que Jesús había hecho al devolverle la vista. El ex ciego manifestó: "Lo maravilloso es que ustedes no creen en el poder de Jesús, pero una cosa se, que antes era ciego, y ahora veo." Compañeros de milicia Nosotros podemos decir lo mismo que el ciego, es maravilloso el poder de Dios para trasformar la vida de quienes pueden creer; Carlos creyó, y Dios lo trasformó. Y es para nosotros un verdadero privilegio el haber sido sus compañeros de milicia. Hemos viajado juntos al interior del Chaco, llevando donaciones que a pesar de su estrechez económica, el mismo se encargó de conseguir para los que menos tienen. Ese es el poder que predicamos, que Dios no tiene límites humanos y puede transformar positivamente la vida de todo aquel que solamente se anime a creer. El poder en manos humanas es una cosa, y otra muy distinta el poder en manos de Dios. Por lo general el poder humano pervierte a quien lo ostenta, mientras que el poder de Dios transforma vidas. A propósito de ello, en referencia al testimonio de vida de las personas, el apóstol Pablo, el hombre más destacado del cristianismo después de Jesús, señaló que todavía no había alcanzado la perfección, pero iba en busca de ella. Las cosas viejas quedan atrás y ahora son hechas nuevas. Existe el dicho popular "todos tienen un muerto en el placard" haciendo referencia a que toda persona tiene secretos que prefiere no revelar. Metafóricamente significa que nadie es completamente transparente y que todos guardan algo que no quieren que salga a la luz. Es, en definitiva el dicho, una expresión vulgar que define la idea que la privacidad y los secretos forman parte de la experiencia humana. Algunos cargan toda la vida con ese tipo de experiencias; otros, como Carlos, deciden entregarlas a Dios, e iniciar una nueva vida.
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